Una Boda Indeseada [Rayema]

Capítulo 10

- Si ella no volverá — comenzó a mascar chicle —. Me largo.

Ray tenía un rostro confuso, no entendía ¿cómo era que ese mocoso... ¿Acaso no era el hijo de Norman?. Ésto esta una completa y desubicada locura.

El niño sólo le mostraba una mirada fría que jamás había visto en el rostro de alguien "inocente"; chasqueó la lengua y frunció más el seño, el niño era un hipócrita mira que actuar así sólo a espaldas de Emma. Aunque él era el que realmente tenía la culpa de ello.

-Espera mocoso —le tomó del brazo— ¿Hacia donde crees tú qué vas?.

-A ver la próxima posible adopción supongo —dijo observando a Ray retante.

Emma tenía en su rostro poca emoción por volver con Ray, y cierto era el hecho de que ella no tenía razón o motivo para volver con él, pues ella ya no era su esposa legalmente. Se detuvo en seco.

-Camina que no tengo todo el día —Refunfuñó Violeta como un perro guiando el ganado al matadero.

-Me divorcié de Ray —Tragó seco— No quiero ir con él y dado que ya no tiene ningún motivo para estar conmigo, déjame ir.

Violeta rió un poco por lo bajo, no podía creer que la chica que hace pocos meses (y que tanto les costó encontrar) se mataron buscando de hubiera divorciado de Ray. Violeta podía jurar que quería matar a ese emo de cualquier forma cruel.

-¡Maldito seas! —Se quejó en voz alta de manera brusca—. Al menos dime a dónde irás, para que cuando él tenga un mejor uso de razón y valla a buscarte, no tenga que matarme buscando en media ciudad.

Emma sonrió divertida, la verdad era que ella no conocía bien a Violeta y pocas veces la había visto en aquellos meses que vivió con Ray.

Emma dejo de reír difuminando su risa con el sonido de los autos y con una sonrisa le dijo: — a dónde me lleve el viento.

-¡Eso no es un lugar! —ladró Violeta cual perro molesto por tal infame respuesta, no quería tener que ir a buscarla a un templo budista luego.

- no te molestes, la verdad no tengo donde ir —dijo con un ojo cerrado y voz como diciéndole al mundo un gran "Me vale".

-entonces te invito a nuestra casa —Ofreció ella luego de un largo suspiro pesado.

-¡Gracias! — entonces la de cabellos naranjas arrastró su maleta a la dirección que Violeta le mostraba.

Entraron en un callejón, siguieron por la derecha, caminaron al oeste una cuadra, doblaron en el semáforo de la 22, cruzaron el puente de la 25, caminaron un tiempo por los barrios bajos y en medio de ellos se detuvieron.

-¡Llegamos! — anunció Violeta a vivo tono, parecía feliz.

Un gato negro saltó de golpe del bote de la basura maullando fuerte como si algo le diera miedo el ver a Violeta, e hizo un fuerte ruido al dejar caer la basura.

Era una casita algo pequeña, era totalmente de latas un poco sarrosas y con algunos hoyos por aquí y por acá..., Era un desastre total, Emma no se esperaba jamás de que esa casita podría ser el hogar de Violeta.

-¡Oye Oliver limpia un poco que tenemos visita! — le gritó Violeta mientras abría la puerta y alguien dentro de la casa igualaba su acción.

-¿Quién es? —preguntó, parecía molesto—. te dije que no volvieras a traer a Yuugo aquí.

Antes de que Violeta pudiera si quiera tocara el "seguro" de la puerta el cual curiosamente solo constituía en colocar una cadena y un candado, alguien abrió desde dentro.

-Ve tú mismo que no es Yuugo— dijo haciéndole paso para que observará a la chica de cabellos naranjas.

Oliver suspiro petado y apretó fuertemente con el dedo índice y pulgar la parte media entre sus ojos, de verdad parecía hastiado por la acción de la joven.

-Hola — dijo Emma un poco nerviosa cuando él la reviso de pies a cabeza.

-¿Por qué la trajiste aquí? — masticó entre dientes cada palabra sumiso hante su molestia.

-No tiene donde ir, y no quiero buscarla debajo de un puente luego ó descubrir que está enterrada —explicó de mala gana la chica.

Violeta entonces haciendo uso de fuerza lo hizo a un lado y se abrió paso para ella y Emma, no le seguiría dando explicaciones a ese ladrónsuelo de quinta cascarrabias con el que se crió en las calles cual fuera su hermano.

-¡Zac ya volví! —gritó a alguien más.

Emma se preguntó ¿cuántas personas vivían allí?, Estaba desconcertada la casita era tan pequeña que probablemente no Violeta sola podría vivir allí pero ¿¡Vivían 3 personas?!. ¿Cómo era eso siquiera posible?.

Norman estaba en la cama, observaba su muy ridícula acción anterior, y es que el acostarse con esa mujer no estaba en su agenda ese día, él planeaba hacerlo con Emma sin embargo la noche cedío y ella nunca apareció.

-¿Lo disfrutaste cariño? — preguntó la mujer mientras le frotaba el cabello suavemente como si de un perro se tratara.

Norman se consideró débil y manipulable sobre todo de cuando esa mujer se trataba, perdía el control y eso no le gustaba, le gustaba controlar no ser controlado y eso le enfurecía más y el que le dijera cariño... Era la gota que derramó el vaso.

-Esto no volverá a ocurrir, jamás — dijo mientras se colocaba la corbata.

-¿Estas seguro? — preguntó ella besando su cuello como si fuera su dueña desde la parte de atrás de su espalda.

-... — Norman no respondió, la verdad era que él sentía deseo por esa mujer, algún tipo de atracción carnal y era débil ante su carne.

-¿lo ves? —se burló de lo que él dijo anteriormente—, yo siempre ganó.

Los empleados de Norman no soportaban ver otro segundo más el como su jefe hacía lo que la mujer le indicaba como si de un perro que hace trucos se tratara, sobretodo Bárbara quien admiraba tanto, pero tanto a su jefe que su relación con el bien podría ser una fantasía romántica pero sabía bien que el trabajo y el amor no se mezclan.

Ray siguió enviando mensajes a Yuugo para que buscará a Emma, Violeta no tenía teléfono y sólo podía comunicarse con ella si la veía por las calles o Yuugo la pasaba. Era un completo desastre.

¿Por qué mierda Emma firmó la acta de divorcio de uno de sus clientes?. Así es, Ray nunca quiso diborciarse de ella...

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Y ahora ustedes quédense como ¿Por qué Ray no quería diborciarse de Emma si en el capítulo pasado dijo... Pues hay algunas razones para eso xD.