Capítulo 02: "Hannibal"

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I.

—Buenos días —dijo Hannibal Lecter deteniéndose frente a la estación de enfermeras en urgencias del hospital Saint Agnes y sonrió.

Seis pares de ojos se giraron en dirección del doctor Lecter y recibió las sonrisas de regreso, unas más emocionadas que otras, a él le gustaba ver las reacciones de las personas cuando les brindaba la atención necesaria, la sonrisa adecuada, encantadora, casi seductora y cordial, diferente a la que les dedicaba a sus colegas o simples conocidos, la sonrisa que usaba para conseguir algo, indiferentemente de la sexualidad del destinatario.

—¡Hannibal! —dijo Sarah emocionada al reconocer al hombre encantador que encandilaba a sus compañeras de trabajo por su porte y elegancia.

—¿Interrumpo? —preguntó el doctor Lecter sin dejar de sonreír viendo como la hermosa mujer de cabellos cobrizos se acercaba hasta él con el rostro iluminado por una amplia sonrisa.

—Para nada —respondió Sarah tomando unos últimos reportes y dejándolos al cuidado de otra de las enfermeras—. Mi turno recién terminó.

Lecter lo sabía, claro que lo sabía.

—Entonces vamos, te invito a desayunar.

Hannibal puso un contenedor con huevos revueltos, tomates, pimientos, tocino y salchichas frente a Sarah una vez estuvieron en en la cafetería del hospital, ella sonrió emocionada al percibir el delicioso aroma del desayuno, sabía cuan obsesivo podía ser el doctor Lecter con respecto a la comida por lo que cocinaba todos sus alimentos personalmente y era un cocinero excepcional, por más sencillos que fueran los platillos siempre le quedaban deliciosos.

—Las otras enfermeras comenzaran a hablar de mí. —dijo Sarah aceptando los cubiertos que Hannibal le ofrecía.

—¿Dirán que traicionas a tu encantador esposo con un raro extranjero sin cejas?

Sarah se detuvo un momento y cuando ya no pudo contenerla más soltó una risilla mientras Lecter sonreía ante el chiste que hizo, uno muy malo porque sí tenía cejas, simplemente eran rubias y parecía no tenerlas, pero era una crítica que adoptó para parecer más amistoso.

Era fácil seducir a las personas, a casi todas porque siempre había una o dos que sentían escalofríos al verlo, como la señora que le miraba fijamente dos mesas más allá, ella no veía tras la máscara, pero quizás podía percibir al monstruo que se ocultaba tras ella.

—Claro que tienes cejas —murmuró ella con las mejillas sonrosadas y un poco apenada por haberse burlado de él y luego soltó un suspiro de gozo cuando probó el desayuno—. Está delicioso...

—Gracias —dijo Lecter tomando su primer bocado, los pulmones de Casandra se habían conservado muy bien después de convertirlos en salchichas y aún después de una semana eran deliciosos.

—¿A qué debo el placer de este desayuno especial? —preguntó Sarah tras otro bocado.

Hannibal detuvo un trozo de "salchicha" clavado en su tenedor en el aire y lo devolvió al contenedor.

—Estaba preocupado por ti...

La mirada llena de ternura por parte de Sarah no se hizo esperar, había usado justo el tono adecuado para ablandar el corazón de una persona amable, fácil de fingir.

—Dijiste que tu esposo ha estado inestable últimamente y no pude evitar el recuerdo de Robert.

Sarah se tensó un momento ante el recuerdo de su exesposo y luego estiró su mano hasta que pudo tomar la mano de Lecter que descansaba sobre la mesa y la presionó con dulzura como transmitiéndole seguridad y cariño. Hannibal estrechó sus delicados dedos con su pulgar.

HANNIBALDonde viven las historias. Descúbrelo ahora