Sanha caminaba directo a su trabajo, realmente deseaba poder estar más tiempo con Dongmin pero, ¿qué podía hacer? El deber llamaba y él estaba obligado a trabajar, de otro modo no podría pagar todo lo que era necesario. Entró algo desilusionado al lugar, su rostro reflejaba la tristeza que llevaba por el hecho de no poder seguir hablando con él, lo frustraba. Tomó la caja que contenía las pizzas a repartir, su puchero era tan notorio que su mejor amigo, Minhyuk, no pudo pasarlo por alto.— Oye, ¿qué te sucede? Tienes cara de que se acabaron las galletas de tu abuela. — Rió, mientras limpiaba una de las mesas del lugar.
— Es que por fin pude hablar con Dongmin y justo llegó la hora de venir, estoy condenado a morir solo. — Suspiró, colocando la caja con pizzas en su espalda.
— No exageres, ya tendrás otra oportunidad para hablar con él. ¿Acaso no es tu vecino? — Preguntó el mayor.
— Sí, pero me da vergüenza hablarle. Hoy simplemente sucedió porque él se acercó a mi casa para invitarme a tomar algo... Si no fuera por mi abuela, nada hubiera pasado. — Suspiró, arrastrando sus pies.
— No seas bobo, esta tarde haré una fiesta si quieres asistir. Irán Lisa, Yeo, Kai, Rosé, Bin y tal vez vayan unos amigos mayores, ellos dijeron que asistirian pero están tan ocupados que es difícil. — Se encogió de hombros.
— Está bien, iré. Pero compra muchos dulces y jugo porque sabes que no me gusta beber alcohol.
— Sí sí, como digas. — Rió.
Sanha salió dando saltitos del lugar, al menos esa salida quizá lo distraería de sus malos pensamientos. Subió a su motocicleta y entregó cada pedido, aún le quedaban varios pero el saber que luego iría a casa de Minhyuk lo animaba bastante. Entregó uno tras otro hasta que al final uno debía ser entregado en una dirección conocida. Sí, aquel pedido había sido realizado nada más y nada menos que por su amor platónico. Con nervios se adentró en el edificio, sus zapatillas hacían ruido al pasar por el suelo encerado del lugar. Subió al ascensor pulsando el botón que lo llevaría al tercer piso, durante el camino iba arreglando su cabello y viendo que sus labios no estuvieran muy resecos por el viento, no quería verse mal para Dongmin.
Dongmin había llegado de dejar a la abuela de Sanha en su casa, su rutina aburrida de siempre comenzó en cuanto pasó por la puerta roja que poseía el número treinta y dos, en dorado. Se sentó en el sofá observando con detenimiento las cartas que había recibido, esa letra se le hacía familiar pero, ¿de dónde? Su memoria no era buena debido a que estaba saturada con su docena de exámenes de cada día en la universidad. En eso, recibió un mensaje de Myungjoon.
Profe Hippie
Woonie, un amigo me
invitó a una fiesta esta
noche. ¿Quieres venir?
Quizá así te distraerías
un poco.Está bien. ¿A qué hora
debo estar listo?A las siete. No es una
fiesta nocturna, él aún
es un niño de bien.No entiendo cómo
es que está liado
contigo entonces.Callate. JinJin y yo
iremos por ti unos
minutos antes, así
que estate listo.Uno, técnicamente
no estoy hablando,
sino escribiendo. Y
dos, está bien.Dongmin dejó el teléfono de lado y se dispuso a ver la televisión, miles de ideas pasaban por su cabeza. ¿Y si invitaba a Sanha a ir con él? No... mala idea. Myungjoon no sabía nada de lo que le sucedía con aquel chico y mucho menos entendería que quisiera liarse con alguien menor que él y que no fuera una chica. Myungjoon tendía a ser algo obvio y siempre hablaba de más, por ello llevar a Sanha sería la peor idea que podría cometer... ¿O no?
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𝐋𝐄𝐓𝐓𝐄𝐑𝐒
Fiksi Penggemar❝ Eunsan ; Cartas ❞ Donde Eunwoo recibe cartas anónomas cada mañana. Pero él nunca se imaginaría que esas cartas podrían provenir del departamento de al lado, perteneciente a un pequeño y tierno castaño. Pareja principal - Eunsan. Contiene shipps se...