Personajes: Soukoku, Port Mafia
Género: familiar, amistad, comedia
Resumen:Este es el día en el que te convertiste en el Chuuya que todos conocemos...
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•Suspiré con pesadez mientras observaba el reloj de pared.
Había pasado ya media hora desde que me había concienciado en rellenar el informe sobre el salvamento de Q a manos de The Guild. Tras ese momento, lo único productivo que hice en toda la media hora fue descubrir que las esquinas del folio formaban cada uno un ángulo recto. No me sentía inspirado ni en lo más mínimo: aún me dolía el cuerpo tras usar Corrupción.
Pensé en la idea de ir a ver a Ane-san, pero escuché que se hallaba en una misión secreta junto a Kaiji por la ciudad… Ane-san y Kaiji, quién lo iba a decir.
Akutagawa proseguía recuperándose tras la batalla en el Moby-Dick y Higuchi estaba cual grano en el culo pegado a él. En cuanto al Lagarto Negro… Tachihara y Gin estaban entrenando a destajo para poder ser de ayuda al jefe la próxima vez que se encuentren con el presidente de esa patética Agencia y Hirotsu había decidido ir a dar un paseo por el parque central ante el clima calmado que se respiraba por fin.
También pensé en el jefe, pero entre el papeleo que debía hacer por los destrozos de Q y las disculpas que debía dar personalmente a cada político japonés, me extrañó que quisiese tomarse aquella copa con Ane-san y conmigo. Sin embargo, el jefe es toda una caja de sorpresas y me enteré que se encontraba con Elise comprándole unos vestidos por su cumpleaños (el 16º cumpleaños que tiene en un año).
Cumpleaños…
Ese día que se celebra el nacimiento de una persona. Hace poco celebramos el de Akutagawa (no conseguimos emborracharlo, pero ver a Higuchi llorando toda la noche no tuvo ningún desperdicio). En febrero celebramos el del jefe y el de Elise (sinceramente, parecía más el cumpleaños de la niña que el del jefe), y en enero el de Ane-san (la batalla dialéctica entre el jefe y Tachihara borrachos sigue en nuestros móviles).Cada mes teníamos un cumpleaños y lo más curioso es que nunca era el mío…
No recuerdo qué día nací, ya que se supone que al principio era un monstruo que luego se convirtió en un humano. Puedo tener cientos, hasta miles de años… Eso tampoco lo sé.
La gente sentiría algún tipo de vacío al no tener cumpleaños (no es lo normal, todo hay que decirlo), pero yo notaba que eso no me afectaba ni en lo más absoluto.
Entonces, ¿por qué estaba reflexionando sobre ello?
Decidí salir a dar una vuelta con mi moto. Hoy hacía un día espléndido para que la foto en los radares saliese bien nítida. Cuando llegué al aparcamiento, mi humor cambió por completo cuando vislumbré la posibilidad de vengarme por fin de Dazai tras dejarme tirado: el imbécil se hallaba apoyado en mi querida moto mientras silbaba aquella canción odiosa.
–¡Oh, Chuuya! ¡Qué coincidencia!
–No le encuentro la coincidencia por ningún lado. Estás en MI moto.
–¡Ah! ¿Es tu moto? –se giró y empezó a darla palmaditas–. ¿No llevas sillín?
Decidí pasar de ese comentario. No deseaba acabar encerrado de por vida por cumplir el sueño de este idiota: matarle.
–Me extraña que vengas aquí después de dejarme tirado –traté de mantener la calma cruzándome de brazos.
–Sabes perfectamente que no valoro mi vida en absoluto –respondió sin mirarme siquiera.
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BSD || Crónicas callejeras (One-shots)
FanfictionConjunto de one-shots conexos e inconexos de Bungou Stray Dogs, sobre cualquier personaje, género, shipp... ¡Puede contener spoilers! Se admiten pedidos :)