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Después de un rato Joaco se separó del abrazo y me dió un ligero golpe en el brazo.

- Ouussh bro - dije sobándome el brazo fingiendo dolor sarcásticamente.

- Eso es por no habérmelo dicho antes - frunció el ceño cruzado de manos lo cual reí.

- Pero te dije que sería más pronto de lo que te podrías imaginar - puse mis manos en sus mejillas.

- En realidad para nada me esperaba que lo hicieras hoy, y menos ahorita en hora de clases - sonrió y tomó mis manos - Pero sabes, el corazón me decía que tú eras la persona con la cuál hablaba -

- Y el corazón nunca se equivoca - reí mientras lo despeinaba.

- No me digan que ya se llevan bien - Escuchamos una voz a unos centímetros de nosotros y volteamos para verificar de quién provenía esta.

- A-ale, ¿qué haces aquí? - preguntó Joaco un tanto preocupado.

- Pues yo venía al baño y me los encuentro aquí conviviendo, de verdad pensé que se odiaban con tan solo ver las miradas que se tiraban el uno al otro - seguía muy confundida.

- Yo nunca lo odie - dije.

- Yo tal vez sí, un poco - dijo Joaco para después reír todos.

- Ale, ¿podemos confiar en ti? - pregunté.

- Por supuesto, ¿qué sucede? - Joaco y yo nos miramos, él tomó la mano de ella para llevarla con nosotros hacia las canchas para qué nadie más escuchara y poderle contar nuestra historia.





Perdónenme por la tardanza había estado ocupada pero aquí estoy de nuevo. Vi qué hay nuevos lectores y eso me pone muy feliz, gracias por tanto y no olviden de votar y comentar 🥰

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