[ ᵖᵒʳᵗᵃᵈᵃ ʰᵉᶜʰᵃ ᵖᵒʳ ᵐᶤ́ ]
[ ˢᵉᵖᵃʳᵃᵈᵒʳᵉˢ ʰᵉᶜʰᵒˢ ᵖᵒʳ ᵐᶤ́ ]
━❨✨❩ Libro de escritos cortitos sobre diversas situaciones de la vida de las hermosas parejas yaoi de Owari No Seraph.
━❨✨❩ No esperes encontrar algo "decente" aquí. Les tengo cierto cariño a...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
—G-Guren~
Calor, sudor y erotismo. Esas tres palabras podían definir a la perfección cómo se encontraban ciertas personas que estaban teniendo su “intimidad” en la oficina.
Una leve capa de sudor cubría la piel de ambos cuerpos. Tenían un calor abrumador, claramente producto del éxtasis que experimentaban. El albino sentía una extraña pero a la vez agradable mezcla entre dolor y placer por todo su organismo.
—Mgh...
Sus hermosos ojos zafiro se cerraban en un impulso cuando el azabache volvía a penetrar con fuerza. Se aferraba firmemente de su cuello, mientras que el otro le tomaba por los muslos, y cada tanto repartía algunas marcas por su clavícula.
Se hallaban en la oficina del de orbes amatista, quien al parecer necesitaba un momento para desestresarse. El contrario no puso objeción alguna a su pedido, comenzando así con pequeños besos, los cuales fueron subiendo de tono para luego convertirse en lo que estaban haciendo.
—A-Ah~
A Shinya ya comenzaba a dolerle la espalda, puesto que el mayor le había tumbado encima de su escritorio, tirando todas las cosas que se encontraban sobre éste. Debía admitirlo, disfrutaba demasiado aquello, pero no podía estar tranquilo, sabiendo que en cualquier momento alguien podía entrar y verlos.
Jamás podría reconocerlo en voz alta, pero ambos solían hacerlo —al menos— cada cuatro o cinco días, en esa misma oficina. Mayoritariamente, era el mayor quien tomaba la iniciativa. Sin embargo, el peliplata no se quedaba atrás, puesto que en varias ocasiones fue él quien logró seducirlo a la perfección
Se llevó la palma de una de sus manos a sus labios, en un intento por callar los obscenos sonidos que de allí salían. Abrió un poco los ojos, notando que Guren llevaba el ceño fruncido.
—Te dije que no hagas eso... Me encanta oír tu voz... —mencionó con un tono algo grave, apartando sus manos y depositando un casto beso.
—P-Pero pueden o-oírnos... —logró pronunciar entre suspiros.
—No me importa si nos oyen. De hecho, me gustaría que lo hicieran, para que sepan que eres mío... —murmuró cerca de su oído, en medio de jadeos.
El albino se estremeció completamente al escuchar dichas palabras salir de la boca contraria. El otro fue bajando por su cuello, dejando más chupetones de los que ya había. Se detuvo por debajo de su hombro, lamiendo aquella zona y mordiéndola.
Ambos ya estaban llegando al final, y el azabache quería que disfrutara al máximo. Aumentó el ritmo de las embestidas, provocando que Shinya soltara numerosos gemidos de placer.
Finalmente, el de orbes azules terminó por correrse, manchando su propio abdomen. Pasó de igual forma con el contrario, quien salió lenta y cuidadosamente de su interior. Acomodaron sus vestimentas, tratando de calmar sus aceleradas respiraciones.
