capitulo 4

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La cafetería Siroco estaba ubicada en una pequeña calle, a las afueras de la ciudad. Cuando (TN) entró, tan solo había dos parejas que tomaban café y un hombre solitario en la barra. Se sentó en una mesa, lo más alejada de todos ellos como le fue posible. LeeTeuk aún no había llegado y cuando el camarero llegó para tomarle nota le dijo que estaba esperando a alguien y que pediría después.

(TN) sacó el móvil y lo puso sobre la mesa, mirando la hora cada poco tiempo. Lo peor que le podía pasar a una persona puntual era juntarse con alguien que no lo fuera. Siempre le tocaba esperar. Para matar el tiempo, se pasó varios niveles de un juego que se había descargado hacía unos días en el móvil.

LeeTeuk llegó casi diez minutos después de la hora acordada e iba jadeante, como si hubiera corrido. Se sentó frente a ella disculpándose por el retraso.

—Llegaron unos clientes de última hora y mi padre no me dejaba irme —explicó.

(TN) no dijo nada, limitándose a hacerle una seña al camarero para que volviera a acercarse y anotara lo que querían tomar. Un Nestea ella y un Redbull él.

—Bueno, ¿y tú trabajas? —disparó LeeTeuk, y ella sintió como si le hubieran pegado una patada en los riñones.

—No. Me despidieron hace seis meses y desde entonces no he encontrado trabajo. Por eso he tenido que venirme a vivir con mis padres.

—Puta crisis. A mí me despidieron hace un año, aunque desde entonces trabajo como camarero en el restaurante de mi padre, así que no me puedo quejar. Cobro menos pero casi no les pago nada de alquiler y comida.

—Así que tú también vives con tus padres.

—¿Qué remedio? —él se encogió de hombros y de pronto, inclinándose hacia (TN) por encima de la mesa, interrogó—: El otro día en tu casa no había nadie, ¿no?

—Sí, estaba mi madre haciendo ganchillo en el salón. Le molestó que no entraras a saludarla después del polvete. ¡¿Pero cómo iba a haber alguien?!

—Era solo para asegurarme. Entonces tu casa podemos usarla por las mañanas, ¿no? ¿O el que estuvieras sola es un caso excepcional?

—No, suelo estar sola todas las mañanas. ¿Tu casa podemos usarla?

—Imposible. La tengo justo encima del restaurante y por una razón o por otra a todas horas hay alguien: mi madre que aprovecha un rato libre en las cocinas para subir a limpiar, mi padre que se baja no sé qué trapo...

—¿Y tienes algún otro sitio?

—Mi coche. El asiento de atrás es bastante cómodo, aunque en algunas posturas se clavan los muelles.

—¿Lo has probado ya, eh?

En aquel momento llegó el camarero con lo que habían pedido y LeeTeuk esperó a que se marchara para responder con una sonrisa torcida:

—Alguna que otra vez, ¿por qué, te molesta?
—En absoluto.
—¿Y tú, te habías tirado a alguien en el aseo de una discoteca antes? Me pareciste muy suelta.

Ella se encogió de hombros.

—Pensé... —comenzó él mientras abría su lata de refresco y se la echaba en el vaso.
—¿Sí?
—Nada. Es solo que creo recordar que empezaste a salir con DongHae cuando estábamos en el instituto y según tengo entendido hasta hace unos cuatro meses estabais juntos, ¿no?

Ella pareció molesta porque mencionara a su ex otra vez, pero aun así lo miró directamente a los ojos al contestarle.

—En cuatro meses da tiempo a hacer muchas cosas. ¿Por qué te interesa tanto lo que haya hecho o dejado de hacer?

follamigos  Leeteuk y tnDonde viven las historias. Descúbrelo ahora