LA CASA DE PAPEL | SIENA
"El atraco más grande de la historia"
«Si me quedo contigo
Si estoy eligiendo mal
No me importa en absoluto
Si ahora estoy perdiendo
Pero ganaré más tarde
Eso es lo único q...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
DÍA DEL ATRACO
VIERNES 8:30 A.M.
Abro mis ojos y miro al rededor. Los adolescentes conversaban animadamente en el aula mientras que yo mordía ansiosamente la parte trasera de la lapicera. Pablo me sonríe cuando nuestras miradas se cruzan, yo solo hago una mueca. La profesora está revisando todos los detalles para la excursión a la Fábrica Nacional de Moneda y Timbre de España. Cuando todo está en orden, nos indican que podemos dejar el aula y caminar hacia la salida, donde el bus encargado de llevarnos hasta la Fábrica se encuentra.
–Vamos, chavales. Subid de una vez. —Mercedes, la profesora, nos apresura.
Miro los asientos ocupados y decido sentarme a dos puestos de Alison Parker, la marginada del curso. Su padre es el Embajador de Inglaterra aquí en España, así que no es muy querida por nuestros compañeros. Mantengo mi mirada fija en la ventana y el paisaje todo el camino, excepto las veces que me vuelvo a mirar a Alison. El resto de la clase conversa animadamente todo el camino, pero no pasan desapercibidas para mi las miradas que Pablo le da a Alison, lo que me intriga, él se trae algo entre manos.
Cuando el rubio se sienta a un lado de Alison, me remuevo incómoda. Las dos somos las únicas en los últimos asientos, por lo que él queda solamente a un puesto de distancia y escuchó su corta conversación. Dejo de prestarles atención cuando se besan y continuo con la vista en la ventana.
Nos bajamos del bus y nos formamos para entrar en orden a la Fábrica. La profesora no da indicaciones y nos habla sobre alguno que otro dato curioso. Entramos, algunos más entusiastas que otros. Lo primero que tenemos que hacer, es pasar nuestros bolsos por el detector de metales. Dejo mi casi vacía mochila sobre la cinta y paso por el detector sin preocupación. Una vez que me devuelven el bolso, me dan también la acreditación de que soy visitante del Colegio Británico.
–¿No te entusiasma la visita? —Miro a uno de mis compañeros que me sonríe.
–No es de tu incumbencia.
–Bien visible durante toda la visita, chicos. —La profesora habla mientras cruzamos los pasillos— Acreditación colgada del cuello. Bajad la voz.
Camino entre mis compañeros hasta que llegamos a la gran escalera, ruedo mis ojos al escuchar como la profesora habla tan emocionada sobre la mierda que está hecha la escalera. Me pongo en alerta cuando escucho gritos.
Personas vestidas con monos rojos y caretas de Salvador Dalí sostienes metralletas y pistolas. La gente grita asustada, nos acorralan en el centro del hall. Donde dos mujeres también sostienes armas. La de cabello corto y flequillo me mira furiosa, de su boca salen barbaridades mientras corre su mirada, busca a Alison Parker. Se aleja por las escaleras mientras el resto de los Dalí nos acorralan cada vez en menos espacio.
