La competencia del chico que me gusta.

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9:02 a.m.

El pequeño Daniel salió de la cama tratando de no hacer ninguna clase de diminuto ruido entre la planta de su pie y el suelo.

Abrió su mochila en donde tenía la ropa con la cual iba a vestir por dos días. Si dos. Su madre había llamado a Daniel para decirle que se quede un día mas con su padre porque estaba mas ocupada que nunca y bla, bla, bla. 

De la misma sacó un jean, una remera con la bandera de U.S.A que se acomodaba perfectamente a su cuerpo, zapatillas DC y un gorrito gris un poco oscuro en su cabeza cubriendo y aplastando los tiernos pero pequeños rulos que tenía.

Todo era perfecto.

Solo que.

Daniel iba a escapar de su casa.

Mas bien iba a escapar de la casa de su padre, pero era casi lo mismo. Nunca había escapado, ni nunca se la había pasado por la cabeza hacerlo, pero ¿quién nunca escapo o escapara de su casa alguna vez? igualmente ese no es el caso. Daniel iba a escapar de su casa, jamas se había manejado solo en la calle, no sabía ni lo que era parar a un bus. Pero estuvo averiguando toda la noche como llegar a ese lugar, a la competencia del chico que le gustaba. 

Pero aunque podría llegar a salir todo bien, Daniel sentía miedo. Un miedo muy distinto a el miedo que sentía frecuentemente, eran unas mariposas en el estomago, pero no parecía miedo, si no que, parecía otro estado emocional, otro sentimiento, era que... ¿Daniel estaba nervioso?, eso parecía.

Camino con pasos de hormiga hasta donde estaba la puerta de entrada dio un suspiro y le pidió a Dios que no halla nadie detrás de el, no lo había solo un profundo silencio y el. Apoyo su espalda contra la puerta y miro hacia el techo pidiéndole a cielo que no lo defraude, cerro los ojos y tomo las llaves con cuidado. Metió la llave en el picaporte, dio dos vueltas y cuando menos lo noto, ya estaba afuera de la casa.

Daniel estaba por escapar.

Cuando apoyo el primer pie dentro del ascensor un calor invadió su cuerpo y cuando ya estaba dentro de el sintió que su cuerpo no iba a resistir toda la adrenalina que había dentro de el.

PISO 5...

PISO 4...

PISO 3...

PISO 2...

PISO 1...

Clin.

Las puertas del ascensor se abrieron.

Daniel estaba escapando.

Después de unos minutos paralizado frente a la puerta de estrada tomo las llaves y salio de la misma. Camino unas tres o cuatro calles hasta llegar a la parada de buses.

Al llegar a la parada recordó que jamas en su vida había tomado un colectivo solo, o simplemente, nunca había tomado un colectivo. Parecía un niño de 5 años y aunque tenia una profunda vergüenza y un profundo temor dentro de el, no dudo, o no quiso dudar en preguntarle a un adulto bastante mayor, de unos sesenta y largos años, donde, cuando y como tenía que sacar los boletos o algo por el estilo. Había visto en series, haciendo zaping las pocas veces que miro televisión en su vida, que tenían que pagar un boleto dárselo al conductor y pasar. Pero como no estaba muy seguro ya que la ultima vez que había mirado televisión había sido hace mucho tiempo, recurrió a preguntarle al viejito.

-¿Disculpe?- dudo Daniel.

El señor se dio la vuelta.

-¿Sábe como sacar un boleto?- pregunto con la cabeza en bajo mientras que sus piernas temblaban.

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