Enfrentando al pasado

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La plática con Fabiola daba vueltas en mí cabeza una y otra vez, no tenía idea de lo que iba a hacer para poder convencer a Elizabeth de intentarlo una vez y demostrar que la edad para mí no tenía importancia.

–Érika llevo hablándote desde hace un buen rato y no me escuchas, que pasa contigo –Dijo Laura algo preocupada

–Lo siento –dije algo apenas –Que me decias?

–Que Blanca ha venido dos veces a buscarte y nunca te encuentra –dijo.

Suspiré con pesadez y cubrí mí rostro.

–Es una linda chica –dije viendo a Laura –Pero no es exactamente lo que busco..

–Y que es lo que buscas exactamente?? –dijeron entrando en la oficina

–No tengo porque decirlo –dije burlona viendo a Natalia..

–Simple curiosidad –dijo encogiéndose de hombros y dejándose caer en el sofá de la oficina..

–La curiosa –dijo Laura levantándose de la silla – ahora te diré así.

Salió de la oficina con una sonrisa y yo solo quería irme a buscar a Elizabeth pero ni siquiera sabía que era lo que le iba a decir cuando la viera.

–Puedo preguntar en qué piensas? –dijo Natalia

–Creo que hoy andas muy curiosa –dije tomando mis cosas

–Bien entonces ya no preguntaré nada.. –dijo molesta –Elizabeth se ausentó hoy –dijo viendo cómo reaccionaba

–No sabía pero me parece bien –dije pensando –no tengo problema..

–Ahh.. –dijo viéndome fijamente –escuche que le contó a Laura que hoy se reencontrará con alguien después de años..

Mí mente recordó y mí corazón latió a mil por hora, sabía que se trataba de Sandra y eso me aterraba de sobre manera.

–Todo bien? –pregunto Natalia –pense que sabías ya que son muy amigas últimamente.

–No tengo que estar enterada de toda su vida privada Natalia –dije molesta caminando a la puerta –Te veo en la casa –dije. –Y por favor te pido que hoy no lleves al estupido de tu novio..

Salí dando un portazo y caminando a mí coche con un dolor extremo en mí cabeza no tenía idea si Elizabeth seguía sintiendo algo por Sandra, me daba miedo de que fuera así porque no quería perder la oportunidad de intentarlo con ella,

Elizabeth:

No sabía porque razón pero siempre que pensaba en Érika me provocaba una paz muy grande y me hacía necesitarla en ese momento donde estaba apunto de ver a la persona que fue en parte responsable de mí situación.

Fabiola había programado una reunión en su casa con mentiras, asistiría toda su familia y amigos, tenía miedo de la reacción de todos, no sabía cómo sería cundo se enteraran de todo este enredo.

Nerviosa jugaba con mis dedos y temblaba como una gelatina, necesitaba sentir la calma que solo Érika me hacía sentir.

Queria que estuviera presente tomando mí mano y dándome su apoyo con esa sonrisa que tanto me gustaba.

–Cuando Érika está a tu lado todo ese nerviosismo desaparece –dijo Fabiola a mis espaldas

– Me giré a verla y no dijo nada solo suspiré y asentí derrotada.

–Esto es difícil mamá –dijo abrazándome –Pero todo estará bien, si la necesitas para tomar fuerza llámala y dile que venga –dijo sonriendo –aun estás a tiempo.

Inesperadamente túDonde viven las historias. Descúbrelo ahora