4

391 64 15
                                    


*

*

*

Taemin se siente flotar sobre la superficie tranquila de un río que fluye suavemente, como transmitiéndole vida y sosiego.

Con Minho respirando quietamente en su cuello, con sus brazos abrazándole torpemente, aprisionándole con el peso de su cuerpo; y no es incómodo como habría imaginado tener a alguien de su tamaño sobre él, es tan natural que su cuerpo sencillamente se funde perfectamente con el ajeno, dejándole la sensación de que podría quedarse así el resto de su vida.

No puede asegurar estar consciente del todo, pero tampoco está durmiendo, tan sólo disfruta de la textura suave del cabello del alfa que se desliza dócilmente entre sus dedos. Jamás habría sentido que entreverar el cabello de alguien se sintiera de esa forma, como si estuviera tocando el cielo.

Respira profundo y se aferra más al cuerpo del alfa. Se pregunta por qué se siente en paz aún estando en contacto con su cuerpo.

Porque recuerda cuando en su primer trabajo un alfa que trabajaba de cajero en el mismo restaurante, puso su mano sobre sus hombros, y su cuerpo se había petrificado, prefiriendo aquello antes que reaccionar y golpear al alfa y huir.


—¡Ey! —Taemin le ve entrar por la puerta del restaurante, armando un escándalo en lo que le busca.

¿Qué? ¿Cuánto tiempo había pasado desde que ese alfa le tocó y él se sintió morir?

¿Quince minutos quizá?

En ese momento cuando Minho le abraza (aunque es contradictorio porque Minho no debía hacer eso), esconde su rostro debajo de su cuello, dejándose sentir pequeño y que el alfa podría protegerlo de cualquier peligro.

Escucha murmurar a la gente, comentarios de que es comprensible si es su alfa, más si le sintió en peligro, de que aquello es amoroso, que su vinculo debía ser muy fuerte.

—Minho —logra salir de su trance separándose un poco al recordar que está en su trabajo.

—Me quedaré en una mesa, sólo no me pidas que me vaya —suplica el alfa con ojos llenos de ansias de no separarse de él—, por favor.


El resto de aquella noche había transcurrido con Minho sentado solitario en una mesa, consumiendo demasiado chocolate en lo que él cocinaba y de vez en cuando salía a ver si el alfa continuaba esperándole, encontrándose inmediatamente con sus enormes ojos, como si supiera que salía a verle.

Gira un poco la cabeza, instintivamente sabiendo que así le gustará y calmará más al alfa que descansa plácidamente. Y es increíble, saber que puede tocar a un alfa, a un hombre, sin sentir que el mundo está derrumbándose, como si fuera a morir.

Y no supo que sí podía, no hasta que dejó que él le abrazara y, ahora, le protegiera.

El repentino sonido del móvil de Minho hace que ambos se sobresalten, casi como si estuvieran volviendo en sí mismos. Se sentía como si hubieran estado volando y ahora caían al piso de bruces al ver la realidad.

—Es Bora.

Minho se levanta sin siquiera fijarse que estuvo sobre el omega, busca desesperado el móvil, sabiendo que si no contestaba ella podría terminar pensando erradamente.

Taemin siente la presura de Minho, casi como sí él mismo tuviera que tomar la llamada para evitar alguna pelea. Ve cómo el alfa encuentra el móvil y apresuradamente toma la llamada.

Culpable IIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora