XVIII

1.1K 115 28
                                    



Viernes 1 de noviembre De 1973

Emilio

Hoy era un día bastante complicado, tenía que hacer demasiadas cosas con tanto cuidado que ni yo mismo me tenía confianza para ellas, me sentía inseguro y temeroso igual que cada año que lo hacía, solo que hoy lo hacía solo, era bastante complicado ir a algún lugar en pleno día cuando siempre estaba vigilado, cuando no podía ni respirar sin que alguien estuviera ahí viendo si mi respiración era regular, hoy por hoy tenía a Joaquín más cerca, aún no teníamos nada concretamente, ni habíamos vuelto a hacer algo, hoy no tenía cabeza para ponerle atención a sus pequeños detalles que me hipnotizaban pero era difícil si nos habíamos convertido en la sombra del otro, para mí era pertinente llevarlo conmigo, era un momento especial.

Mi cabeza era una maraña de ideas, todas mezcladas una con otra enredándose entre ellas haciendo un vuelco que me hacía sentir inseguro, no tenía idea de cómo empezar el plan, comenzaba a desesperarme, ni si quiera podía concentrarme en la clase de religión, comenzaba a sentirme sofocado, el ver a todas las personas sentadas en sus pupitres viendo a la hermana ahí parada explicando el como dios es tan misericordioso con los muertos me hacía despeserarme en segundos, la manera en la que lo decía me provocaba enojó, al ver el rostro maravillado de Joaquín hacía que se formara un gran nudo en mi estómago, quería irme pronto de ahí, no compartiendo esas creencias en Dios que tanto decían me daban jaqueca profunda, y no era por la simple ideología planteada si no por diversas razones, aún con ello tenía cierta creencia en qué las personas no morían del todo.

Tomé una bocanada de aire sobando mi sien, buscando un poco de paciencia para no explotar, deje de poner atención por unos minutos, no podía concentrarme y mirar al frente sin querer hacer una objeción sobre la teoría de la que hablaban, simplemente me quedaba ignorar todo mi alrededor, con excepción a una persona, a la cual me dedique a mirar por ese momento en el que me desconecté de todo aquello que me rodeaba, solo mirando su perfil atento, con sus pestañas largas y rizadas tan remarcadas como sus lunares, y esa expresión maravillada al oír cada palabra que salía de la boca de la mujer ahí presente. Mi sentir se miraba tan objetivo, porque con ello llevaba consigo el descaro y poca discreción, mi mirada no se escondía para nada, solo se remotaba en el, y podía que tuviera una cara de imbécil pero solo poner atención a el controlaba mis instintos de objetar contra la clase.

Joaquín me miró por unos segundos, se limito a curvar un poco sus labios para regresar la vista al frente, cada vez el ambiente se volvía más pesado, trataba de mantenerme sereno pero solo quería que el estúpido discurso ensordecedor de la hermana acabará, pero ella no paraba, el estúpido timbre no sonaba, solo quería que se una vez acabará todo el barullo en el cual se había convertido dicha situación.

Dos segundos, tres segundos, cuatro, cinco y seis, el timbre resonó en mis oídos y no pude haber estado más agradecido, comencé a guardar mis pertenencias con rapidez, vi a Joaquín de reojo, el también guardaba sus pertenencias, a diferencia de mi el lo hacía con cuidado y calma, resople mirándolo, sabiendo que tenía que esperarlo, cuando termino de hacerlo tomé su mano sin rechistar llevándolo a rastras hasta el baño, al llegar ahí cerré la puerta con seguro, tomé aire para luego dejarlo salir, como si liberará todo lo que llevaba conteniendo todo el día, lo que hacía que todo me pareciera tedioso, molesto y desesperante, porque solo quería decirlo pero me había mantenido callado, eso me fastidiaba.

—Me gustaría que me acompañaras hoy a un lugar especial - he ahí todo, así de fácil lo había dicho.

Joaquín pareció pensarlo por unos segundos asintiendo dándome la pauta para seguir hablando, su mirada me decía que no estaba completamente convencido.

Haven Or Hell [Emiliaco] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora