XV

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Viernes 21 de septiembre de 1973

Desde que había llegado de la escuela sentía mi cabeza punzar, la migraña cada vez se hacía más fuerte, de manera que sentía como si la cabeza me fuera a explotar, había tomado una pastilla ya, pero aquel dolor que me atormentaba desde hace horas no desaparecía, y cada vez mas se intensificaba.

Dos toques en mi puerta resonaron por toda mi habitación.

—Joaquín, dice mi padre que ya bajes a cenar - la tenue voz de Renata me hizo salir del trance que sin querer había tenido.

—E-enseguida bajo - revolví mi cabello y por unos segundos dude salir de la habitación, pero era necesario.

Bajé con paciencia cada escalón, como si al pisar alguno de manera errónea caería, estaba absorto en mis pensamientos que poco me importaba cenar o no, pero todos y cada uno de los asuntos que tenía me mente se llegaban a remontar en una última conclusión, Emilio, y es que aquel ser humano me estaba volviendo complemente loco, había llegado a mi como la vida más simple y termino siendo la cosa más compleja, e importante que tenía, podía decir que desenmarañar su misterio me hacía complemente útil, como si el estar ahí con el unos segundos le diera un pequeño sentido a mi vida.

—Hasta que te dignas en aparecer - mi padre me hablo con voz fuerte y profunda.

—Lo siento, me duele la cabeza - tomé asiento y mi padre me miró con una mueca que no pude comprender.

Mi madre estaba observando desde su lugar, todos los platos estaban servidos, y ahí pude saber que en realidad si había tardado más de lo permitido, comencé a comer lentamente observando de vez en cuando a mi padre, y a mi madre que tenían expresión incompredibles, me hacía sentir tan confundido la actitud que estaban tomando, ni si quiera podía entender por qué todo este juego de miradas, me parecía tan estúpido que no pudieron hablarme y decirme lo que realmente pasaba.

—La madre superiora hablo con nosotros - la voz de mi madre resonó en la habitación, sentí que mi cuerpo se ponía rígido —Dijo que no has estado poniendo atención y que...

—Que te han visto pegado a esa peste de Emilio - sentí como se removía algo en mi, el enojó crecer en mi era realmente subnormal.

—No es una peste - susurré entre dientes tratando de contener todo esto que estaba sintiendo, esas ganas de gritar y aventar todo, de gritarle a mi progenitor.

—Disculpa, que acabas de decir - Renata me miró de manera preocupada, y sentí el enojó crecer en mi, sentí como si toda esa furia estuviera por explotar.

—El no es una peste - solté fuerte y claro, mi voz salió complemente segura, y de pronto sentí como si mía piernas estuvieran débiles. En ese momento caí en cuenta de lo que había dicho, de lo que estaba haciendo. Y al reaccionar para poder hablar y disculparme senti su mano estrellarse con mi mejilla, caer al piso me dejó descolocado por unos segundos, tratando de asimilar lo que estaba pasando, de darme cuenta que había recibido una bofetada de su parte, y de alguna manera sintiendo una punzada en mi corazón, mil veces más fuerte que el ardor que sentía en la mejilla.

—Ese hijo de puta, es una peste y toda la mierda del jodido mundo Joaquín, vuelve a contradecirme diciendo que no lo es y yo mismo te cierro la boca - lo miré con las lágrimas que se habían acumulado en mi ojos, con ese rencor que estaba sintiendo en mi, consumiendome complemente.

—Sabes que padre, con todo respeto Emilio es mi amigo, y creo firmemente que es una de las personas más increíbles que tendrás la dicha de haber visto - Una patada en mi estómago, otra y otra, su mano quedó levantada en el aire hecha puño.

Haven Or Hell [Emiliaco] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora