Especial: Un capítulo en la vida de...

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Especial: Un capítulo en la vida de...

Los capítulos especiales, nos centrarán en cómo era la vida de los protagonistas mucho antes de conocerse. De esta manera, nos dan un panorama más amplio de su personalidad, intereses, vida, etc.

Un capítulo en la vida de... Makayla Cornejo.

Esta historia empezó aproximadamente tres meses antes de conocernos (Geoffroy, Vassilis y yo). Por una estúpida decisión y miedos (sobre todo miedos), decidí tener novio... Pero ese novio no podía ser cualquiera.

Hice una lista de cosas que quería como hombre ideal. Cada día, pensaba en algo nuevo que escribirle a esa lista. Y finalmente, el traje del hombre perfecto parecía no quedarle a nadie; hasta que lo busqué por mi cuenta pidiendo a amigos que me presentaran a alguien, y ese alguien fue Jonás.

Él era el hombre perfecto para mí... Era devoto de Dios, era caballeroso, detallista, amable, humilde, cariñoso; además de tener un excelente aspecto físico. No conforme con eso cuando empezamos a descubrir nuestro pasado, resultó que era mi amor de la infancia. Lo nuestro parecía una película de amor salida directa del cine... Sin embargo, le faltaba algo muy importante: amarse a sí mismo.

A pesar de tenerlo todo para ser feliz y llevar una relación sana conmigo; jamás podía dejar sus inseguridades a un lado. Constantemente pensaba que yo lo engañaba, que le mentía, que prefería a mis amigos; y por más atención o detalles que yo ponía de mi parte a la relación, jamás fue suficiente. Poco a poco, esa oveja que yo conocí; se fue transformando en un lobo

—¡Quiero ver que tus amigos vengan a ayudarte! —gritaba Jonás acorralándome en la feria de aquella plaza, donde disfrutamos tantos fines de semana.

—Ya, Jonás, por favor; déjame volver a casa —le decía llorando.

—No, no, preciosa —decía exaltado y lleno de irá—. Estoy harto de ver a tus amigos en Facebook, estoy harto de sentirme inseguro, estoy harto de ti y de esta relación de mierda.

Jonás estaba fuera control, y había veces dentro de estas discusiones violentas en las que me perdía y dejaba de estar en mi cuerpo. Dejaba de escuchar sus palabras y de sentir sus jaloneos para esperar que, finalmente; él se arrepintiera y me abrazara llorando; para así tener la tonta esperanza de que cambiaría y todo estaría bien de nuevo. Pero, después de esos tormentosos meses; yo pensaba que la mejor solución era morir. Jonás y yo, peleábamos y terminábamos por tonterías que se podían hablar, cosa que alguna vez se la comenté; pero por más que él intentaba mejorar no podía ni era capaz de escucharme o entenderme... sus inseguridades eran más fuertes.

—¡Ayúdenme por favor! —yo gritaba huyendo.

—¿Vas a pedir ayuda? —decía mientras caminaba rápidamente atrás de mí— Hazlo, me va a llevar la policía porque se están desapareciendo las mujeres; tú lo sabes, pensarán que te quiero secuestrar. Me llevaran preso, y no me van a poder sacar de ahí ¿Eso quieres?  —me decía al detenerme y forzarme con las manos.

—Déjame ir a casa, Jonás, déjame ir —le decía llena de lágrimas intentando zafarme.

—¿Ves cómo no te importo? Nunca te importó la relación sólo piensas en irte. Nunca has valorado ningún detalle que tengo contigo; no haces más que pensar en ti...

—Ya no, ya no me importa nada; no quiero verte... me lastimas.

—Te lastimas tú sola, yo sólo intento detenerte porque te amo. Si no te quisieras ir, no te estaría forzando; es tu culpa.

—Voy a gritar, voy a pedir ayuda si no me sueltas —mencioné desesperada.

—Pídela —respondió seguro—, quiero ver que la pidas. Me van a llevar a la cárcel y no vas a poder vivir con eso.

Último Suspiro ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora