𝔫𝔲𝔢𝔳𝔢

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La rubia rodó los ojos cuando vio a Tokio y Nairobi frente a su puerta

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La rubia rodó los ojos cuando vio a Tokio y Nairobi frente a su puerta. Se movió unos pasos para dejarlas entrar.

–¿Qué quieren? —Siena se cruzó de brazos.

Nairobi le da un codazo nada disimulado a la de flequillo y esta se remueve nerviosa.

–Yo... Antes he visto eso y... Me ha llamado la atención. No tengo idea de lo que es. Perdón.

–Vale, perdonada. —La rubia asiente— Hasta luego.

Hace un ademán para que las chicas salgan de su habitación. Pero Nairobi se aclara la garganta sin moverse. Tokio cierra la puerta y la rubia las mira confundida.

–¿Pensáis hacer una pijamada? —Siena frunció el ceño.

–Siena, cariño. Sabemos que es difícil, afrontar el pasado. —La rubia miró a la morena sin expresión en su rostro— Vale, os voy a contar yo primero... —Se levantó la blusa para mostrar la cicatriz que le cruzaba horizontalmente la parte baja del estómago— Tiene siete años.

–¿Dónde está? —Siena habló por lo bajo.

–¿Con su padre? —Tokio preguntó.

–Con su padre no. Con su padre no ha estado nunca. No se sabe nada de su padre. —Nairobi miró a ambas chicas.

–¿Cómo se llama?

–Axel. —Nairobi sonrió nostálgica— Significa "hacha". Porque es una hacha. Como su madre. Y ese niño, es un superviviente, ¿sabéis? Ha sobrevivido a todo. Con tres años, me lo tuve que llevar de casa de mi madre porque su marido le daba anís cuando yo no estaba porque le molestaba que llorara. Así que me llevé. Los dos solos, sin necesitar familia de nada. Él y yo. Y estábamos de puta madre. Pero la cagué.

Siena podía sentir las lágrimas amenazando con salir alguien que Nairobi y Tokio.

»Un día tuve que ir a por unas pastillas para vender. Y... Y le deje solo. Cinco minutos. Iban a ser cinco minutos, ¿eh? Y me la lio con el puto Spiderman de los cojones. ¡Me cagó en Spiderman! Porque él quería ser un superhéroe decía. Escalaba todo. Escalaba que no veas. Y se salió a la terraza por la ventana. Entonces ahí cogió una silla, de subió a la silla y empezó: "¡Mami!" Tres añitos y medio tenía. Pues claro, a los cinco minutos yo tenía ahí a una patrulla de policía, a los bomberos... A todo Dios. Y a mi me pillaron con las pastillas, con antecedentes, sin curro. Pa la trena. Entonces mi niño empezó a pasar de familia en familia de acogida, de mano en mano. Y a mí nada. Nada, ¿eh? No me dejaron ni una visita, ni una llamada... Nada. Luego salí de la cárcel y nada. No me lo dieron.

–¿Lo has vuelto a ver? —Tokio habló.

–No me dejan. Eso sí... Sé dónde está, ¿eh? Está en Canarias. Con una familia que tiene un hotel. Está bien.

–¿Vas a ir a por él? —La castaña volvió a hablar.

–Voy a llevármelo y punto final. Al otro lado del mundo. Y os voy a decir una cosa, en este atraco no la voy a cagar ni yo ni nadie, porque el que mee fuera del tiesto, le destrozo la vida.

𝐃𝐎𝐍𝐓 𝐂𝐀𝐑𝐄 𝐀𝐓 𝐀𝐋𝐋; ʟᴀ ᴄᴀsᴀ ᴅᴇ ᴘᴀᴘᴇʟDonde viven las historias. Descúbrelo ahora