𝐓𝐄𝐍

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Y... Foto. — Habló Lalisa, quien tomaba fotos desde la entrada del colegio mientras Félix maldecia en sus adentros. — ¿Pasa algo?

— No, nada... Sólo estoy algo cansado. — El rubio rascó su cabeza con nerviosismo.

— Vamos Félix-feliz, debemos empezar a inflar globos y tú no te salvas de esto.

La peli-roja se llevó al menor adentrándose en el colegio. Sanha temblaba, estaba atónito y no podía pensar una frase coherente que decir ni mucho menos lograr que alguna palabra o sonido saliera de su boca sin sonar raro o tartamudear. Dongmin negó con la cabeza y tomó el brazo de Sanha para ir adentro del colegio, estaba orgulloso de sí mismo por al menos haber llegado hasta ese punto. Mientras ambos pintaban un cartel, no hubo momento en que no rieran pintándose sus caras o haciendo chistes sin sentido, se veían felices y es que realmente lo eran en ese momento.

— ¿Sabes algo? — El mayor llamó la atención de Sanha. — Siento que soy un desastre en esto y tú sólo me alientas para hacerme sentir bien. — Rió.

— No seas bobo, está quedándonos muy bien. — Desvió su mirada, notando que Félix no se veía bien. — Esperame un momento.

Se acercó al rubio a paso rápido, llevaba sus tiernas mejillas llenas de pintura y su ropa algo manchada pero para Félix, él era perfecto de pies a cabeza. Sanha tomó su mano y salió fuera junto a él, pero no había notado que detrás de él estaba dejando a un peli-negro triste y lleno de ira. El menor se paró cruzándose de brazos tratando de ignorar a Sanha, pero le era imposible.

— ¿Por qué estás así, Félix? — Preguntó con nervios.

— Sabes por qué, pero a veces pareciera que te da igual lo que siento. — Dijo, tratando de desviar la mirada.

— Te seré sincero, estoy enamorado de Eunwoo desde que tengo quince años y no puedes llegar y esperar que olvide a alguien que he amado durante casi tres años. — Estaba frustrado, no quería confundir a Félix, pero él estaba confundiéndose solo.

— Él no te merece y tampoco te ama. Date cuenta de una vez que quien quiere poder estar a tu lado soy yo, no él.

El castaño lo observó, su expresión facial dejaba ver que logró herirlo y por ello se retiró para estar junto a Dongmin nuevamente, él era lo único que le importaba ahora. Entró y tomó nuevamente la brocha apoyándose sobre la mesa, él ya sabía que el mayor nunca iba a verlo de ese modo, pero no necesitaba recordarselo. Dongmin lo observó, no le gustaba que su pequeño estuviera triste y menos por culpa de Félix. Tomó un poco de pintura y se acercó al menor para luego manchar su cara nuevamente.

— ¿Qué sucede? Me invitaste para divertirnos, ahora debes levantarte de ahí y estar conmigo o me ofenderé. — Sonrió, estrechandole su mano.

— Bien, vamos a colgar las guirnaldas. — Sonrió y sujetó la mano del mayor.

A Sanha le daba igual qué sucediera si el peli-negro estaba a su lado, sólo quería poder decirle lo que sentía, pero le resultaba imposible ya que las palabras se atoraban en su garganta y nunca lograban salir. Dongmin tenía planeado cuando decírselo, pero temía que su plan no funcionara debido a que Félix estaba dispuesto a tener al menor. Los ojos del peli-negro iban de un lado a otro siguiendo cada movimiento de Sanha, quería ayudar, pero la mayoría del tiempo se quedaba viéndolo como un idiota.

— Creo que por hoy es suficiente, mañana podemos seguir. Debo ir a ver que tal está Chan ya que hoy se iba a mudar a mi casa. — Sonrió pensando en aquello, sería lindo tener con quien jugar o hacer travesuras.

— Yo debo ver a Hyunjin, Nayeon me llamó y él me dijo que debía ir urgente porque tenía algo para darme.

— O-Oh. ¿Y t-te dijo qué era? — Rascó su nuca con nervios.

𝐋𝐄𝐓𝐓𝐄𝐑𝐒Donde viven las historias. Descúbrelo ahora