Amistades normales.

4 0 0
                                    

Ella nunca había sido buena con los asuntos de amigos. Siempre, cuando creía que había una esperanza de salvación a su solitaria situación normal, pasaba algo que le hacía entender a la fuerza que nada había cambiado, que seguía sola y que difícilmente volvería a confiar en alguien más. Sin embargo, en el lugar que menos creyó, ella había encontrado una luz de esperanza para su triste y solitaria vida normal.

Ella sabía lo que pasaba, se estaban volviendo cercanas, pero sinceramente no quería poner todo su corazón en esa relación que tal vez sería otro intento fallido de amistad. Pero había pasado tiempo, y entre planes normales de tardes comiendo pochoclos y conversaciones sin sentido que causaban gracia, ella había adquirido la suficiente confianza como para dar el siguiente paso normal, como para mostrarles su pedazo de libro normal, por ejemplo, que era algo normalmente significativo para ella.

Ella se sentía en una cuerda floja normal. Sentía miedo, muchísimo, porque estaba de nuevo abriendo su corazón normal a otras personas normales y no sabía si eso era lo mejor para ella, pero se sentía muy bien no estar sola en un apartamento normal, hacer planes normales de chicas, cantar canciones de series normales y hablar acerca de cosas normales sin sentido alguno que provocaban carcajadas normales llenas de sentimiento y emoción.
Cada vez que ella le contaba a su madre normal que sus compañeras (todavía no era capaz de llamarles amigas) normales irían a su apartamento a pasar un rato normal y divertirse, se sentía orgullosa, porque al fin contaba con personas normales a quienes llevar a casa. Y suponía que su madre sentía alegría por ella, por la misma razón normal.

Era más que claro que ella ya estaba muy ilusionada con todo lo que estaba sucediendo, pero no quería decirlo en voz alta, ni a ella, ni a más nadie, porque eso sería admitirlo y una vez admitido sería cierto, y siendo cierto tendría posibilidades de dañarse, y si eso se dañaba ella sufriría, sin duda sufriría.

Y luego se dió cuenta, escribirlo también era admitirlo, y ya lo había hecho, quiso por un segundo volver atrás, pero debía afrontarlo, si era una chica normal y... valiente; debía afrontarlo.

Una aparente vida normal.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora