Cuando me encontré en aquella tierra de la que tanto me había hablado desde que lo conocí, no podía creer que fuera una realidad. Finalmente, siempre había dicho que era un lugar hermoso... y tenía razón. No siempre se tiene la oportunidad de ver un mar tan azul. El cielo estaba tan despejado, que podía apreciarse cada estrella en el cielo y la luna sonriente encima de nosotros. La marea era tranquila e invitaba a unirte a ella, como si por un momento el mundo entero estuviera en total y completa paz.
Vasiliky, quien ya contaba con 5 años, corría por la playa con aquella pequeña cometa azul con rojo que le había regalado su abuela y en la arena quedaban marcadas las pequeñas huellas de sus pies que levemente la marea intentaba llevarse como recuerdo de aquella escena.
—¡Vasiliky! —gritaba Vassilis— ¡No te alejes tanto!
Vasiliky ignoraba a Vassilis completamente y seguía corriendo sin parar para poder elevar su cometa. Finalmente, como decimos en México "Lo que se hereda, no se hurta" y Vasiliky era la prueba viviente de eso. La veías y no cabía duda que era hija de Vassilis Nikolau y Makayla Cornejo.
Vasiliky era una niña de piel blanca y cabello negro, con los ojos miel de su padre y la sonrisa de su madre. Una niña cínica, orgullosa e inteligente, que disfrutaba del clima cálido y de la lluvia; así como de aventurarse a experiencias nuevas como su padre, pero precavidamente como su madre. Dicen que cuando encuentras a tu alma gemela, te vuelves uno con ella... Cada que veo a Vasiliky y ella me lanza esa mirada, me queda claro a que se refieren.
—Voy tras Vasiliky antes de que se aleje —dije preocupada.
—La próxima vez que ella me hable, la voy a ignorar; para que aprenda a respetar a su padre —murmuraba arrojando la leña al suelo para nuestra fogata.
La cometa de Vasiliky comenzó a elevarse en el cielo de aquella cálida noche mientras ella sólo permanecía parada manobreando en sus manos el cordón para elevarla aún más y moviéndose conforme a la corriente del aire.
—Es bonita ¿Verdad, mamá? —decía Vasiliky viendo fijamente la cometa.
—Si. Por eso ahora que veamos a tu abuelita, le vas a dar las gracias...
—Me refería aquí —interrumpió—, a Grecia...
—Ah... si... Pero aquí no hay tacos, no hay tamales...
—Pero en México no hay una playa como esta... —seguía interrumpiendo— Deberíamos quedarnos... ¿Podemos?
—Sólo estamos aquí de vacaciones... —comenté molesta mientras veía la cometa volar— Tenemos que volver con papá.
Tomé a Vasiliky de la mano mientras está seguía intentando volar su cometa con la otra. Caminamos despacio hasta Vassilis, quien ya estaba preparando todo para nuestra noche en familia en la playa de Pelion.
—¿Para que quieren que esté aquí si no hay nada listo? Papá no puede ni encender la fogata...
—Tu que eres creyente del Karma, deberías decirme que estoy pagando con esta niña... —me comentaba Vassilis mientras intentaba prender la fogata.
—Deberías de estar ayudando en vez de estar con tu cometa —mencioné a Vasiliky mientras ayudaba a Vassilis.
—No puedo ayudarles, sólo soy una niña.
Cuando Vassilis logró prender la fogata, nos sentamos alrededor de ella para comer algunos malvaviscos mientras Vassilis contaba un poco sobre la historia de la ciudad que estábamos pisando... Cuando de repente, Vasiliky interrumpió.
—¡Aburrido! —decía cínicamente— Mejor dime, papá... ¿Cómo conociste a mamá?
Y el maravilloso silencio nos invadió por primera vez en 5 largos años.
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Último Suspiro ©
ChickLit•Temporada 1 (Temporada 2 disponible en mi perfil). •Género: / Romance/ Espiritual/ Superación personal. Premios: •Caribbean Awards. •Premios mensuales planeta •Mejor portada •Mejor final •Ranking Wattpad: #5 Culturas. 14/08/2019. Makayla es una...