•|THE BLOOD PALACE|•

6/Capitulo

Tal vez no han sido los mejores días, pero al menos no he tenido que soportar con un drogadicto que abusaba de mí cada vez que se le viniera en gana.

Me he enterado de varias cosas, Eliot y Taylor son hermanos, y algo que todavía falla es identificarlos. Sería fácil si algunos de los dos tuviera alguna diferencia física, pero son demasiado parecidos, ojos azules, pelo negro, piel trigueña, pero la única diferencia que podría ser interesante de ambos, es su forma de hablar. Taylor, es muy delicado a la hora de expresarce con una persona, su voz no es dura y ronca como la de Eliot.

Aiden es un tipo prepotente, engreído y orgulloso, mira a todos con superioridad, creyendose la gran mierda. Trato todos los días de comprender su forma de tratarme. Con indiferencia, como si no le importara en lo absoluto mi presencia en esta mansión.

Literalmente le puedo estar pisando sus narices y ni se percata de mis duros pasos, me pone totalmente de mal genio su pecima actitud.

Y lo que no entiendo es el porque de estar aquí, se perfectamente que no he logrado encontrar una salida, no la hay, todas las puertas que pueden conyevar a mi libertad, tienen candado y  la llave mantiene en el cuello de Taylor como una cadena.

No salgo de aquí o al menos no de la gran mansión que me rodea, he conocido su gran parte pero hay una en concreto que no he podido visitar.

Una pequeña puerta blanca, fácilmente puedo pasar por ella pero no creo que alguno de los jóvenes que viven aquí puedan. No encuentro alguna ventana por donde pueda ver lo que contiene.

Escucho voces en la cocina, me dirijo a ésta y me escabullo por de bajo de la gran mesa, miro a los 5 chicos que se miran entre sí con cara de total incredulidad. Aiden por su parte sonríe de lado, su cabello rubio está desordenado y sus ojos brillan como la luna, lo admito, es hermoso.

—¡¿Acaso estás demente?!— habla Taylor con gran rudeza mirando a Aiden con enfado— ¡Aiden! Por los Dioses, recapasita no puedes meterte con Elian. Sabes de lo que es capaz, sabes de lo que está echo, a las cientos de personas que se a llevado por delante, por el insignificante hecho de sacar tu cólera. El pueblo y la humanidad entero no sabe lo que se les viene en cima, estás desatando una era sangrienta que ya había quedado en el pasado—.

Aiden ríe y por su expresión se que lo que recito el peli negro, no le quedó claro.

— ¿Cuál era?, esa en la que nos tenían como esclavos en el infierno, donde nos trataban como ratas, donde no les importó en lo absoluto nuestra salud física y mental. Taylor, que te quede claro algo. Si tú no eres capaz de revivir el pasado, estás perdido, un pasado que por mucho que me duela, está y estará por siempre conmigo y todos los que hicieron parte de él, en eso viene incluida Ancel—: Soy su líder, y sí; voy a desatar esa era sangrienta que nos costó esconder, si queremos el bienestar de ella y el de todos, es lo mejor—.

La frialdad de su mirada hace que mi cuerpo se estremesca. Lo que no esperaba era que su mirada azulada conectará con la mía, el me mira con cautela mientras yo trato de no temblar.

—¡Tu!¿Que haces ahí?— ya son cuatro pares de ojos sobre mí.

—M-mi...cadena...la he perdido— río torpemente, sonrío forzadamente.

—¿Y la encontraste?.—dice una voz femenina detrás de mí. Volteo mi cabeza y encuentro a una chica de pelo corto, ojos negros y...su piel tan blanca que me ciega tan solo al verla.

Miro sus profundos ojos y es como si una clase de tornado estuviera en ellos, su mirada retadora y fría me recordaba a Aiden. Mi cabeza se ladea un poco y es cuando retiro mi mirada de la suya.

—Mmm...si.— salgo y los enfrento me veo insignificante al lado de ellos, todos tan...perfectos.

—La curiosidad te llevará al borde del abismo, Abigail.— Erik me mira con severidad, y por un momento lo siento tan cercano. Su mirada me envuelve y hace que mis ojos se llenen de lágrimas.

No sé qué me pasa, me siento más liviana, cómo si un gran peso se haya retirada totalmente de mis hombros.

En un momento todo se oscurece, pero yo soy parte de esa oscuridad, abro mis ojos y veo una pequeña ventana, no tan lejos. Camino hacia ella, y cuando estoy cerca puedo ver movimiento a través de esta.

Cuando estoy en frente, veo a una pequeña niña de
Pelo carmesí y ojos cafés, son grandes y muy hermosos. No pasa de los 8 años, a su lado estaba un chico que al parecer tiene 12, sus ojos azules y pelo negro se me hacen curiosamente conocidos.

Erik...

—La curiosidad te llevará al borde del abismo, Ali.—

Abro mis ojos y recuerdo las palabras pronunciadas por Erik hace unos segundos.

Mierda.

La ventana se aleja al igual que la oscuridad.

Vuelvo a la realidad, con la respiración pesada.

—¡Erik!.— Mi grito alarmado me sorprende, pero su nombre salió de mi boca con naturalidad. El chico que fue mencionado apareció agitado en el umbral de la puerta, el me mira con preocupación y camina hacia mí a grandes y pesados pasos.

—¿Estas bien?, escuché que gritaste...— lo miro y no puedo evitar sentir nerviosismo, tal vez es por su torso desnudo y su cabello mojado y desordenado, las gotas de agua que caían de su cuerpo lo hacían ver mucho más atractivo.

—Yo...lo siento, no sabía que estabas ocupado...yo.—

—No te preocupes.— el me sonríe con tranquilidad, pero después de un momento de a ver inspeccionado mi rostro su preocupación es palpitable.

—¿Por qué estabas llorando  y gritaste mi nombre de esa forma?.— mi corazón se acelera a cantidades.

Yo me quedé en silencio, repasando en mí mente de que forma se lo diría.

El...el estaba en ese jardín con esa pequeña Ali, cuando él pronunció ese nombre sentí que esa chiquita era yo pero era totalmente imposible. Lo miro a los ojos y veo un brillo particular en ellos, eran tan atrapantes.

—Abigail..¿Que sucede?.— yo doy una respiración profunda y lo suelto:

—No lo sé...tuve un sueño extraño...y tú... tú aparecías en el.— el mira al suelo y aprieta su mandíbula —No es normal, Ali, tú cómo es que...—

—Tu no eres normal Ali...—