Mi corazón latía muy rápido, sentía la adrenalina a mil por hora y no por el susto si no por tener a esa persona frente a mi y tan pegada a mi cuerpo.
–No me hagas repetir la misma pregunta –dijo
Reí y me alejé tratando de relajar mi respiración, me sentía nerviosa pero a la vez aliviada de saber de quién se trataba.
–No tengo que darte una explicación –dije acomodando mi abrigo –No somos nada.
–No puedes estar haciendo esto –dijo con dolor en sus palabras –Sabes bien lo que siento por ti..
–Y que sientes por mi? –me giré y levanté mi voz –Crei que no era importante Elizabeth!!
–Es mi hija –dijo dolida –Podria aceptar que fuera con otra persona pero no con Fabiola..
Reí amargamente y la miré a los ojos con enojo.
–No estoy saliendo con tu hija –la miré –pero me alegra ver qué al menos causé algo en ti alguna vez.
Caminé hasta la puerta, no quería saber nada en ese momento solo quería largarme de ahí al sentir que ni siquiera me había seguido.
Mis lágrimas querían salir y era por qué en ese momento me había dado cuenta que me había enamorado de Elizabeth y ya no había vuelta atrás.
Antes de subir a mi coche sentí como me detuvo a la fuerza y me abrazó, quise alejarme pero no me lo permitió y terminé llorando en sus brazos.
–Perdóname –dijo acariciando mi pelo. – Sé que te estoy haciendo daño, pero si seguimos con esto puedes sufrir más.
–Entonces aléjate de mí y deja de celarme –le grité –No hagas como si sintieras algo por mi!! Asi me lastimas más..
La miré con furia y vi como sus ojos estaban llenos de lágrimas.
–Eres una cobarde Elizabeth – Grité y me subí al coche sin esperar respuesta
Manejé hasta mi casa, me sentía cansada de estar así por alguien que no sabía lo que quería.
Llegué y vi como Natalia se encontraba en la sala sentada y al verme llegar en ese estado no preguntó nada y se quedó en silencio viendo como me iba a mi cuarto sin decir ni una sola palabra.
Me encerré y apagué todas la luces y me tiré en la cama, me sentía agotada y no quería saber del mundo en mucho tiempo.
Me quedé dormida sin querer y desperté muy tarde a la mañana siguiente, no quise ir al restaurante por lo cual había decidido ir a comer con mis hermanos ya que los tenía muy abandonados.
Manejé a casa de papá y al llegar vi que Alejandro estaba sentado en la banqueta con un amigo platicando animadamente, al verme llegar se alegró y se despidió de su amigo para ir conmigo y Javier mientras esperábamos a Javier que minutos después entró sonriente.
–Hermanita que milagro –dijo dándome un abrazo..
–Bueno si creo que con tanto trabajo los tenía abandonados..
–Ni que lo digas –dijo triste Alejandro.
–Ya no pasará más campeón –dije despeinando su cabello.
–Como has estado ? –preguntó Javier viéndome fijamente a los ojos.
–Bien, ya sabes días buenos y días malos –me encogí de hombros restándole importancia.
–Que dice tu novia Natalia? – preguntó Alejandro viéndome pícaramente.
Reí ante su pregunta y miré a Javier culpandolo de eso.
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Inesperadamente tú
RomanceErika es sorprendida por el destino quien se encarga de enseñarle que todo llega a su tiempo. Trata de olvidar sin pensar que en el intento le volverían a romper el corazón.