Capítulo 2: Enferma

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Capitulo 2: búsqueda.





Me despedí de Amma y me dirigí a mi habitación. Cuando llegué el sol estaba ocultándose, no me había dado cuenta de que había pasado tanto tiempo. Lo primero que hice fue tumbarme en la cama mirando al techo, reorganizando mis pensamientos. Pocos segundos después apareció Michael. Mi boca se extendió en una gran O. Estaba sin camiseta, con unos pantalones de pijama colgando de sus caderas. Su cuerpo era plano lleno de abdominales. Me sonrojé y miré hacia otro lado. Nunca me acostumbraría a mirarle.

- ¿Te has divertido? -. No podía decirle lo de Amma, si lo decía hablaría con ella y le haría entrar en razón. Pero sabiendo cómo es ella, se marcharía y entonces no tendré la oportunidad de intentar convencerla de que no lo haga.

-Sí, hemos estado dando vueltas por el jardín.

Sonreí y el me devolvió la sonrisa. Hubo un tiempo de silencio donde nos quedamos así mirándonos uno al otro. Entonces se acercó a mí y me abrazo y yo me quede quieta, sin poder moverme y mucho menos respirar.

Cuando era pequeña, me encantaba cuando me abrazaba. Yo casi siempre le buscaba para que lo hiciera por que entre sus brazos me sentía segura.

Ahora cuando me abrazaba aparte de segura, sentía otras cosas.

Cosas que no debería sentir.

Entonces se separó de mí, y mientras se dirigía a su cuarto giro la cara y me dijo:

-Siempre estaré contigo.

Y se va.

Me quede aturdida, frunciendo el ceño. ¿A que ha venido eso? Dios parece que hace eso para torturarme.

''Nada no es nada'' pensé mientras me dirigía a bañarme. Encendí el grifo y agua caliente recorrió mi cuerpo, limpiándome. Cerré los ojos, dejando mi mente en blanco y fui poco a poco relajándome.

Me gustaba mucho quedarme así, aunque no lo hacía muchas veces, Michael me reñía por gastar tanta agua. Aunque no me importaba dado lo que mucho disfrutaba con ello.

Después de unos minutos, me salí, me sequé y me dirigí a mi cuarto.

Con el pijama puesto me tumbe en la cama aburrida, sin saber qué hacer. Analice mi habitación.

Mi cuarto en verdad no es muy grande, solo consta de una cama con sabanas de pluma, un armario de madera con una inscripción en su parte superior que pone "Courtney", un espejo de suelo junto al armario, con bordes de oro falso, y una estantería llena de libros de todos los tipos. Y claro está mi mesa de estudio, con todos los papeles, archivos y libros de lectura en desorden. Las paredes están pintadas de un azul claro, como el color del mar.

Ah y tengo terraza.

Todos pensareis, que suerte un cuarto con terraza. Pues no, es lo peor que hay. Por las noches se abre y se cierra, dándome muchas veces algún susto. Cuando me acuesto siempre cierro la ventana y me duermo en la dirección contraria. Ya lo sé soy una miedosa.

Lo que odio de este cuarto aparte de la terraza, es las pesadillas que tengo. Lo bueno es que cuando me despierto, no recuerdo casi nada solo imágenes o palabras insignificantes para mi.

Lo mejor es que cuando las tengo, Michael viene a mi cuarto y se queda toda la noche conmigo hasta que me duermo.

Confieso que mas de una vez e fingido tener pesadillas para que estuviera conmigo. A veces me da pena.

Mentiras oscuras ( Reedicion) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora