Epílogo

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Tres años después.

Aterricé pasando por el agujero grande que estaba en el techo del banco.

—¿Quién de vosotros está atormentando la ciudad? —vacilé con una sonrisa.

—Supergirl —respondió el marciano blanco—. Te voy a matar —vino hacia mi.

—Si quieres pelea, lo vas a tener.

Ya me enfrenté a uno de estos y no me resultaba difícil. Tras una larga pelea, eché su cuerpo abajo y lo até con las esposas anti-aliens. Lo llevé directamente al DEO. Esta vez lo llevaron de vuelta a su planeta, exiliado, ya que no podía estar en la Tierra nunca más.

—Oye, rubia —apareció Alex con un vestido precioso ceñido —como no salgas de aquí vas a llegar tarde —miró su reloj—. Ve a cambiarte, Kara Danvers, o Lena te matará —sonrió y asentí—. Nosotros te esperaremos allí. Y nada de súper traje. Los agentes del DEO se ocuparán hoy si hay algo.

Salí de ahí para ir directamente al apartamento. De camino encontré a una niña y su madre en apuros, siendo amenazada por alienígenas de aspecto fuertes. Sé que se encargarían los del DEO, pero por una misión más, no iba a pasar nada. Me enfrenté a ellos, realmente no eran una amenaza, e hice que se fueran. La pequeña me lo agradeció dándome un fuerte abrazo.
Llegué a mi antiguo apartamento en cuestión de segundos. Me duché y me cambié rápidamente. Miré la hora. “Mierda, voy a llegar tarde. No puedo coger el coche, tardaré mucho”, pensé mientras ideaba un plan. Decidí volar hacia las afueras de Midvale, dónde seguramente me estarían esperando todos. Aterricé un poco a fueras de la mansión que la compañía de Lena construyó hace meses atrás. Llegando, vi a casi todos de pie en la puerta y aplaudieron nada más notar mi presencia.

—Sabía que iba a pasar algo —dijo Alex arreglandome el vestido—. Eres un caso, hermanita.

—No fue mi culpa —espeté con una sonrisa.

—Menos mal que has llegado justo a tiempo. Venga... ¿estás lista? —Alex hizo un gesto de que todos entraran.

—Estoy nerviosa —suspiré unas cuantas veces. Vi que todos ya habían entrado.

—Vaya, la súper heroína nerviosa, guardaré este momento en mi memoria para recordártelo siempre —rió y me sujetó el brazo—. Venga, te está esperando —musitó y asentí.

Fuimos hacia la puerta y respiré hondo. Antes de entrar, Alex me quitó las gafas para parecer más sexy. Con los nervios a flor de piel, abrí la puerta. El pasillo era largo, donde el pequeño grupo estaban a un lado de pie y con sonrisas.
Y allí estaba ella, al fondo del pasillo. Lena Luthor. Preciosa con su traje blanco. Volteó y amplió su sonrisa al verme.
Alex y yo nos adentramos. Sonó música, aunque no escuché el tema. Estaba centrada en llegar hasta ella.
Mi hermana me dejó al lado de ella, me besó la mejilla y se retiró con los demás. Lena me miró y sujetó mi mano.

—Puntual —musitó esbozando una sonrisa.

Sí. Me iba a casar. Y eso sí que no estaba en mis planes ni en los de Lena. Todos sabían que Lena Luthor y Kara Danvers iban a ser mujer y mujer dentro de poco, pero el secreto de Supergirl todavía estaba guardado. Y esta boda fue más bien sin querer.
Hace un año, después de mudarnos juntas, salimos un rato al pub. Ella andaba un poco bebida y yo igual tras celebrar su éxito con las ganancias de L-Corp. La nueva tecnología que prestaba Lena era de la mejor calidad y varias empresas estaban interesadas en ella gracias al artículo que escribí. Todos sabían nuestro pequeño romance, y no nos íbamos a ocultar.
Volvimos a nuestra pequeña casa. Entre risas y bromas, hicimos el amor como si no hubiera un mañana.

Supercorp | Otro mundoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora