Mariposas -Wigetta

Mariposas.

-¡Ah! –

Era lo único que podía hacer, gemir y jadear y morder mis labios evitando que fueran demasiado altos. No podía olvidar que estábamos en su casa y su padre estaba abajo preparando el almuerzo.

-¿Te gusta? –Preguntó.

-Sí, por favor, hazlo –Rogué mientras tocaba mi pantalón.

Estábamos acostados en su cama. Él bajaba mi pantalón junto a la ropa interior tirándola cerca de la puerta.

Sentí su lengua pasar a lo largo de mi ya erecto miembro. Su boca comenzó a succionarme lentamente.

-¡Ah!- Gemía –Mierda –Mordí mi labio inferior y apreté las sábanas.

-Eso gime, gime mi nombre –Dijo él volviendo a su tarea.

-¡Ah...

.

.

 

Desperté de golpe, las pequeñas gotas saladas de transpiración caían por mí frente a mis mejillas, mi pecho subía y bajaba y sentía una potente erección entre mis piernas, no puede ser que soñara otra vez con él. Después de tantas veces seguía pensando en él, debía olvidarle, aunque ahora sería imposible, iniciábamos el último año de secundaria y estaríamos en la misma clase.

Me di una ducha de agua fría y me coloque el uniforme, una camisa blanca que tenía el escudo del instituto en el pecho, por encima una chaqueta negra y pantalón del mismo color.

Yo no era un chico de padres normales, de hecho, tenía dos padres, bueno me salí del tema. Baje a desayunar, mi padre ya se había ido, cosa que agradecía y mi otro padre, bueno de eso no quería hablar, no por ahora.

-¡Guillermo! –Escuche que gritaban a mis espaldas.

Un rubio de ojos azules se acercaba a mí.

-David -

-¿Listo para el primer día de clases? –Yo sólo hice una mueca con la cara –Ya tranquilo, después de dos meses y medio volverás a verlo, es normal, estas nervioso. Pero tranquilo –Aseguro mientras sacaba dos barras de chocolate de su mochila, entregándome una.

-Gracias –Susurre mientras lo tomaba –Este año no estarás conmigo-

-No, pero estarás con el puto –Dijo divertido –Aunque lo odie, él es buen amigo contigo y te cuida. Eso sí, si te hace algo, tu dime –Dijo elevando su puño al aire, yo sólo sonreí.

David era mi mejor amigo, me llevaba un año. Este año entraría a la universidad y yo me quedaría en el instituto. Él por su parte tenía dos hermanos, su mellizo Manuel y Fabián que tenía mi edad.

El complejo de universidades de todas las materia, quedaba justo frente a nuestro instituto, en varios edificios inmensos.

-¡Chino! –

-¡Enano! –

Luego de nuestro acostumbrado saludo comenzamos a reírnos.

-Oye y tú amigo ya se fue, a mí se me hace que no le caigo bien –Dijo en tono inocente, ese que no le salía para nada.

-Hay Alex –

Caminamos despacio al interior del instituto, adelante hay un inmenso jardín, a la derecha se encuentra el estacionamiento y hay un pequeño camino de piedras que te guía al interior del enorme edificio.