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Llegamos al parque, compramos el helado y después nos sentamos en el pasto. Yo estaba observando mucho y quiero decir mucho a Camila, me encantaba hacerlo; era la vista más bonita.

-¿Lauren?- me saco de mis pensamientos.

-¿sí?-

-¿te importaría cuidar a Sofí? Debo hacer algo- se paró.

-claro, yo la cuido- sonrió y después se marchó.

-¿Por qué miras así a mi hermana?- dijo la pequeña mientras gozaba su helado de chocolate.

-¿Cómo?- pregunte confundida.

-ya sabes... como papi mira a mami... con- la interrumpí.

-bueno- me detuve para pensar –tu hermana es muy linda-

Rió con tanta dulzura -¿te gusta?- ¿Qué? ¿Cuántos años tiene? ¿7?

Trague saliva -¿perdón?-  no pude evitar sonrojarme.

-mi hermana- lamio su helado -¿te gusta ella?- sus ojos brillaban.

-yo... yo la quiero- tartamudee.

-yo también- sonrió y yo también lo hice.

 -tu, tú la pones feliz, desde que te conoció ha dejado de llorar en su habitación como solía hacerlo, ella cree que yo no la escuchaba pero sufría con ella; ahora sonríe mucho y me gusta eso, gracias, um...- se mordió la lengua tratando de recordar mi nombre.

-puedes decirme Lolo- ella rió.

-Lolo es un nombre gracioso- se acercó a mí.

-es un apodo que tengo desde pequeña y solo lo comparto con personas especiales- sus ojos volvieron a brillar.

-¿soy especial?-

-eres realmente especial, Sofí- sonreí y ella me abrazo.

-nunca dejes a mi hermana- dijo con tristeza.

-te lo prometo- la continúe abrazando.

En eso llego Camila.

-¿Por qué tanto amor?- rió.

-bueno...- Sofí me soltó y corrió con Camila.

-¡Camila! ¡Camila! ¡Vamos a jugar!- sonreí ante su gesto.

-vale, ¿Qué le pusiste a su helado?- reí.

-nada, lo juro-

-¡Camila!- grito Sofí.

-vale, iremos a jugar- Sofí le dio su mano y caminaron a los juegos seguidas por mí. Después de 10 minutos, Sofí jugaba con unos niños de su edad y yo y Camila estábamos solas.

-¿Qué le hiciste?-

-¿de qué hablas?- la mire extrañada.

-ella nunca quiere jugar cuando venimos, solo observa a los niños y suspira deseando jugar pero no lo hace. Y de repente llegas tú y Sofí parece feliz-

-dijo lo mismo sobre ti-

-¿eh?-

-dijo que tú llorabas siempre pero que ya no lo haces más, ella te ve muy feliz últimamente y creo que por eso ella comienza a serlo también- Camila sonrió.

-gracias- dejo un tierno beso en mi mejilla.

-¿Por qué?- sonreí.

-ya sabes, por ser mi amiga y todo-

-últimamente me he comportado como idiota- baje la mirada.

-lo entiendo, tú tienes tu vida y eso pero ahora la dejaste para arreglar las cosas conmigo- tome su mano.

-Camila, tu eres parte de mi vida y comenzare a demostrártelo desde ahora. Sé que debí comenzar desde el primer día de clases pero supuse que querías hacer tu propio camino-

-¿amigas?- pregunto ella.

-siempre- dije feliz pero con un pensamiento diferente en mente "quiero ser algo más que solo tu amiga".

Continuamos hablando durante un rato hasta que mi celular sonó; mi padre.

-lo siento, debo responder- ella solo asintió y me aleje un poco para responder.

-¿Qué sucede?-

-¿QUÉ SUCEDE? ¡LA PRACTICA COMENZO HACE 1 HORA! ¿Dónde carajos estas?- odiaba cuando mi padre usaba un mal lenguaje.

-lo olvide por completo, lo sie...- no me dejo terminar y comenzó a gritarme.

-¿CÓMO QUIERES ENTRAR EN UNA BUENA UNIVERSIDAD? ¿PIENSAS QUE UNA BECA ES FÁCIL DE CONSEGUIR? A veces eres tan idiota, Michelle- ¡Te odio! ¡Te odio! Solo quería gritarle en su cara.

-está bien, papa, estaré ahí pronto-

-más vale, el equipo no sirve sin ti- colgó, así como así.

Sentí como mis mejillas se empaparon; nunca me ha gustado llorar en público, seque como pude las lágrimas y volví con Camila. Por desgracia, lo noto.

-¿Por qué lloras?- pregunto preocupada.

-yo...- tartamudee –me olvide de la práctica y mi papa se ha molestado mucho- las lágrimas volvieron aún más fuerte y Camila no dudo en limpiarlas.

-ve- la mire confundida – ¿hace cuánto comenzó?-

-1 hora-

-ve- sonrió –y has lo que gusta, yo y Sofí caminaremos a casa-

-no. Yo las llevo, no me molesta. Puedo... puedo...- tomo mis manos.

-Lauren, tienes que ir, ¿vale?, no te preocupes estaremos bien- seco la última lagrima.

-gracias- sonreí -¿hasta después? Asintió. Comencé a alejarme cuando escuche una voz que me llamaba.

-¡Lolo!- Sofí se lanzó en mis brazos.

-¿Por qué lloras?- pregunto triste –no llores-

-está bien, Sofí, no pasa nada- sonreí -¿ves?- señale mi cara –una gran sonrisa-

Ella río -¿te vas?-  asentí –te extrañare-

-y yo a ti pequeña- la abrace –cuida de tu hermana, ¿sí?-

-siempre- dijo feliz.

La baje y me aleje de nuevo; mire por última vez atrás y me di cuenta cuan enamorada estaba. 

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