Capítulo 5

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No me equivoqué al pensar en el consejo que todo sería diferente, solo habían transcurrido tres días y para mí habían pasado semanas. Las clases de historia, literatura, matemáticas, mitología, geografía e idiomas se intensificaron. Estaba saturada, apenas podía respirar, y por si fuera poco también tenía que vigilar a esos cazadores. En estos momentos yo y Amarania nos encontrábamos en el departamento de los chicos buscando las pautas de caza de esa bestia para tratar de averiguar qué o quién era,si quiera si permanecía en la zona.

-Esto es un desorden.- comentó frustrada- En mi vida he visto tanta basura almacenada...

-No es para tanto.-Traté de simplificar mientras miraba unos documentos de la cacería que habían completado hace 2 años los gemelos, en si la información estaba desordenada y había manchas de café por todas partes. Tan solo mirarla me daba vergüenza ajena.

-Los polluelos de primaria ni siquiera dejan su ropa interior por el suelo, y estos chicos la dejan hasta en los armarios de la cocina.-Sentenció, mientras a mi se me escapa una risa con el recuerda de la cara de asco de mi amiga al abrir el armario.

-No somos sus madres, además, ni siquiera tenías por qué mirar allí.

-Yo escondo las cosas en los armarios de las especias para que mis primos no las encuentren.

-¿Cómo?- Pregunté sorprendida.

-Un niño nunca buscaría los exámenes que le van a poner en el armario de las especias de su prima.

-Sin embargo ellos no tienen que esconderle nada a nadie. Ni siquiera tienen por qué suponerse que vayan a buscar sus informes o trabajo unas chicas que apenas conocen... mal.-Amarania se volvió ante mi última palabra.

-¿Qué?

-Esa taza no estaba así.-le avisé mientras la colocaba de la manera que recordaba haberla visto.

-No entiendo qué tiene que ver eso, tu mísma has dicho que no tienen por qué suponerse que alguien vaya a entrar en su departamento.

-Lo se, pero yo misma me doy cuenta de cuando alguien entra en mi habitación gracias a que mueven algo sin darse cuenta.

-Ahora entiendo cómo descubriste que nos habíamos escondido en tu cuarto.

-Si. Ahora a seguir buscando.

Mientras Amarania iba a la sala yo empecé a inspeccionar las habitaciones, una por una veía su desorden algunas estaban mejor que otras, sin embargo, y por mucho que buscara, solo encontré 5 camas. También miraba en sus ordenadores, poniéndome unos guantes y usando unas capucha, bufanda y gafas por si la cámara del ordenador estaba siendo arbitrada,pero no encontré nada. Después de tres horas seguíamos sin pistas.

-No he encontrado nada, ¿Y tú?-Preguntó Amarania.

-Solo he visto 5 habitaciones, creo que me falta la de Derek.

-Entonces no nos hemos dejado nada... es el más irresponsable de los seis, vámonos.

-Primero pienso entrar en su habitación.

-Casi no nos queda tiempo.

-Tu vete Amarania, así si llegan puedes entretenerlos para que yo acabe de inspeccionar.

-Vale. Suerte.-Con eso dicho, saltó por el balcón sin mirar atrás y yo proseguí estudiando cada puerta que me encontraba. Empecé a dudar de que le hicieran dormir en el suelo al pelirrojo, pero al final encontré una puerta en la cocina, escondida por el armario que tenía escondida la ropa interior de uno de ellos. Al intentar abrirla me di cuenta de que estaba cerrada con llave y una sonrisa se extendió por mi rostro al haber previsto esto y tener mis ganzúas. Tras pelear unos minutos con la cerradura, conseguí abrirla, sin embargo, lo que vi era muy diferente de lo que me imaginé.

El canto de Ruiseñor.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora