III. "La primera noche"

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Adrien

Por mi mente sólo pasaban cosas sin sentido, era muy extraño porque desde que desperté mi cabeza empezó a maquinar. Había cosas que me daban una sensación de miedo y pánico pero sin saber porque si era algo tan absurdo como que algo en aquella casa se moviera. Una gran parte de mi no creía en fantasma o espíritus deanbulantes, pero por más extraño que me sienta una pequeña porción de mi está aferrado a que algo sucederá en aquel lugar y no está dispuesto a descubrirlo.

Hoy al atardecer nos emprenderiamos rumbo aquel lugar alejado en donde mil y un cosas podrían suceder, porque no sólo e pensado en el hecho de que nos aparezca un fantasma si no el hecho de que aquel lugar tiene tiempo abandonado y que personas no muy sanas mentalmente lo puedan utilizar para hacer todo tipo de locuras.

Incluso me reía de mi mismo al pensar que mientras durmieramos allá saldría un psicópata con una sierra a matarnos o que un monstruo radioactivo nos comería.

Alejado mentalmente de la realidad comencé arreglar las cosas que me llevaría pues nuestra locura, o mejor dicho la locura de Luka pensó que quedarnos una semana sería suficiente porque en una noche no viviríamos todo a flor de piel.

Por mi mente paso una extraña pregunta: ¿Por qué si ese accidente ocurrió en 2008 yo no recordaba haber escuchado de el?

Para aquel entonces yo tenía siete años pero era muy capaz de recordar y más con los nombres que le da la prensa a las cosas, seguramente lo denominaron como "La tragedia Martín" o "La gran explosión"

Unos toques en la puerta de mi habitación me sacaron de mi pequeña burbuja de extrañeses, le accedí el paso a esa persona siendo Nathalie la que tocaba.

- Adrien el desayuno está servido. - habló la mujer de mechón rojo, la cual al hablar inmediatamente bajó.

Fui hasta el comedor y para mi sorpresa mi padre estaba ahí esperándome para desayunar pues tenía su desayuno enfrente y no lo había tocado.

- Buenos días padre, buen provecho. - salude con una sonrisa.

- Buenos días Adrien, buen provecho para ti también. - sonrió mi progenitor.

El desayuno paso en silencio como era de esperarse pero ahora estaba hablando con mi padre sobre distintos temas lo cual me agradó bastante, este tipo de cosas no solía ocurrir y para mi mala suerte aquellos pensamientos extraños volvieron a surgir.

- Padre... ¿Quiénes son los Martín? - pregunté el vivió más a fondo aquellos tiempos y pudo saber quienes eran más.

Lo vi tensarse en su asiento y tragar duró, su semblante cambio a uno que me costaba bastante descifrar y juro a ver visto sus ojos cristalizarse.

- Ellos fueron los abogados que defendieron el caso de la muerte de tu madre. - explicó brevemente.

- ¿Los conociste? - volvi a preguntar. No me esperaba aquella respuesta la cual me abrió más dudas y tampoco me esperaba su reacción.

- Además de defendernos en aquel caso, eran los abogados de la empresa y grandes amigos de nosotros pero más de tu madre, recuerdo bien cuando defendieron con dientes y garras el caso el cuál conseguimos ganar pues se le iba a dar libertad condicional al asesino que mató a tu madre y por supuesto ellos, ni su hija y yo estábamos de acuerdo.- contó con melancolía, iba a hablar pero fue interrumpido por Nathalie.

- Señor Agreste tiene una llamada importante. - mencionó para luego con permiso de mi padre retirarse.

El me sonrió y se levantó de su asiento para ir a contestar, yo imite su acción para subir a mi habitación.

ALMAS | Adrien Agreste | ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora