XIV. "Hasta pronto..."

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Una semana paso, mi mente trabajaba velozmente las veinticuatro horas del día, recuerdos, memorias, pensamientos nuevos y que alguna vez tuve, venian a mi sin parar y así fue como me di cuenta de que algo que no era de este mundo conquistó mi corazón, de la noche a la mañana. Tal vez no repentinamente, tener mucho de ella en mi cabeza pudo haberlo ocasionado, aunque algo me decía que su alma y la mía estaban o es tan conectadas de alguna manera.

Era extraño, demasiado a decir verdad. ¿Cómo podría suceder eso? Tal vez azares del destino, esa podría ser una respuesta. Pero como saber eso con exactitud si no hay nada escrito, no hay ninguna investigación que explique esto que me está sucediendo, no hay nada.

Y lo que más me inquietaba era el hecho de no saber que siente ella, durante los días que la vi, en mi estadía allá, ella sólo me ayudo; no hablo de cómo se sentía o me dijo algo sobre ella.

Pero ahora el hecho estaba en como había nacido eso dentro de mi, pero creo que saber eso era mucho más sencillo que descifrar esa conexión que mencionaba.

Me enamoré de los recuerdos.

Imagine muchas de esas situaciones en el presente y poco a poco se fue adueñando de mi corazón. Me sentía como un demente ahora mismo.

(...)

Necesito ir a buscarla, necesito encontrarla.

Eran las 10:00pm de la noche, ya todos en la mansión estaban dormidos. Tome el relicario entre mis manos y lo observe pensando en lo que estaba a punto de hacer, seguramente era una locura pero no perdía nada con intentarlo. Lo guarde en mi bolsillo, tomé las llaves del auto y salí de casa; volvería allá y me quedaría hasta encontrarla.

Si mi padre se enterase de esto seguramente me mataria.

Cuando comenzaba alejarme de la ciudad comencé a recordar el camino hasta que todo empezó a verse familiar; a lo lejos pude ver las cintas policiales y las advertencias.

Y recorde lo gracioso que fue el hecho de que los chicos realmente no vieron nada o sintieron algo más allá de lo que sucedió en el bosque, durante la historia de terror de Alya y lo que pasó jugando la Ouija, mientras que yo había interactuando con algo más allá de la vida.

Al llegar, todo estaba sumamente oscuro. Estacione el auto y entre a la casa iluminando el lugar con una linterna. Un aura de tristeza invadió mi cuerpo, era demasiado fuerte, tanto que me hacía doler el corazón y mis ojos lagrimear.

- ¿Dónde estás _____? - exclame titubeante. Tenía un enorme nudo en la garganta y no sabía cómo deshacerlo.

Me sentía perdido y mareado, hasta que mis oídos percibieron unos desgarradores sollozos, como pude me dirigí a donde provenían. Venían de su habitación.

Entre sin previo aviso y la vi, su rostro estaba lleno de lágrimas y sus ojos se veían oscuros. Ella se giro hacia a mi e inmediatamente sentí mi corazón quebrarse, dolía y mucho. Sus lágrimas cesaron y me observo con pesar, un recuerdo invadió mi mente...

"Ella se encontraba en el piano tocando una triste melodía, su mirada era vacía y desde hace un rato no sonreia. No entendía porque estaba así e incluso no compartía tantas palabras conmigo.

- ¿Por qué estás triste? - pregunté mientras me acostaba en su regazo llamando su atención.

- No lo sé- sonrió con pesar y limpio sus mejillas las cuales fueron cubiertas con lágrimas en pocos segundos.

ALMAS | Adrien Agreste | ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora