Vuelta

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2 meses después.

POV ALBA

Esperaba impaciente a que llegara el avión de Natalia, la promoción de su single iba mucho mejor de lo que podía haber llegado a imaginarme nunca. Después de haber cantado con Alfred, Carlos Sadness, Nil Moliner y sacar unas covers, la gente que se empezó a interesar por su música vino en abalancha, era una locura como subían sus seguidores en sus redes sociales, como la paraban por la calle para pedirle una foto, como esperaban con ansias su música. Si estos meses pudiera definirlos con una sola expresión, seria montaña rusa. Habíamos tenido bajadas y subidas demasiado rápidas, pero merecía la pena y recompensada todo.
Ella estaba haciendo lo que más le gustaba y llenaba, por lo que había trabajado toda su vida a pesar de tantos 'no' y puertas cerradas, pero siempre había sabido mantenerse y seguir luchando y apostando por lo que quería, sin importarle lo difícil que fuese y eso era de admirar. Su fuerza, su carácter, sus ganas, su incansable persistencia, toda ella era de admirar.
Yo, por mi parte, después de graduarme y con la ayuda de mis padres, amigos y por supuesto de Natalia, había empezado a trabajar en un proyecto donde exponía mis trabajos y había vendido ya unos cuantos. Me sentía la persona más afortunada del mundo por tener tanta gente que me apoyaba y apostaba por mi a ojos cerrados.
Unos brazos rodeandome por mis hombros desde atrás me sacaron de mis pensamientos. Después de sobre saltarme y soltar un grito, me llegó su olor y sonreí como una idiota.

– Hola mi amor. – por su tono de voz sabía que ella también sonreía. Me soltó para dejar que me girase hacia ella. Tenía cara de cansada y sus ojeras estaban a la vista por ir sin nada de maquillaje, pero sonreía como una niña pequeña el día de reyes y era preciosa. Pasé mis brazos por su cuello abrazándome a ella con fuerza y ella rodeo mi cintura levantándome del suelo haciéndome reír.

– Te he echado tanto de menos. – dije apretando más mis brazos a su alrededor.

– Anda esagera, si solo ha sido una semana y media. – se burló y separe mi cara de su cuello para mirarla elevando una ceja, sin perder la sonrisa se acercó y junto nuestros labios en un beso que gritaba tenia ganas de estar contigo sin necesidad de palabras. Al separarnos me dejó en el suelo.

– ¿Cómo estás?, ¿ha ido todo bien? – le pregunté interesada y sonrió negando, sabía que le había preguntado lo mismo hacia apenas unas horas, de echo se lo preguntaba muchas veces al día.

– Cansadita. – puso voz de bebé y sonreí. – Todo bien nena, te lo he contado todo ya, así que ahora no se que voy a contarte. – dijo riéndose y me quedé mirando el brillo de sus ojos.

– No pasa nada si me lo cuentas otra vez eh, yo te escucho. – sugerí y ella negó con la cabeza.

– No voy a ser tan pesada. – quite mis brazos de sus hombros y le enseñe mi dedo corazón, sonrió apretando el agarre de sus brazos en mi cintura acercandome más a ella.

– Eres tonta. – sonrió y achino los ojos. – ¿Quieres tomar algo? – pregunté y negó con la cabeza.

– Quiero ir a casa y tirarme en el sofá contigo y con Queen. – sonreí y acaricie su mejilla. Sabía que en cuanto estuviéramos en el sofá no tardaría más de diez minutos en dormirse, pero me moría de ternura cada vez que hacía el intendo de no dormirse, como cuando hacíamos videollamadas las noches que estaba fuera.

– Pues vámonos. – dije antes de empezar a andar hacia el parking del aeropuerto donde había aparcado el pequeño seat Ibiza que compramos. Pasé mi brazo por su cintura y ella el suyo por mis hombros, no pude evitar abrazarla con fuerza haciéndola reír. La había echado tanto de menos que hasta dolía.

Una vez en el coche, el cual se empeño en conducir ella porque según ella le relajaba, me contó como fue la última entrevista y que la habían tratado súper bien. Teníamos la radio puesta con la música de fondo y cuando empezó a sonar una canción la cual conocíamos perfectamente las dos, subió el volumen. Me hacia gracia como movía la cabeza al ritmo de la música y tamborileaba con los dedos en el volante. No podía dejar de sonreír mientras la miraba cantando. Se giro hacia mi para mirarme mientras cantaba 'consecuencias derivadas de haber sido mi accidente preferido, nunca te voy a olvidar' sonrió al acabar la frase y despegó su mano derecha del volante para entrelazarla con la mía en mi regazo. La quería con toda mi alma.

Perderme fue la mejor forma de encontrarte. [Albalia]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora