Capítulo 1

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—Nos vemos pronto, Kara.

—Lo mismo digo, Barry.

Por fin habíamos terminado la misión más extensa e intensa que había vivido en mi vida. El alienígena, con el nombre específico 'Cambia-formas', no paraba de causar terror entre varios mundos hasta que Flash se topó con él.

Estaba en mi apartamento tomando café con Lena. Recuerdo que nos levantamos para despedirnos, pero Lena se puso un poco seria. Me dijo que me quería decir algo importante cuando, de repente, un aura rara detrás de la pelinegra apareció de la nada y cogí a Lena asustada para que se pusiera detrás mía. Y ahí apareció Barry. Entonces entendí que era un portal. Vino hacia mí, un poco alterado, me pidió ayuda sin dar explicaciones y cogió mi brazo. No paraba de decir que necesitaba a Supergirl y asentí. Volví mi vista hacia atrás mientras caminaba hacia el portal y Lena me saludó con un rostro triste. Moví mis labios y dije que lo sentía y ella asintió. Y aquí estoy. O estaba porque era hora de volver a mi cama.

Quería regresar a mi apartamento por el pequeño portal que me ofrecería Cisco y Flash en la pequeña fábrica que se hospedaban temporalmente. Y digo Cisco porque creó una gran máquina donde podía crear pequeños portales y Flash solo tenía que correr para crear energía para viajar por los mundos.

—Oye, Kara, una pregunta antes de irte... —asentí—. ¿Lena sabe que eres Supergirl?

Me quedé mirándolo, frunciendo el ceño y tratando de averiguar a que se refería. Miré a un lado y al otro. De mi rostro serio cambió a uno de asombro y asustada. Me di cuenta de que el rostro de Lena al despedirme no era ni de asustada ni triste. Estaba frunciendo el ceño porque seguramente se estaría preguntando que cojones acababa de pasar en ese momento. Y creo que es lo normal. Entre que Barry viene, que necesitaba a Supergirl y que me iba por un portal como si lo hubiera cogido muchas veces...

—Hostias, no me jodas —dije al fin mirando la máquina—. Lena acaba de descubrir que soy Supergirl. Tengo que volver. ¡Ya! ¡Barry, corre y rápido!

—Espera, Kara... Esto es un prototipo. Hay que hacerlo despacio, o sino podrías acabar...

—Barry, no tengo tiempo —miré a Cisco—, hazlo rápido, por favor —elevé la voz.

Los dos se miraron y asintieron. Se pusieron manos a la obra. Cisco conectó la máquina y Flash empezó a mover sus piernas como en una especie de cinta de correr. Se veía electricidad, la máquina empezaba hacer ruidos y se empezaba a mover ligeramente como si fuera a explotar. Vi como el aura se abría, no me lo pensé dos veces y volé hacia ella.

—¡Kara! —dijo Barry ralentizando el ritmo—¡Espera, todavía no...!

Es lo último que escuché nada más cruzar el portal. Miré hacia mi alrededor y me di cuenta de que estaba muy a las a fueras de National City. Entonces alcé la vista al cielo y partí para mi apartamento.

Empezó a llover y la verdad es que no me desagrada. Me encantaba el aroma que dejaba la lluvia, el tierno frío de la pequeña ciudad y el silencio que...

—¿Por qué hay tanto silencio? —dije pasando por diversos edificios.

Miré hacia mi alrededor. No había tanta gente paseando de noche, ni perros ladrando y tampoco tantas sirenas de policía. Parecía un pueblo pequeño en vez de una ciudad a lo grande. Parecía que todo el mundo estaba descansando. No le di mucha importancia así que me dirigí hacia mi apartamento con la esperanza de que Lena todavía estuviera ahí para darle alguna explicación. Aterricé en la puerta y me abrí paso. Nada más estar frente a mi puerta, suspiré y apoyé mi mano en el pomo. Antes de abrir, puse mi oreja en la puerta para ver si escuchaba algo. Pero luego me di cuenta de que era un poco idiota teniendo super oído y me di un tortazo en la frente. Aun así, no escuché nada. Volteé el pomo de la puerta y entré decidida.

—Pero... ¿qué es todo esto...? —susurré viendo que todo estaba tapado, con cajas de cartones y las cortinas echadas.

Me adentré y caminé hacia el pequeño salón. Estaban casi todas las fotos y cuadros de mi familia agrupadas en el sofá. Cogí una foto en el que salíamos Alex y yo haciendo el tonto y le di la vuelta. Me sorprendí lo que estaba escrito en el reverso de la foto: 'Te echo de menos'. Coloqué otra vez la foto en su sitio y me dirigí a la pequeña cocina. Abrí la nevera, estaba apagada y vacía. Me resultaba todo tan siniestro que me dispuse a encender la luz de una vez, pero no había corriente o eso me hizo parecer, porque al darle al interruptor, las luces no funcionaban. Usé mi visión de rayos X para ver si encontraba algo fuera de lo normal, pero nada. Entonces me dirigí hacia mi cuarto. Abrí la puerta despacio, e ingenua de mí, intenté encender la luz.

—Kara, a veces pienso que eres un poco tonta... —susurré con rabia abriendo la puerta de par en par.

Miré hacia el frente, y para mi sorpresa, estaba todo recogido y muy bien ordenado. Como si ningún alma viviera en esta habitación. Y me acuerdo muy bien que no lo dejé así... Caminé entre la oscuridad dando pequeños pasos hacia el armario, lo abrí de par en par y me encontré con muchas cajas. Cogí una de ellas, la que más me llamó la atención y lo puse encima de la cama. En el centro de la caja estaba mi símbolo. La S que todos decían. Me dispuse abrirla hasta que escuché la puerta principal abriéndose.

—¿¡Hay alguien ahí!? —gritó una voz familiar.

Supercorp | Otro mundoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora