Capítulo VII

2.3K 179 7
                                    

París

Circe por fin acepto vivir con nosotros. La relación que se ha hecho pública es entre ella y Gerald. No, no me molesta ni me siento excluido, porque la felicidad no se expone, las alegrías deben permanecer en secreto para no ser arruinadas.

Debido a nuestro estatus social, no faltan las revistas y periódicos que se involucran. Varias veces hemos aparecido en la portada de las revistas más famosas, para todos es como si yo fuera el mejor amigo de Circe y por eso siempre salgo con ellos, pero nadie jamás ha hecho un comentario sobre alguna relación entre los tres, por suerte porque si alguien llegará a empezar con el rumor, los demás seguirían y no sé detendría jamás.

Salimos a cenar a un restaurante, uno de los mejores de Washington. Desde que bajamos del auto, observamos los indiscretos destellos de luz, provenientes de las cámaras de algunos periodistas.

—Deberíamos ir de vacaciones— dice Gerald.

—¿A dónde podríamos ir?— cuestioné mientras bebía de mi copa de vino.

—A un lugar tranquilo, que tal Escocia.

—¡Me encanta la idea!— exclamó Circe— es un lugar muy hermoso para viajar. ¿Y cuando podríamos ir?

—Vamonos este fin de semana— respondió Gerald.

—Mañana tenemos que ir a la fiesta de cumpleaños de mi padre— comentó Circe de mala gana y  mientras rodaba sus ojos.

—Si tú quieres no iremos— dije.

—No, no, tenemos que ir. Pero detesto tener que encontrarme con su amante, ella lo arruina— expresó Circe. Se cruzó de brazos y recargo sobre la silla.

—Ella no debe impedir que te diviertas. Y si estás con nosotros entonces no ocurrirá nada malo, te salvaremos como lo hicimos en tu fiesta de cumpleaños— le dijo mi hermano.

Circe solo sonrió y de un trago bebió el vino que quedaba en su copa.

—Ya quiero ir a casa.

—¿Estás cansada?— le pregunté.

—Cansada no, al contrario.

—¿Al contrario?— dudé

—¡Tengo mucha energía está noche!— Circe estiró sus brazos.

—Entonces debemos darnos prisa— dijo Gerald.

Pagamos la cuenta y salimos del restaurante. Caminamos hasta donde se encontraba el auto, Circe tomo nuestras manos y así continuamos.

—¡Miren eso!— Circe señaló al cielo. De entre tantas estrellas había una que sobresalía del resto, se notaba tan hermosa— Es muy linda ¿No creen?

—No, no es linda— contesté.

—¿Qué?— cuestionó decepcionada.

—No es linda porque esa estrella eres tú. Es tan hermosa como tú, perfecta, única e igual de brillante— dije mientras sonreía al observarla.

—Ahora no solo eres una hechicera, también eres una estrella. Circe un cuerpo celeste en el cielo— dijo Gerald.

—Las mujeres que aman a dos hombres no van al cielo.

—¿Quién dice? Si fue el mismo Dios quien nos puso en el mismo camino, si no quisiera vernos a los tres juntos entonces nos hubiese hecho fijar nuestra mirada en otra chica, sin embargo nos hizo enamorarnos de una reina, de la misma reina— abrace a Circe y ella hizo lo mismo conmigo.

Bese su frente, me encanta verla así de feliz, sin que nada en esta vida le preocupe. Estoy tan enamorado de ella, porque es alguien inigualable, evidentemente no puedo alejarme tan fácil de ella. Pero si me duele no poderle demostrar mi amor abiertamente, también entiendo que es por nuestro bien y quién sabe quizás algún día por fin podremos hacer público todo este amor que existe.
Nuestra historia de amor es diferente a otras, mientras que en los cuentos de hadas un príncipe y una princesa se enamoran, aquí dos hombres se enamoraron de una princesa.

Circe, Circe, mi oculto amor, mi hechicera, mi alma, mi reina. Luz de madrugada, agua en el desierto, rosa entre la hierba, ángel entre demonios, paloma entre cuervos, amor entre odio, arcoiris después de la lluvia. Te amo más que a nadie en el mundo.
Que cuando duermes en mis brazos me vuelvo loco, siento que solo eres una alucinación en mi vida y que en algún momento vas a desaparecer, no quiero, no quiero que desaparezcas nunca, no podría dejarte ir, me vuelvo loco si no estás conmigo. Y aunque hoy el viento está soplando a nuestro favor, puede que un día ya no sea así y tendremos complicaciones que resolveremos con todo el amor que nos tenemos. 

Amando a CirceDonde viven las historias. Descúbrelo ahora