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Quizás... Solo lo imaginé, ¿verdad?

Quizás... Lo malinterprete. Quizás ella solo me confundió con un vagabundo - porque lo parezco - y le dio algo de asco...

Si, solo fue eso. No es porque me odie o algo, ¿verdad?

Aunque... Entendería si me odia, pasó mucho tiempo ahí y quizás me odie por no haberla salvado.

Lo entiendo... Yo también me odiaría.

Maldita sea, ¿Porqué soy tan imbécil..?

Ryo, para de darle vueltas al asunto, debo concentrarme en esto:

12:45 de la noche, el vecindario estaba en silencio y solo pasaba un coche de vez en cuando; hombres que llegaban o muy cansados o hebrios del trabajo a su hogar.

Yo me encontraba en el patio trasero de la casa de Ayato. Tras saltarme la reja que separaba la calle de su patio, me acerqué a la puerta trasera. Gracias a que me había drogado momentos antes con las pastillas para el dolor, podía moverme casi con mucha facilidad.

Cómo era de esperar, la puerta tenía llave pero había practicado un poco antes de venir, forzando la puerta de mi propio departamento - siempre olvido las llaves dentro - y así pude entrar; además, durante mi juventud tuve una época rebelde, hacía de todo allá fuera... No estoy orgulloso de eso.

Abrí la puerta y entré en completo sigilo, cuidando mis pasos por si había una madera suelta y rechinara. ¿Estarán ambos arriba? ¿Seguirán despiertos? Cuando vine me aseguré de que fuera tarde y que las luces estuvieran apagadas pero eso no garantizaba nada.

Aprecié un poco el lugar pero al estar totalmente oscuro apenas podía distinguir que era que : sólo vi unas cuantas fotos de la familia, decoraciones variadas, etc, nada que dijera que era un asesino...

Subí lentamente las escaleras tras revisar las habitaciones de este piso, no había rastros de nadie aqui abajo, solo un montón de platos sin lavar en la cocina que demostraba que habían cenado y luego subido a su habitación.

Revisé las primeras 3 habitaciones que vi: un baño, un pequeño armario y una habitación de invitados. Supuse que la habitación de ellos sería la que estaba al fondo del pasillo a la derecha, la que daba a la calle.

Caminé hacia esta lentamente, deseando que estuvieran dormidos. Frente a esta, abrí la puerta apenas unos centímetros y escuché unas voces:

—¿Me amas? — murmuró la voz masculina: más probablemente el imbécil.

—Ya te dije que si un millón de veces, Ayato — respondió ____

¿Qué...? ¿Porqué le dice que si?

—No me importa. Quiero que lo digas un millón y una más si es necesario — susurró él.

Acerqué mi ojo a la rendija y los observé: ambos abrazados, él besándola en el cuello y ella riendo por esos mimos

—Bueno, lo haré pero espero no te aproveches — ella soltó una risita y acarició la mejilla de Ayato

—Entonces dilo una vez más, ¿me amas? ¿Más que a él? — detuvo los besos y la miró a los ojos.

¿Se refería a mi? ____, por favor dile que no. Por favor dile que.... Tu y yo..

Se quedó en silencio unos minutos y luego sonrió.

—Por supuesto Ayato, Ryo está muerto de cualquier forma, n-no necesitas que te lo afirme... — bajó la mirada, como si esas palabras le hubieran dolido tanto como a mi

Sentía que mi corazón latía muy lento. Todo giraba a mi alrededor lentamente, ¿culpa de la pastillas? ¿O por lo que acababa de escuchar?

¿Qué me pasa...? Mi corazón dolía por unas simples palabras, ¿era posible que soltara lágrimas por eso?

Retrocedí un poco, pise mal y caí al suelo por el mareo que sentía.

¿Porqué me duele tanto eso? ¿Porqué me pasa esto a mi? Todos los que amo me... Dejan...

Los pasos de alguien levantarse y acercarse a la puerta se hacían cada vez más fuerte.

Debido a mi tontería me habían escuchado.

Eso no importa ahora...

Ryo, el antisocial de la escuela, a quien no le importaba las opiniones de los demás se había enamorado; había hecho todo esto por ella y ahora...

____, ¿Porqué me hiciste enamorarme de ti?

Los pasos se acercaron a mi, no me esforze ni en levantar la mirada, sabía quien era...

—Vaya, mira quien está aquí... — murmuró la voz. Aunque no podía ver su rostro sabía que estaba sonriendo — ¿Quieres otra apuñalada en el estómago, acaso?

—Ryo... Tu estas...

Miré a la dirección de aquella dulce voz que me parecía ahora muy lejana. Estaba en shock, cubriéndose la boca.

Apreté mis puños y miré a otro lado, no podían ver estas estúpidas lágrimas.

—Ven, juguemos los tres — Ayato me tomó del cuello de la camiseta con sus dos manos y me levantó. Ahora podía ver su tétrica sonrisa y sus miles de ideas terroríficas que planeaba para mí.

Hice todo esto por ti, _____

Sick Love [YandereXReader] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora