Último Suspiro ©

Capítulo 5. Ni mejor cerveza, ni mejor vino.

Tomé a Yefuá de la mano y lo llevé a la plaza de la tecnología de mi ciudad. En este lugar, puedes rentar consolas y videojuegos por horas. Yefuá no se veía muy atraído a mi pasatiempo; pero él simplemente volteaba a verme y me sonreía mientras fijaba sus ojos a mi cara de felicidad y lo guiaba hacia mí.

Siempre he sido fan de los videojuegos, pues los juego literalmente desde que tengo memoria. Además, es un pasatiempo que puede unir a las personas. Es increíble lo que puedes encontrar dentro de ese mundo que para muchos es considerado "Freaky"

Cuando llegamos al lugar que escogí, le dije que nos sentaríamos en la pantalla más grande y de HD. El lugar no estaba lleno; pero a pesar de ser temprano, ya había video jugadores dentro del lugar. En la pantalla que escogí, sólo había una silla en la cual Yefuá se sentó a esperarme en lo que yo llegaba a acuerdos con el encargado del lugar; así que yo le pedí a Yefuá que me arrimara una silla para mí, ya que se supone que es cortesía... al menos aquí en México.

—¿Por qué no te la traes tu? —me preguntaba con una cara confundida.

El muchacho encargado se nos quedó viendo; mientras yo sentía como se me subían los colores al rostro.

—¡Tráeme una silla! —le exigí.

Yefuá me volteó a ver asustado mientras los muchachos jugadores nos veían y se reían discretamente. Posteriormente, Yefuá me dejó su silla y fue por una para él mientras me seguía viendo asustado y confundido a la vez que reía nerviosamente. Sin embargo, esa mirada en él persistía.

Para empezar nuestra ronda de videojuegos, Yefuá escogió algo que él sentía que se le haría fácil; un videojuego de carreras infantil llamado Mario Kart. En su momento, ese videojuego fue de mis videojuegos favoritos; incluso en ese videojuego fui parte de clanes en los cuales nos enfrentábamos contra otros clanes. Así que también dentro de los clanes, practicábamos y nos dábamos tips para jugarlo de manera competitiva. Sin embargo, ya no era mi fuerte. Yefuá iba manejando mientras chocaba con todo, yo llegaba siempre en los primeros lugares; pero como dije, no era tan buena como antes.

—¿Podemos platicar mientras pierdo? —me preguntó riéndose.

—Claro ¿De qué quieres platicar?

—¿Tienes novio?

—No ¿Tú tienes novia? —respondí a secas.

—No te creo... —respondió serio.

—No tengo...

—¿Desde cuándo? —preguntó curioso.

—No sé, como... dos meses —respondí nerviosa.

—Ya veo, no tiene mucho.

—¿Tú tienes novia?

—No, ya tiene como dos años... más o menos.

—No te creo.

—Yo no te creo a ti ¿Por qué no tienes novio?

—Por fea supongo —respondí confundida.

—No eres fea, ya te lo dije. Tienes todo para tener novio, no puedo creer que tenga tanta suerte.

—¿Suerte?

—Si, de encontrarte y que estés soltera.

—Ya deja de jugar conmigo –dije mientras reía histéricamente.

Los video jugadores del lugar comenzaban a vernos raro mientras reían alrededor y de nuevo sentí que se me subían los colores al rostro mientras jugaba y platicaba con Yefuá.

—Eres simpática y muy guapa. Tienes chichis, tienes culo, no entiendo por qué no tienes novio.

—¡Cállate! —le respondí histérica mientras los video jugadores y el encargado nos veían riéndose— No se dice chichis ni culo. Culo es una mala palabra aquí... —comentaba con mi cara roja.