𝔲𝔫𝔬

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Acomodo bien mi abrigo mientras camino por las calles menos transitadas de la ciudad

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Acomodo bien mi abrigo mientras camino por las calles menos transitadas de la ciudad. Estoy usando mi uniforme debajo y la falda no me hace entrar en calor que digamos. Llevo un año estudiando en el Colegio Británico y no me siento muy orgullosa de como llegue allí, pero puedo decir que he aprovechado al máximo mi estadía.

Las personas que pasan por mi lado no me prestan atención, pero de todas formas me suelto la coleta y dejo que mi cabello rubio caiga por mis hombros y cubra un poco mi rostro. Un Seat Ibiza del 92 rojo avanza lentamente por mi lado. Alzo una ceja, quizás sea un violador o algún hombre que piense que soy prostituta. Pero jamás me imaginé que sería el hombre que cambiaría mi vida por completo.

–Perdona, ¿tienes un minuto?

El hombre parecía no poder matar ni una mosca. Al
parecer treintañero, con lentes, barba y una sonrisa nerviosa. Lo miro unos segundos antes de acelerar el paso.

–Te debe ir bien en el colegio ese, seguro te espera un gran futuro. Quizás leyes o alguna ingeniería, incluso algún puesto en el Senado con los años. —Me detengo abruptamente y mi respiración se acelera.

Nunca me vi de abogada, eso no era lo mío. Pero, vamos, las ingenierías tampoco, si apestaba en matemáticas. Miro de reojo al hombre, pienso que aún me quedan algunas cuadras para llegar a mi destino. Suspiro y pongo la mejor sonrisa falsa en mi rostro. Me apoyo en la puerta del auto y ladeo mi cabeza.

–¿Eres de protección a menores? ¿Policía?

Me subo al auto rápidamente, sin darle tiempo de reaccionar al hombre. Este me mira asustado cuando lo agarro por el cuello de la camisa y lo aprieto contra el asiento. Ahora me arrepentía de no traer ni una pistola conmigo, así me vería más intimidante.

–Tranquila, tranquila. Vengo a ofrecerte mi ayuda.

–¿Ayuda? ¿Por qué crees que necesito ayuda?

–Porque debe ser jodido fingir que tienes una vida perfecta cuando en realidad no eres mas que una estafadora que se hace pasar por una niñita de dieciséis años.

El hombre habla rápido. Siento mi rostro palidecer, pero trato de parecer calmada.

–¿Qué cojones dices?

–Sé como lograste entrar a ese colegio. Que has estafado a gente importante y sobre todo que tus robos son perfectos, ni siquiera apareces en la base de datos de criminales. He venido a ayudarte.

–¿Cómo?

–Quiero proponerte un negocio, un atraco, un atraco... Singular. —Sus palabras llaman mi atención. Después de todo, parece saber mucho sobre mi— Estoy buscando a gente que no tenga nada que perder.

Hago una mueca. Si bien, yo no tenía a nadie, al contrario de lo que pensaban mis compañeros. Yo no era hija de un empresario dueño de una multinacional que viaja mucho como para presentarse a las reuniones escolares, o que mi madre había muerto al momento de mi nacimiento. No, yo había perdido a mi familia mucho antes.

𝐃𝐎𝐍𝐓 𝐂𝐀𝐑𝐄 𝐀𝐓 𝐀𝐋𝐋; ʟᴀ ᴄᴀsᴀ ᴅᴇ ᴘᴀᴘᴇʟDonde viven las historias. Descúbrelo ahora