Un Día Inusual

686 59 21
                                    

Martes, uno de los días más agotador que ha tenido sin duda. Se vio obligado a despertar temprano para luego salir sin siquiera tener tiempo para desayunar, y así continuar con sus trámites documentarios en cuanto a su matrícula en la universidad.

A pesar de que había superado a muchos en el examen de admisión aún tenía que presentar algunas autorizaciones y corregir algunos errores en cuando a su tutoría. Y todo ese papeleo lo dejó agotado.

Mientras distingue a lo lejos la parte comercial de la ciudad no puedo evitar el sentir hambre, así que decide entrar a un Restaurant conocido y el cual ya ha visitado más de una vez. Mientras mira el reloj en su muñeca no puede creer que sólo le falte 1 hora para que inicie su jornada laboral. Y aunque está cansado, se dice a si mismo que no puede faltar de nuevo a su turno de la tarde, de lo contrario lo descontarían de su sueldo, y no se puede permitir eso o de lo contrario se vería en la obligación de comer sopa instantánea por unas cuantas semanas.

Mientras está al frente de la recepción su celular empieza a reproducir esa canción tan pegajosa que antes le parecía tan genial y que eligió como tono de llamada para luego de tantas veces escucharlo se cansara de esta.

-Diga- responde con una voz neutral y con algo de prisa.

Se escucha una risa por el otro lado de la línea, - Hombre! ¿Por qué tan serio?-Era Shorter, el único amigo que tiene desde su llegada a Japón. -Te ves como si te hubieran apedreado- concluye mientras ríe sin descaro alguno.

-Eres un maldito acosador- dice divertido y gira para así divisar a Shorter apoyado en un poste al otro lado de la pista mientras este lo saluda agitando la mano, -deja de hacerte el tonto y ven aquí, tengo hambre.

Ash se siente cómodo con él, siente que no tiene que fingir a su alrededor y lo considera como igual. Aunque su encuentro no fue el mejor, sin duda ahora son casi como hermanos.

Era el primer día en que empezaba a trabajar en aquel café, pues la jefa casi al instante lo contrato al ver su apariencia y le ofreció una buena paga. El trabajo era simple, saludar amablemente a los que ingresaban, tomar nota de lo ordenaran y llevar lo pedido a la persona que lo solicitó. Más simple no podía ser, y él se sentía con mucha suerte al encontrar ese sencillo trabajo.

Sin embargo, no esperó que llegado el medio día el lugar se vea repleto y muchas ordenes inundaran la cocina, mientras el lugar olía con demasía a café, Ash empezaba a marearse; las distintas órdenes de los clientes, las voces de las chicas mientras reían en un vago intento por llamar su atención y el hablar del idioma tan rápido simplemente lo desconcertaban.

Así, mientras llevaba una orden de Expreso por quinta vez a un grupo de chicas sentadas en una de las mesas ubicada en la acera del local, tropezó descuidadamente haciendo que el Expreso se derramara sobre un transeúnte que sólo caminaba por ahí.

Apenado, Ash se disculpó, claramente hablando en Inglés producto de la impresión, sin duda subestimó al trabajo que se realizaba en ese lugar. 

-Descuida, descuida- dice el joven que luce un mohicano teñido de color morado. "Ridículo", pensó Ash. -Niño, te ves cansado, ¿Estás bien?- pregunta con verdadero interés.

-Sí, lo estoy. – se limita a decir mientras siente como sus mejillas se colorean un poco, y piensa que es lo más vergonzoso y tonto que le ha llegado a pasar. Aquel sujeto lo está tratando como un niño. – pagaré por el lavado.

-No, de eso nada- dice el joven mientras sacude la cabeza de un lado a otro mientras pasa una servilleta por la mancha de café en su playera.

Ash apunto de replicar es interrumpido por la voz de su jefa. Y mientras se retira logra decir al joven que le invitará una taza de café en forma de disculpa.

CAFÉDonde viven las historias. Descúbrelo ahora