Supo su llegada al oír los pasos, subían con furia los escalones que llevaban a su habitación y podía imaginar perfectamente de quién se trataba, tanto su padre como su madre eran personas realmente tranquilas y pacíficas, las pocas peleas que contempló a su joven edad eran siempre silenciosas y nunca se alejaban de simples palabras dolorosas, por eso es por lo que estaba tan seguro de quién se trataba.
Yoongi apretó los puños y apoyó su espalda en la puerta, no solo por el cansancio sino también para evitar que él entrara en su habitación. Después de lo ocurrido, todo lo que Yoongi quería era evitar encontrarse con su hermano. El miedo que sentía en esos momentos hacia su propio hermano era completamente real.
Seokjin andaba actuando de una forma muy rara los pasados días, aunque Yoongi fue el único que parecía notarlo. Rara vez sonreía y siempre se encontraba con la mirada perdida en algún punto del sitio en el que se encontraba. Las pocas veces que le dirigía la palabra, era para contestarle monosílabas confusos que para nada respondían a las preguntas que Yoongi le hacía.
Yoongi pasó a solo verlo pocas veces al día cuando antes solía pasar muchísimo tiempo conversando con Seokjin todas las tardes. Y las veces en las que lo veía, podía notar un aura pesada y oscura que parecía envolverlo, cubriéndolo totalmente. A los ojos de cualquier otra persona, habrían entendido ese extraño comportamiento como un periodo de depresión, quizás alguien le había roto el corazón, quizás estaba pasando por un mal momento en su vida. Pero Yoongi, quien conocía demasiado bien a su propio hermano, sabe que algo le había pasado. Seokjin solía ser una persona cálida y alegre pero en esos últimos días, a Yoongi le recorría un escalofrío cada vez que sus miradas se encontraban, como si hubiera visto algo que no tendría que haber visto.
No obstante, la gota que colmó el vaso ocurrió esa misma tarde, cuando Yoongi volvió a casa después de sus clases de piano. Seokjin había intentado asfixiarlo.
Yoongi se había dormido en el sofá después de un duro día y no se dio cuenta de la llegada del mayor de los hermanos. Solo se despertó cuando sintió un peso encima de él y unos dedos rodeándole el cuello. Seokjin apretó con fuerza y Yoongi llegó ver como su vista se nublaba y se volvía todo negro. Pero en un último intento de soltarse del agarre de su hermano, Yoongi buscó a tientas algo con el que golpearlo y encontró unas tijeras encima de la mesa que había al lado del sofá. Las clavó en el antebrazo de Seokjin y aprovechando el grito de dolor de este, corrió escaleras arriba hacia su habitación.
El recuerdo aún rondaba por su cabeza, asechando como una pesadilla cruel. Las manos de Yoongi temblaban de miedo y rabia. Con dedos temblorosos, se secó las lágrimas y se propuso no dejar que Seokjin lo vea como alguien débil y fácil de asustar. Seokjin había cruzado el límite.
-¡Yoongi abre la puerta! –escuchó el grito de Seokjin al otro lado de la puerta. Yoongi, lejos de hacerle caso, hizo más fuerza contra esta.
Tenía muy claro que, si dejaba entrar a su hermano, nada terminaría bien. Tenía un débil presentimiento de que Seokjin estaba dispuesto a matarlo, lo pudo ver en sus ojos cuando intentó asfixiarlo y algo le decía que esa misma mirada estuvo presente durante todos esos días, la mirada de un asesino, solo que Yoongi fue demasiado estúpido para no darse cuenta.
-¡Abre la maldita puerta! –volvió a rugir seguido de un fuerte golpe en la puerta.
El segundo y el tercer golpe no consiguieron abrirla, pero sí lo hizo el cuarto. La sorpresa hizo que Yoongi cayera al suelo, sin poder ocultar las lágrimas de miedo y de tristeza a la vez.
Seokjin tenía un cuchillo en su mano, el cuchillo que siempre utilizaba para cortar las fresas que recogía del jardín de su casa. Las fresas que a Yoongi tanto le gustaban.
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Ghost Hunter {Yoonmin}
Fanfiction[[-Matarme, no olvides nunca cuál es tu objetivo principal, Jimin. -le interrumpe sonando realmente cansado, como si le hubiera repetido esa misma frase mil veces. -No lo he olvidado -contesta Jimin, nota su voz temblar y sabe que miente. Solo esper...