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No supe bien cuánto tiempo pasó, creo que en algún punto me quedé dormido y desperté porque escuché gritos de alguien. Era mi hyung y cuando me asomé estaba siendo golpeado por los mismos chicos. Su rostro estaba lleno de sangre pero también algo blanco, su uniforme estaba roto en algunas partes y también tenía manchas rojas.

"Ni una maldita palabra a nadie." Uno de ellos escupió sobre él antes de irse ambos.

Me quedé quieto. ¿Por cuánto tiempo estuvieron ahí? ¿Iban a regresar? No me moví para nada por varios minutos, tal vez fueron quince, estaba alerta, no sabía si ahora era seguro salir. Pero pronto escuché los gemidos de Yoongi y salí de inmediato. Él apenas respiraba bien, cuando quise tocar su rostro se asustó y eso encogió mi corazón.

"Hyung, soy yo. No tengas miedo de mi. Yo no te haré daño." Entonces sus ojos se abrieron para verme. Esos ojos me daban paz y confianza, significaban que todo iba a estar bien por más roto todo estuviera, esos ojos seguirían a mi lado. "Ellos se fueron. ¿Puedes caminar?"

Volvió a cerrar sus ojos y se relajó mientras acariciaba su cabello. "Estoy bien, Hobi. Sólo... déjame descansar, un poco." Solté un sonido de aprobación y me quedé a su lado.

Cuando se estaba haciendo más tarde me preocupé aún más. Él no despertaba, no podíamos quedarnos aquí todo el día. La sangre empezaba a secar y después haría frío.

"Hyung, tengo que ir a casa por un abrigo y alcohol. No me tardo mucho. No te muevas."

Así que fui a casa, todo el jodido camino llorando. Pude haber llegado más rápido de no ser porque estaba paranoico y alerta a cualquier par de chicos que veía por ahí. En casa, mamá estaba sobria.

"¿Hoseok?" Ella salió de la cocina con un delantal puesto. Así que era uno de esos días voy-a-jugar-a-ser-una-buena-madre. "¿Vienes con Yoongi? Hice de comer para los tres." Se acercó a mi con preocupación en el rostro. "¿Por qué estás manchado de sangre?"

Lo solté todo, o casi todo. "Hyung está muy herido. Por favor ve por él, no quiero que se muera."

Mamá no era un monstruo siempre. Me pregunto si Dios sabía lo que ocurriría ese día y entonces hizo coincidir todo para que no fuera tan malo. Gracias, Dios.

Hyung y mamá llegaron a casa en un taxi. Yo tenía preparada la tina con agua tibia y algo de material de curación.

Lavé su cabello en silencio, limpié su rostro y  tallé su espalda a la vez que intentaba darle un mensaje en los hombros. Notaba cuán tenso se encontraba.

"No debiste quedarte." Habló tan bajito que de ser porque estábamos en completo silencio no hubiera sido capaz de oírlo. "Si te ellos te hubieran visto..."

"No me vieron." Interrumpí, de pronto estaba molesto. "Incluso cuando el que está herido eres tú te preocupas por lo que pudo haberme pasado." Bajé la mirada, sumergí la esponja en el agua. "Deberías estar molesto conmigo porque no ayudé en nada y sólo me quedé viendo." Había empezado a llorar pero él estaba de espaldas así que no había modo de que lo supiera. "Fui un cobarde."

"Fuiste un imbécil, debes huir en situaciones así. Tienes razón en algo, quedarte no sirvió de nada." Apreté mi mandíbula.

"¡Deja de preocuparte por mi, si hubiera sido yo tal vez me hubiera defendido al menos!" Tan pronto lo dije me arrepentí de haberlo hecho. "¿Por qué no los detuviste?"

Sabía que mi pregunta era estúpida no sólo por la mirada que me dio. Había visto todo, lo altos y fuertes que eran, y por lo que dijeon no era la primera vez. No se con qué frecuencia pasaba esto pero me imagino que aquellas veces que he visto a hyung golpeado han sido ellos.

"¿Cómo? ¿Debería golpearlos también? ¿Crees que tengo oportunidad?"

"¡Podrías contarle a alguien!"

"¿Qué quieres que diga, Hoseok? ¿Y a quién?"

"Tu papá..., bueno, tal vez mi mamá. ¡O la abuela de la tienda!"

"Claro, mira papá, estos tipos ponen su pene en mi boca." Abrí mi boca para protestar pero no había nada que decir. Era ridículo, por un momento me imaginé ser él y pensé qué haría en su lugar, pero yo soy un cobarde.

Esa noche se quedó a dormir en mi casa. Jugué con su cabello incluso cuando me dijo que no lo hiciera, pero creí que así lograría dormir más rápido y no pensaría en lo ocurrido.

"Cuando crezca voy a protegerte de ellos." Prometí en voz baja, no muy seguro de si era escuchado o no. "Nam diría que soy muy gay cuando se trata de ti, ni siquiera me importa, si es bueno o malo. Me gustas aún, hyung. Se que no está mal porque tú no dijiste que lo estaba." Miré su rostro, sus ojos cerrados y respiraba muy tranquilo. "¿No estás despierto?" Llevé una mano a su mejilla y la acaricié con timidez, después pinché su labio inferior. Se sintió suave y me recorrió un cosquilleo por todo el cuerpo. "¿Te acuerdas cuando te besé? Quiero hacerlo otras veces pero pienso que sería demasiado."

Sus ojos se abrieron muy grandes. Levantó la cabeza sólo para encontrar a mamá viendonos desde mi puerta.





Never grow up.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora