Epílogo.

323 37 32
                                    

El moreno se tiró frustrado a su pequeña y cómoda cama, había pasado ya tres meses y medio desde que estaba allí, y no podía estar más que ocupado.

Había aprendido a tatuar muy bien y tenía algunos clientes por sus buenos dibujos. A las dos semanas, conoció un chico en la academia, tenía su propio estudio y lo invitó a tatuar allí. Ganaba dinero extra y eso le ayudaba a pagar su despensa.

Con la tienda de Roses, acababa de abrir hace ya dos meses, lo cual lo tenia muy ocupado con los papeles de renta del lugar y con las entregas semanales de flores. Abría desde las 7 de la mañana hasta las 6 de la tarde, aunque los días de academia llegaba a las 12, mientras una chica llamada Camila lo ayudaba algunos días. Y lo agradecía.

¿Era feliz? No totalmente. Su familia y amigos le hacían falta. También ese rubio bonito.

El chico le había enviado cinco cartas más, pero no podía leerlas o tal vez no quería. No quería romper en llanto.

Pensaba en él casi todos los días, en la noche, cuando vendía ramos de rosas o incluso al tatuar a algunas personas. Se había rendido al segundo mes de esperar a Niall, tal vez si leía las cartas podía saber algo más de él, pero no podía.

Lo extrañaba demasiado.

El rignton de su celular lo hizo reaccionar. Vio que era un número desconocido, decidió no contestar y dormir.

A la mañana siguiente luego de levantarse y asearse, revisó su correo, había una carta rosa y enseguida supo que era de Niall. La observó por unos segundos para luego guardarla en un cajón.

[...]

Por otro lado, el rubio miraba con nerviosismo todo a su alrededor, estaba en Dublin Irlanda, con una maleta en mano, nada más.

Él más que nadie había sufrido por Zayn, pero sabía que era lo correcto quedarse a compartir con su familia más tiempo. Pero extrañaba a su novio.

Le había mandado una carta ya hace una semana, ya que sus llamadas y mensajes no lo contestaba. Seguro era por el trabajo, además Zayn no era muy fan de las redes sociales. Eso quería pensar él.

Le envío un mensaje a su madre diciéndole que ya estaba allí, también a la madre de Zayn, quien le pasó la dirección.

En esos meses, el rubio había estado muy apegado a la familia Malik, le contaba a la abuela de Zayn que nunca le contestaba sus cartas y ella le respondía que tuviera paciencia. Ninguna de las chicas Malik quería contarle sobre Zayn, solo le respondían "eso debes preguntárselo tú mismo" ¿pero como iba a hacerlo si Zayn no se dignaba en hablarle?

Louis tampoco era de gran ayuda, aunque con ayuda de Harry lograba sacarle una que otra cosa. Ellos dos seguían igual que antes, Louis trabajando en una tienda de discos y Harry en una panadería. Liam se había ido a estudiar a Londres y nunca habían vuelto a hablar, pero tenía la certeza de que algún día lo volvería a ver y empezarían con él pie derecho.

El rubio tomó un taxi, dio la dirección que había obtenido por Louis hace ya varios meses y se sabía de memoria por las cartas. Al bajar le pagó al señor, quien fue muy amable.

Sólo esperaba que Zayn estuviera feliz de verlo.

Entró al lugar, era muy hogareño, tenía un aspecto algo antiguo pero eso no le quitaba lo hermoso. Vio que estaba decorado con muchas flores y sonrió, llegó a la recepción y preguntó por Zayn Malik. La chica se negó a dejarlo pasar, por lo que su ceño se frunció leve pero aceptó y decidió esperar allí abajo.

Después de veinte minutos decidió salir de allí y caminar un poco, tomó sus cosas y caminó sin rumbo alguno. Llegó a una plaza grande, con dos niveles y con una hermosa fuente en medio de ella. Vio a lo lejos el carte "Roses" y no evito su sonrisa de gato de Alicia. Caminó hasta allí, pero lo que vio le hizo hervir la sangre.

Roses | ZiallDonde viven las historias. Descúbrelo ahora