París
Circe saco un vino de la cajonera a un lado del gigante sillón redondo que está pegado a una gran ventana desde la que se puede ver toda la ciudad. Una inmensa vista que provoca que me cuestioné sobre la vida de los otros, ¿Qué estarán haciendo todas esas personas? La ciudad nunca descansa y siempre habrá una luz que la ilumine. Esta noche ¿Alguien se preguntará lo que sucede en esta habitación?. Trajo unas copas de su cocina y ella misma sirvió el vino. Comenzamos a beber y conversar a gusto, ella es una chica culta, se pueden hablar de distintos temas con ella y siempre tendrá una opinión para dar, ama el arte.
—Brindo por haber conocido a dos personas tan maravillosas como ustedes— Circe levantó su copa. Por sus movimientos pude notar que esta comenzando a sentirse mareada a causa de las tantas copas que ya ha tomado, acto seguido; tomó todo el vino que su copa contenía, de un trago y se recostó en el gran sillón, con los brazos abiertos y sus pies recargados en las piernas de Gerald y mías— Yesterday— comenzó a cantar— All my troubles seemed so far away
Now it looks as though they're here to stay. Oh, I believe in yesterday.Su voz es tan envolvente y melodiosa. Mientras cantaba, cerró los ojos y comenzó a jugar con sus pies, deslizandolos por nuestras piernas.
Gerald y yo nos miramos incómodos, tratando de contenernos delante de Circe, la acabamos de conocer pero creo que a ambos ya nos ha enamorado. Desconozco si pueda ser un problema en nuestras vidas o solo es una simple etapa que sobrellevar. Pido al cielo que la joven hija del presidente deje de moverse de tal manera, sus piernas me están matando y ya somos muchos en un gigantesco sofá. Pido a la luna que de je de iluminarla, dejará el juego a medias y le cobraré todos mis crimenes.—Circe, ¿Cuál es el significado de tu nombre?— pregunto Gerald mientras acariciaba los fríos pies de la señorita.
—Mujer astuta— respondió Circe mientras observaba a través de la ventana— en la mitología griega; Circe es la diosa de la hechicería. Ella convertía a sus enemigos en animales, dicen que las mujeres que portamos este nombre no nos tomamos en serio el amor, pero puede que solo lo queremos disfrutar, porque a veces dura muy poco.
—¿Y tú?— pregunté nervioso.
Ella me miró y sonrió.
—Yo no conozco el amor. Jamás he amado a alguien más que a mis padres.
—Pero tú hechizas, no con magia sino con palabras, con tus dulces palabras— dije.
—Gracias. Yo también viví en Francia por un tiempo, quizás el vocabulario es gracias a mi institutriz, una verdadera dama.
Es que parece que no te das cuenta que tu boca me está matando, me provoca cada que mueves tus labios, hermosos labios rosados que quisiera probar para saciar mi sed.
—¿Qué tienes en contra de las fiestas?— bromeó Gerald.
—No estoy en contra de las fiestas. Estoy en contra de las fiestas a las que asiste la amante de mi padre. Sinceramente no sé qué de bueno tiene, tiene el abdomen horrible, su espalda es ancha, y su manera de vestir. ¡Santo Dios! Hasta mi sirvienta se viste mejor que ella— criticó— Disculpen, disculpen mi manera de expresarme pero no es fácil convivir con una mujer que tanto daño le ha hecho a mi pequeña familia.
Circe se levantó del sillón, se acercó a la misma cajonera de dónde saco el vino y está vez saco una cajetilla de cigarrillos, aquellos largos que se promocionan para las damas.
—¿Cómo son tus padres contigo?— pregunte.
—¿Qué cómo son? Bien... — dijo Circe mientras encendía un cigarrillo y se recargaba en la cajonera— ellos son, son esa clase de padres que no quieren que sus hijos cometan los mismos errores. Mi padre no me deja tener novio porque cree que me convertiré en una libertina como él, mi madre no me deja vivir con ellos porque cree que me convertiré en una irresponsable como ella. En mi hogar siempre se me enseñó que los valores son lo más importante, lo moralmente correcto es lo que nos predomina. Pienso que mi padre es un sobreprotector y consentidor, haría todo con tal de que yo esté feliz, excepto no dejarme estudiar leyes, creo que solo quiere lo mejor para mí, yo pido y me dan, así es mi vida. ¿Y los suyos?
—Nuestros padres creen en el amor libre— respondí.
—¿Amor libre?— cuestiono con interés mientras caminaba de vuelta al sillón.
—Se trata de amar a cuántas personas desees, siempre y cuando todos estén de acuerdo. Fuera de su matrimonio, nuestros padres tienen otras parejas y ambos lo aceptan. Y aunque nuestros hermano mayores Ted y Rose no llevan un matrimonio libre, Joseph si lo hace— contesté.
—¿Eso está bien?— pregunto Circe.
—Quizás solo para algunas personas. Verás, no todos se sienten cómodos al estar con una sola persona, y está bien— hablo Gerald— si dos personas te gustan por igual, por qué no puedes amar a los dos.
—¿Y para ustedes?
—Yo aún no lo sé— contestó Gerald encogiéndose de hombros.
—No quiero que salga mal si lo intento— dije.
—Quizá no deberían tener miedo. Crecieron en un mundo más inteligente que el mío.
—¿Qué hay de ti?— pregunte.
—Va en contra de todo lo que me enseñaron. En la iglesia, siempre me han dicho que el matrimonio es solo de dos, pero todos ya saben que mi vida es una ironía, porque siempre hay un amante de por medio. ¿Un matrimonio libre es conocer a los amantes?
—No, no, aquí nadie es amante de nadie— aclaró Gerald— Te lo explicaré de una mejor manera, en Francia teníamos una amiga la cual estaba casada con dos hombres, ninguno era el amante, los tres llegaron a un acuerdo, se amaban, es amar a todos por igual.
—Suena tan hermoso por la manera en que lo narran.
Circe se acostó boca abajo, recargo su cabeza en sus manos y comenzó a mover y jugar con los dedos de sus pies.
—Es que ser libre es hermoso— dije.
Circe, esa manera de moverse, es la mujer perfecta, está noche me enamoré de una mujer distinta a las demás, ella es única. Claro que es una hechicera, no sabía que pensar se ella en un principio, una niña castaña consentida, para nada, una niña castaña madura, con el miedo de vivir lo desconocido, con miedo a ser señalada por los demás sólo por no seguir con el mismo sistema moral. Así es Circe, así es esta hermosa bruja, así es esta hermosa princesa, esta hermosa diosa.
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Amando a Circe
RomanceEn una época conservadora, donde la moral es lo más importante. Circe, la hija de un político, será persuadida a amar a dos personas, dejando de lado todas sus enseñanzas y valores.