Capítulo 3 : Por más que para siempre

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Durante varias noches, Neil le propuso matrimonio a Candy, pero ella todas las noches lo rechazó. Cada día aumentaba su añoranza por Terry. Cierta noche de luna llena, sus tres compañeros trataron de animarla. Anthony le trajo en el pico un pequeño ramo de flores, mientas que Stear y Archie le trajeron deliciosas fresas.

- No te desanimes querida amiga, al menos ya sabes de qué forma puede romperse el hechizo. – Le había dicho Anthony al verla tan triste. –

- Es verdad, y de seguro tu príncipe ya está buscándote.

- Y por el momento, nosotros estamos aquí para cuidarte.

Candy les sonrió con dulzura.

- Gracias amigos, quisiera poder hacer algo por ustedes.

- A nosotros nunca se nos reveló cómo deshacer nuestro hechizo.

- Pero, algo me dice que un día lo sabremos. Ya es bastante el saber que Terrence debe hacer un voto de eterno amor.

- Y probarlo al mundo entero.

If I could break this spell
I'd run to him today
And somehow I know he's on his way to me
Terry, you and I were meant to be

Far longer than forever
I'll hold you in my heart
It's almost like you're here with me
Although we're far apart.

Desde el castillo, Terry la extrañaba con la misma intensidad. Contemplaba el cielo mientras en su mano derecha sostenía el collar.

Far longer than forever,
as constant as a star,
I close my eyes and I am where you are.



As sure as the dawn brings the sunrise,
We've an unshakable bond.

Destined to last for a lifetime and beyond.

Far longer than forever (far longer than forever)
I swear that I'll be true (I swear that I'll be true)

I've made an everlasting vow to find a way to you.
Far longer than forever,
like no love ever known
and with your love I'll never be alone.


Far longer than forever...


Much stronger than forever...

And with your love I'll never be alone.

Esa noche, se creó una vez más una ilusión de Neil con un bello paisaje en plena luz del día. El hechicero se asomó por el arco de piedra. Cada vez que Anthony lo veía, le provocaba picotearle los ojos. Pero su primo mayor siempre lo detenía. No quería que ocurriera algo peor.

- Tu caballero de brillante armadura ha venido a rescatarte. Solo hace falta responder... Ya sabes, ¿Quieres casarte conmigo?

- ¡Todas las noches me haces la misma pregunta!

- No, no.

- ¡Y todas las noches te doy la misma respuesta!

- ¡No!

- Prefiero morir.

Toda la ilusión se desvaneció.

- ¡Tu actitud está enfadándome!

- ¡Ya deberías estar acostumbrado!

- ¡Está bien, Sigue rehusándote! ¡Pero verás cómo un día de estos voy a explotar!

- ¡Haz lo que quieras! ¡Pero nunca tendrás el reino de mi padre!

- Esperaba que dijeras que serías mía, pero parece que necesitarás un día más... Para pensarlo ¡Jajajajaja!

- No...

La luna ya estaba ocultándose, la princesa se paró en la orilla del lago con los ojos llenos de lágrimas. Y una vez más, quedó transformada en cisne.

Durante el día, en el reino de Terry, la reina Eleanor planeó organizar un baile. Pensaba que así su hijo podría reanimarse y convencerse de seguir adelante. Pero el joven príncipe no tenía el menor interés. Se encontraba en la biblioteca tratando de resolver el misterio del gran animal. Una y otra vez, resonaban en su cabeza las palabras del fallecido rey: "Escúchame Terrence... No es lo que parece..."

- ¿Qué quiso decir el rey Richard?

Ya había revisado una gran cantidad de libros. De pronto, encontró uno que le dio la respuesta a aquello que lo tenía tan confundido.

- ¡No es lo que parece! ¡Sí, claro! Ahora te encontraré Candy.

La reina entró a la biblioteca, justo cuando su hijo iba saliendo. El muchacho le dio un beso en la frente.

- ¿Terry, a dónde vas?

- ¡A encontrar al gran animal!

- Asegúrate de volver mañana en la noche.

- ¿Mañana en la noche?

- ¡El baile!

- Madre... no puedo.

La reina lo miro con tristeza. Pero no era precisamente por su posible ausencia a la fiesta.

- Por favor madre, no me mires así. Si me voy ahora, tal vez vuelva a tiempo.

- Terry...

- ¿Sí?

- Ten cuidado querido.

- Descuida, estaré bien.

Mientras tanto en el Lago del Cisne, Candy había llegado a la conclusión de que no bastaba con esperar a ser encontrada. A Anthony se le ocurrió un plan.

- Hay que buscar a Terrence, tú volarás hacia él, y lo guiaremos hasta aquí. Y cuando salga la luna, serás de nuevo una princesa.

- ¿Pero cómo lo encontraré?

- ¿No sabes dónde está?

- Ni siquiera sé dónde yo estoy, Neil me transportó hasta aquí con magia.

- Apuesto a que él sí sabe. – Comento Stear. –

- Necesitamos un mapa, vamos a investigar.

Ambos revolotearon alrededor del castillo, mirando por cada ventana. En un momento, Candy logró ubicarlo.

- Está colgado en la pared, en la recámara superior.

- Bien Candy. Tú vigila, y nosotros iremos por él.

- Por favor, tengan cuidado.

- Tranquila, todo estará bien.

Los príncipes entraron al castillo, mientras Candy distraía a Eliza golpeando las ventanas. Pero justo cuando encontraron el mapa, la odiosa hermana del hechicero les cerró la ventana. Había agarrado a Archie, pero lo soltó cuando Anthony le picoteó la cara. Después de una alocada persecución que dejó a Eliza adolorida por picotazos y mordidas, estaban listos para emprender la travesía en busca de Terry.

Continuará...

La Princesa EncantadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora