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Parecía que papancho haría un hoyo en la sala de caminar de un lado a otro mientras me sermoneaba acerca de tener novio, haber mentido para venir a Oaxaca y trato de darme "la plática" pero no le salió muy bien porque sé que es difícil para él que soy su bebé. Suspire mientras escuchaba lo que decía, maldita la hora en que se tuvo que enterar y es que cuando Aristóteles y yo mentimos jamás nos imaginamos que nuestros padres sería amigos.

—Entonces ¿escuchaste Cuauhtémoc? — dijo mi papá mirándome fijamente enarcando una ceja a lo cual asentí, otra mentira porque no había escuchado ni el 20% de su regaño.

—sí, papancho ¿no dijiste tú que debíamos apurarnos para no hacer esperar a los Córcega ? — dije ansioso levantándome del sillón para irme a bañar, mi padre solo dijo una de sus divertidas frases para apresurarme y así lo hice. 

•••

Me encantaba cenar con la mamá de Aristóteles porque siempre nos daba de postre un pastel de auténtico chocolate oaxaqueño y mil leches que era gloria pura, la cena no había sido tan incomoda como esperaba todo lo contrario se había ido entre risas y cosas divertidas que contábamos todos de vez en cuando y sorprendentemente papancho y Aristóteles se habían llevado más que bien lo cual nos tranquilizaba a todos así papancho no querría venir a verme cada fin de semana porque confiaba en "mi novio".

—Bueno...mientras terminan su café y platican nosotros iremos arriba — dice Córcega mientras toma mi mano para levantarme y hacerme seguirlo.

—¡Chiflando y aplaudiendo muchachos! ¡Voy a echarles vueltas eh! — escuchamos gritar a mi papá lo cual hizo reír a Aristóteles y por consecuencia a mi, el ambiente estaba relajado y tranquilo la verdad estaba muy cómodo además mi repudio hacia Aristóteles había cesado en los últimos días, desde que me hizo esos regalos hemos tenido días muy buenos tanto en el trabajo como a solas aunque aún no llegábamos a estar juntos completamente en la cama, eso sí me extrañaba ¿no era eso todo lo que él quería de mi?

—Parece que tengo la aprobación de tu papá ¿no? — pregunto con una sonrisa divertida mientras nos recostábamos en la cama yo con mi cabeza sobre su pecho asintiendo ante su pregunta.

—Supongo, hasta puedes parecer una persona sin perversiones sexuales cuando quieres Daddy — dije divertido mientras sonreía como bobo a causa de las caricias que hacía sobre mi cabello.

—¿tú crees? Que buen alago gatito—dijo entre risas bajando sus caricias por mi cuello, hombros y espalda —hablando de eso ¿cuando usarás para mi el regalo que te hice? Es muy grosero que aún no hayas estrenado ninguno de los tres —reí nervioso, era verdad que aún no usaba ni la cola de gato ni la lencería ni el dildo.

—Cuando quieras Daddy, sabes que tu gatito hará todo por verte feliz— dije con las mejillas rojas levantando la vista para verlo, me era aún un poco complicado decir aquellas cosas pero había leído un poco más sobre todo este asunto y me gustaba hacer feliz a Aristóteles por alguna razón desconocida para mi.

—¿de verdad pequeño? ¿Ósea que puedo llevarte abajo decirle a tu papá que iremos al cine y en lugar de eso llevarte a mi departamento?— pregunto casi levantándose de la cama y es que era muy impaciente eso era divertido a decir verdad Aristóteles era uno en su tiempo conmigo, otro en el trabajo y uno aún más diferente en todo lo relacionado con sexo.

—B-bueno supongo que sí— dije levantándome de la cama debido a sus pequeños empujones, tome una gran bocanada de aire y sonreí esperaba con todas mis fuerzas no arrepentirme de mis palabras, bajando las escaleras de su mano pienso en lo bueno que es siempre estar preparado cuando sé que voy a verlo haciéndome un lavado profundo.

•••

Me mire al espejo dando una vuelta sobre mi lugar, no es por nada pero ¡rawr! Me sentía más perra que humana así, bueno supongo que más gata sería más correcto, reí un poco por mis pensamientos estúpidos y acomode la gargantilla de tela de la cual colgaba un pequeño cascabel me di media vuelta y salí de la habitación con las piernas temblorosas hasta un ansioso Aristóteles y sonreí.

—No mames, que hermoso —lo escuché decir haciéndome enrojecer hasta las orejas, las mías no las de gato que llevaba en la cabeza. La lencería rosada me había quedado demasiado bien y la cola no era incómoda como creía de verdad me estaba gustando mucho esto.

—¿te gusta Daddy? A mi me gustan muchos todos tus regalos — dije con voz melosa mientras me sentaba a horcajadas sobre él que había comenzado a acaricia mis piernas y mi cola de gato también.

—No tienes una idea pequeño— dijo agravando un poco su voz, era excitante y yo también lo era para él su erección reclamando libertad me lo confirmaba, me lancé sobre sus labios ferozmente dándonos uno de esos besos que tanto me gustaban, sucios cargados de ganas y lenguas que juegan entre ellas, su aliento me era embriagante y quería seguir así todos los días a veces pensaba y me daba cuenta de que algún día esto terminaría que Aristóteles se cansaría de mi en algún momento de jugar aquello de tratarme como un pequeño príncipe y por alguna razón dolía pensarlo y se me cerraba el estómago pensando en el rizado de nuevo con el rubiecillo de la oficina o cualquier otro que no fuera yo.

La mano de Aristóteles jaloneando un poco la tela de mis bragas de encaje rosado me distrajo de mis humillantes pensamientos haciéndome reír un poco —Daddy, que lo vas a romper y me gustan mucho - dije con un pequeño puchero haciendo que ahora sea él quien ría sobre mis labios, supongo que le es divertido llevarme al límite pues después de eso de un jalón sentí la tela rasgarse dejándome unas pequeñas marcas rojas en la piel por la fuerza y suspiré resignado —eres malo conmigo Daddy.

—shhh, no quiero escuchar berrinches ahora pequeño gatito — dijo con la voz ronca, sabía lo que quería porque yo también así que desabroche sus pantalones bajándolos con su ayuda al igual que la ropa interior liberando su magnífica erección que reclamaba mi atención y yo estaba encantado con eso. Comencé por rodear el tronco con mi mano masturbandolo lentamente mientras lo hacía veía su rostro que parecía mostrar el efecto que tenía mi tacto hacia él y suspiré dándome cuenta de que nunca lo había visto detenidamente, tenía un rostro hermoso con sus labios delgados que ahora mismo estaban hinchados como cada vez que nos besamos y su nariz perfecta sin mencionar su mandíbula fuerte y marcada que me encantaba, me descubrí a mi mismo con un dolor en el pecho mientras lo admiraba, no un dolor malo o de tristeza como un calambre de esos que sientes cuando piensas en lo mucho que amas.

Abrí los ojos como platos quitando mi mano de pronto para cubrirme el rostro —¿Temo? ¿Estás bien? — escuché hablar a Aristóteles seguido de sentir su mano sobre mi pierna desnuda, me levanté en un segundo como si su tacto quemara y en cierta forma sí que lo hacía.

—N-nada ¡debo irme! —grite al borde del llanto corriendo a la habitación por mi ropa dejando atrás a un confundido Aristóteles mientras yo trataba de convencerme de que definitivamente no estaba enamorado de él.




HOLA(:

Ya sé, tarde demasiado pero aquí hay un nuevo capítulo, les juro que este capítulo lo escribí al 70% al día siguiente de la última actualización y el otro 30 ahora, perdónenme porque además estuve a punto de borrarlo entero y volverlo a escribir pero creo que esta bien.

¿Cómo les va gustando la historia?

¿Creen que Aristóteles también esté enamorado?

¿Sugerencias?

Los escucho ❤️ son lo máximo

LITTLENXGGET 🖤💦

DADDY🖤ARISTEMOKde žijí příběhy. Začni objevovat