–Erika me acaba de llamar Louis, me dijo que el contrato lo tendrá dentro de dos días –dijeron entrando a la oficina.
–Claro, gracias –dije sonriendo –me parece perfecto.
–Será genial ya veras –sonrió ampliamente –después de esto seremos los mejores ya lo verás.
–Así será Elizabeth así será. –Pensé un poco y después seguí hablando –desde que regresamos del viaje no haz mencionado nada sobre el abogado.
–Es solo que no quiero que pienses que te estoy presionando o que solo me acerqué a ti para sacar provecho..
–No, eso no lo pensaré –dije sonriendo –se que esto es muy importante para ti y créeme que me encantaría ayudarte.
–Te lo agradezco enormemente –tomó mi mano por encima del escritorio. –viviré en deuda contigo..
–Claro que no, yo te quiero ayudar y además seremos socias y amigas así que pues puede que en alguna ocasión necesite ayuda.
–Y yo estaré para ayudarte. –dijo aún tomando mi mano.
–Erika, me dijeron que podía entrar que no estabas ocupada –dijo Blanca entrando a la oficina sin tocar, su mirada se fijó en nuestras manos unidas y se disculpó. –Lamento haber entrado así, no quería interrumpir.
Me puse de pie y caminé hacia ella para saludarla.
–No interrumpes nada Blanca, ven te presento a una amiga –dije –Ella es Elizabeth nuestra nueva socia y amiga.
–Mucho gusto! –dijo amablemente – Soy Blanca .
Estrecharon sus manos y después de unos minutos de pláticas, Elizabeth se despidió y salió de la oficina no sin antes darme una mirada algo extraña pero que provocó una gran sonrisa en mi.
–Es guapa –Dijo Blanca viendo sus uñas
–Si lo es, es una gran persona y me cae muy bien.
Miré a Blanca y me miraba confundida.
–No continuaste con el plan –dijo –no me llamaste..
–La verdad es que no se si quiera continuar el plan – dije suspirando – Todo esto está funcionando de maravilla y no se si quiera que esa venganza me cague todo.
–Es una buena decisión –dijo sonriendo –Tu no eres una mala chica y creo que eso es lo mejor.
–Así será supongo..
Me gustaba el interés que Blanca tenía sobre mi pero en ese momento mi mente estaba enfocada en el restaurante y no tenía ganas de enfocarse en nada mas.
–Crees que podamos salir algún día? –Preguntó tímidamente
–Claro que si –dije sonriendo –puede ser el fin de semana? –Pregunté.
–Claro, yo te llamaré.
Se despidió y salió con una gran sonrisa y yo me quedé preocupada porque ella si estaba interesada en algo bien y yo simplemente no quería nada con nadie por ahora.
Junte mis cosas y me dirigía a la puerta cuando me topé con Elizabeth y casi nos caemos.
–Oh Discúlpame de verdad –Dije apenada.
–No hay problema! –dijo riendo –Yo no me fijé discúlpame.
Nos reímos y era raro pero en ese momento me había puesto muy nerviosa.
–Yo ya iba de salida –dije
–Yo venía a buscarte –dijo ella nerviosa –Quería saber si me podrías llevar con tu madre..
–Si! Claro justo iba a su oficina –sonreí –Vamos?
–Amm si vamos..
Fuimos hasta mi coche y nos fuimos directo a la oficina de mamá, podía ser que no nos recibiera por lo ocupada que siempre estaba pero pedía al cielo que esta vez si nos recibiera.
Una vez llegamos me acerqué a donde se encontraba la secretaria y pedí que me dejaran entrar.
–Silvia puedes decirle a mi madre que estoy aquí?
–Claro ahora vuelvo.
Entró a la oficina y salió con una sonrisa
–Pasen está libre.
Entramos a su oficina y me miraba de manera atenta y seria pero su mirada se suavizó cuándo vio que venía Elizabeth conmigo .
–Buenas tardes –Dijo Elizabeth.
–Buenas tardes –mi madre me miró a mi esperando a que las presentara. –Veo que mejoras tus gustos hija..
–No! Madre –golpe mi frente sumamente apenada por la forma de ser de mi madre – Ella es Elizabeth mi amiga y socia
Elizabeth sonreía y me veía fijamente, para ese entonces yo debía ser un tomate de lo roja que estaba.
–Mucho gusto Elizabeth –dijo estrechando la mano de Elizabeth –Soy Clarisa, madre de esta niña.
Rieron y yo solo me sentía muy incómoda.
–Siéntense –dijo mi madre –Que las trae por aquí –Dijo curiosa.
–Necesitamos tu ayuda –dije ya mas tranquila –se lo importante que eres en México por tu carrera tan exitosa y se que podrías tener contactos y necesito encontrar al mejor abogado de Mexico.
–Ok.. –Dijo buscando en su agenda – me gustaría saber primero para que lo quieren..
–Yo le estoy pidiendo ayuda para arreglar una situación algo complicada –dijo Elizabeth – y en realidad me ayudaría muchísimo.
En el rostro de mi madre se veía duda y curiosidad por lo que decidí intervenir.
–Madre es un tema complicado –dije seria y tratando de explicar y que ya no preguntara mas.
–Bien.. tengo tiempo..
–Mamá!!! –dije apenada.
–Que?! –dijo –Necesito saber en que anda metida mi hija.
–No te preocupes Erika – sonrió – yo le explico.
Mientras ella platicaba con mi madre, sonó mi teléfono y salí de la oficina para contestar ya que no sabía de quien se trataba.
Llamada:
–Diga –contesté.
–Erika –dijeron – Que bueno que contestas.
Mi sangre comenzó a hervir al saber se quien se trataba.
–Que quieres Zoé –dije molesta –Tienes el descaro de llamarme!
–Necesito hablar contigo –dijo llorando – Es muy importante lo que tengo que decirte.
–No quiero saber nada de ti Zoé, ya déjame en paz por favor!! –Levanté la
Voz –no tuviste suficiente con lastimarme?.–Perdóname!
–Adiós Zoé.
Colgué la llamada y salí a tomar un poco de aire para calmarme, las ganas de venganza regresaron pero no me iba a convertir en ese tipo de persona.
Mi vida iba tan bien que no iba a desperdiciar mi vida en una venganza que podía arruinar todo lo que tenía.
Entré después de unos minutos y vi que mi madre anotaba algo en un papel mientras Elizabeth limpiaba sus lagrimas.
–Todo bien –puse mi mano en el hombro de Elizabeth y me miró sonriendo levemente.
–Todo bien –tomó mi mano que se encontraba en su hombro.
–En este papel está el numero no del mejor abogado de México si no de la mejor abogada de México.
Tomé el papel y leí el nombre que tenía escrito el papel.
–Fabiola Contreras? – Pregunté curiosa– vaya, veremos si esta mujer puede ayudarnos a solucionar esto.
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Inesperadamente tú
RomanceErika es sorprendida por el destino quien se encarga de enseñarle que todo llega a su tiempo. Trata de olvidar sin pensar que en el intento le volverían a romper el corazón.