⟮ 5.⟯

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Pareja :  Rene x Lacus.
     ﹋﹋﹋﹋﹋﹋
N/A :  Tranqui, no morí. 
     ﹋﹋     ¿Cuánto tiempo pasó? ¿Dos, tres, cinco meses? ¿Media década?

Este pequeño escrito se me ocurrió al ver una imágen de mi más reciente otp con un paraguas(?  Hasta yo me sorprendí.

Debo hacerles una aclaración; creo que me dedicaré a escribir de las parejas yaoi “clásicas” del anime (las que escribí hasta ahora, + Crowrid), al menos en sentido romántico.
Quizá haga algún otro escrito de una ship diferente, pero será en plan amigos (algo así como una brotp xd).

meperd0n an¿

Otra aclaración, de este capítulo en adelante todos serán simples humanos mortales, de ser lo contrario les avisaré, pero va a ser muy de vez en cuando. (creo).

Cuando sintió unas gotas cayendo en su cabeza, resbalando por sus hombros y mojando poco a poco su camiseta, comprendió que el famoso karma si existía

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Cuando sintió unas gotas cayendo en su cabeza, resbalando por sus hombros y mojando poco a poco su camiseta, comprendió que el famoso karma si existía.

Necesitaba irse de la morada de sus padres cuanto antes, y no es que le desagradara verlos, pero no soportaba las tontas cenas familiares que estos organizaban con sus tíos. Las tías metiches preguntando si tenía alguna novia, primas queriendo trenzar su cabello, primos pequeños preguntando si tenía algún juego divertido en su celular... ¿Quién padecía de suficiente paciencia como para tolerar todo aquello? Definitivamente él no.

Afortunadamente logró escapar de allí con la excusa de salir a comprar un par de refrescos. Se sentía increíble caminar bajo el enorme manto de estrellas que iluminaba el oscuro sendero. La fría brisa nocturna le erizaba los diminutos bellos de la nuca; maldijo en voz baja por no llevar abrigo, se encontraban a mediados de otoño después de todo.

Suspiró, con una media danzando en sus labios. Cuando en su campo de visión apareció aquella conocida tienda de veinticuatro horas que solía visitar con frecuencia, caminó alegremente hacia esa dirección mientras silbaba una melodía que inventaba con cada paso que daba.

Eligió las primeras latas que vio en la heladera, tomando también algunas de cerveza por si las dudas; de todos modos nunca estaban de más. Notó que le sobraba suficiente dinero para comprar algunos aperitivos, por lo que eligió una bolsa de papas fritas y otra con algunos dulces para sus primos.

Pagó todo y salió del negocio. No tenía intenciones de volver a su hogar, no aún, por lo cual se encaminó hacia un parque cercano que solía frecuentar. Estaba dispuesto a sentarse en una de las bancas y admirar el hermoso paisaje estrellado que se extendía en lo alto del cielo, mientras degustaba una deliciosa y espumosa cerveza. Pero no contaba con que sus planes se verían afectados por nada más que agua.

—Genial, lo que faltaba —habló entre dientes.

Contuvo el impulso de añadir una ofensa exclamada a los cuatro vientos, en su lugar bufó molesto y rodó los ojos. Tomó las bolsas de plástico que descansaban a sus pies, y con cara de pocos amigos, caminó sin rumbo fijo por las veredas del vecindario. Ya no le importaba mojarse, no cuando ya estaba empapado hasta los calzones.

Le vio el lado positivo a la situación: para su fortuna la lluvia era apenas un diluvio, aunque de igual forma era bastante fuerte y había algo de viento. Envidiaba a los que pasaban por allí con un paraguas, sin una pizca de agua en sus atuendos.

Aquellas personas le lanzaban miradas confundidas y algo enfadadas porque caminaba por el medio de la senda, sin dejar suficiente espacio para que los demás pasaran. Pero todo eso le valió un rábano cuando vio a una cuadra la casa de Rene.

Parecía que la vivienda desprendía mágicos destellos de luz blanquecina, como si la vida estuviera diciéndole no, no te odio tanto. Corrió a toda velocidad, sin importarle si salpicaba a los otros.

Arrojó las bolsas al suelo y colocó sus manos en sus rodillas. Maldita sea, ¿eso apenas había sido una calle? Se hizo una nota mental de seguir el consejo de su madre e ir de una vez por todas al gimnasio, mientras trataba de calmar su respiración y dirigía su dedo índice al botón del timbre.

No fue necesario presionarlo, ya que la puerta fue abierta por un azabache con una expresión entre enojada y confusa.

—¿Lacus? ¿Por qué estás...?

Su frase fue detenida por un energético abrazo del aludido, quien se aferró firmemente a su cuerpo y aspiró el exquisito olor a café que habitualmente su novio desprendía.

—Estás empapado —divagó, tratando de comprender la razón del actual estado del pelimorado.

—¡L-Lo siento! —de manera instantánea abrió distancia entre sus cuerpos, tomando las bolsas y entrando en la residencia.

—No te preocupes —observó su propia camiseta ligeramente mojada—. Ve a ducharte, te llevaré una toalla y un poco de ropa.

Hizo caso a aquella sugerencia —que más bien había sonado a una orden— y fue hasta el baño, cuidando de no distraerse demasiado en el camino para no humedecer el suelo. Giró la canilla y reguló la temperatura del agua para que fuera levemente más caliente a lo que usualmente estaba acostumbrado.

Se duchó silbando la melodía que anteriormente había inventado y sin apuros, aunque de todos modos el lapso de tiempo que permaneció allí dentro fue bastante corto. Al acabar, mientras giraba la perilla para bloquear el paso del agua, tanteó la repisa en donde usualmente Rene dejaba las toallas; pero había un pequeño inconveniente: no había ninguna.

—¡Rene! ¿Dónde demonios están las toa...?

El abrupto sonido de la puerta del sanitario siendo abierta frenó su exclamación, dejando ver a quien hace apenas unos segundos estaba maldiciendo mentalmente. Al instante un tono bermellón se abrió paso en los pómulos de ambos jóvenes, haciendo notar lo avergonzados que estaban.

—Aquí tienes —extendió su brazo para entregarle lo que estaba buscando, mirando hacia otro lado para evitar continuar viendo su torso desnudo—. Y podrías haberlas tomado antes de entrar al baño, tonto.

—Lo sé, lo sé~ —canturreó—. Pero admítelo, te encanta observar mi cuerpo desnudo, especialmente si es en la cam-

—Sabía que no tenía que dejarte entrar —suspiró cansado, antes de marcharse.

—¡Que malo eres~!

Finalmente su complexión se secó por sí sola, así que simplemente escurrió su cabello y amarró la suave tela a su cadera. Se encaminó al cuarto del azabache —quien no se encontraba ahí—  y rebuscó en el armario hasta hallar una amplia camiseta negra con un estampado extraño.

Caminó hasta la sala de estar, viendo asomarse unos oscuros mechones de cabello en el respaldo del sofá, donde se dirigía con una sonrisa maliciosa.

Apoyó sus codos y se inclinó ligeramente hacia adelante, notando que su novio ladeó la cabeza para verlo mejor.

—¿Lo que estabas viendo hace un momento era Frozen? —cuestionó divertido.

—No, era la Era de Hielo cuatro —respondió sarcástico, rodando los ojos—. No hay nada decente para ver en la televisión, no me juzgues.

Sus orbes se posaron en el televisor, al parecer el programa había hecho una pausa y en ese momento se encontraba transmitiendo pura publicidad de mala calidad.

—Oye, Lacus —llamó luego de un par de minutos.

—¿Hm?

Rene movió nuevamente la cabeza hacia atrás, posando sus labios en los contrarios, empezando a moverlos sutilmente. Gracias a la sorpresa y al repentino nerviosismo que creció dentro de él, sólo logró corresponder torpemente cuando aquel contacto ya había llegado a su fin.

—Quizá sí me gusta mirar tu cuerpo desnudo —murmuró cerca de su oído.

Owari No Homo | Yaoi DrabblesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora