~No hay nada que entender~

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*avancemos unos tres meses, cuando el campamento finalizó*

Miriam

Os resumiría lo que pasó en aquellos tres meses de campamento, pero no hay mucho que resumir. Fue tan simple cómo que usé la cabeza y dejé de lado todo el tema de Roi y Cris. Ganó Amaia, bien merecido, esa chica era increíble.

Cualquiera de mis amigas podría decir perfectamente que seguía "enamorada" de Roi, pero igualmente, yo no lo admitiría.

Ricky y Mimi siguieron a mí lado, Amaia seguía conmigo en cada clase, Nerea y Agoney crearon una amistad preciosa, y este último, fue feliz con el rubio de ojos color miel.

Siendo sincera, mi plan de vida no era más que seguir a delante, sin preocupaciones. Ir de fiesta de vez en cuando, unos tragos de más, a veces, venían hasta bien.

Lo pasé mal, pero también disfruté lo máximo que pude.

~

*volvamos a adelantar el tiempo hasta junio, fin de curso*

Último día en aquel lugar, último día en el que vería muchas de las caras que había en mi clase. Mentiría si dijera que no tenía ganas de un verano en Galicia, aislada de ese recinto lleno de adolescentes. Pero eso sí, esta vez me llevaría a mis amigas conmigo, logré convencer a Aitana. Increíble, pero cierto.

A decir verdad, llegaba tarde.

Mimi estaba en la puerta de mi casa esperando a que bajara para ir juntas, Ricky no venía, enfermó, pero prometimos llamarle para que viese como estaba todo.

Un top negro, unos vaqueros del mismo color y una americana blanca completaban mi outfit del día. De calzado, unos simples tacones (no demasiado altos) negros.

Bajé y, junto a mi amiga, fui al gimnasio del instituto, allí daba lugar aquella fiesta.

~

Ya algo contentilla, bailé en la típica pista de baile que se forma en el centro del salón. Agoney estaba ahí, me invitó a una copa, y yo no me negué. Después de eso, ambas bailamos al ritmo de la música, con algún que otro desequilibrio.

Y... la música se paró.

Todas las personas presentes miraron hacia la puerta, ahí estaba Aitana, la reina del baile, acompañada de Roi, el rey de este mismo.

No pude evitar mirar, y como bien he dicho antes, no iba serena, por lo que, silbé.

-¡Guapoooooooo!--alargué la "o", haciendo que mi estado ebrio saliera a la luz.

-Miriam, Miriam, Miriam, relájate, vamos al baño--era Nerea.

*pausa temporal*

Nerea y yo hicimos una especie de pacto, el señorito Méndez nos dejó a ambas por la pelirrosa, y prometimos que nunca jamás nos entrometeriamos en la vida amorosa de la otra. Y así fue, cada vez que ella tenía algún lío, o yo, simplemente, no opinabamos del tema. Casi parecía tabú. Aquello no estaba bien, pero sabíamos que si salía el tema, algo malo pasaría, y nos llevábamos lo suficientemente bien como para no querer romper nuestra relación.

*regresamos*

Yo solo reía, me mantenía de pié, pero reía. Ella me agarró del brazo, y acto seguido me arrastró hasta los aseos.

-Miriam, lávate la cara.

Seguía riéndome, ¿que era tan gracioso? No lo sabía.

-N-Nerea tengo haaaaaaaambre.

Y era verdad, a penas había cenado algo, y eso no era especialmente bueno.

La obedecí, y también poté varias veces en el retrete.

Cuando salimos, Aitana parecía esperarnos, miento, a mí no me esperaba, eso seguro.

Deducí cosas por mi instinto bolleril, y me alejé, dejándolas solas.

Me dirigí a la mesa donde estaba el supuesto zumo para sanos y/o sanas. Que realmente, era zumo, sí, pero con alcohol. No quería más de aquel brebaje, asique solo cogí un baso y fui a llenarlo de agua.

Adivinad a quién me crucé por el camino. Oh sí, capitán obvio, Roi Méndez, vestido con un traje negro y una camisa blanca, con los dos primeros botones desabrochados.

Le miré, me miró.

-Pareces menos borracha que antes--añadió.

-No te incumbe, ¿sabes?--no tenía ni pizca de ganas de hablar con él, pero al parecer, el sentimiento no era mutuo.

-¿Qué es de tí, Miriam?--preguntó con total tranquilidad.

-Tampoco te incumbe--de verdad que no quería seguir con eso, pero Roi, sí.

-Y, ¿esto me incumbe?--me besó.

*pausa del tiempo*

Mente de Miriam:

Vale, vale, vale, vale, no, no, no vale.
Decidme vosotros, pero hacía asi como 2 meses que apenas cruzaba miradas con él. Y por la cara, coge y me besa. ¿Estamos locos, o que nos pasa?
¿Que hacía? ¿Seguía? ¿Me apartaba? ¿Le soltaba una ostia? No lo sabía, de hecho, no tenía ni la más mínima idea.
De nuevo, mentiría si dijera que no deseaba aquello, pero tampoco me lo esperaba. Miriam, espabila.

*volvemos*

Me separé y le dediqué una cara extraña, así pues no entendía la situación.

Él sonrió.

¿Por qué sonríes Roi Méndez?

Me seguía mirando, casi me encontré intimidada.

-¿Que acabas de hacer?--eso fue lo que me salió decir, sí, la respuesta era demasiado obvia, pero, no sabía que decir, seguía shockeada.

-¿Acaso no lo has visto? ¿Quieres que lo repita?--juro que su tranquilidad convertía la mía en un nerviosismo extraño.

-No, mira, yo, no te entiendo chico.--me giré para irme, pero, adivinad de nuevo, sí, me cogió del brazo y me dejó mirándolo a los ojos.

-No hay nada que entender, chica.--enfatizó el "chica", con un tono burloso bastante desagradable. No quería seguir ahí.

-Sí, más cosas de las que crees. Deja de hacerte el estúpido cuando sabes perfectamente que entre tú--le señalé poniendo mi dedo índice en su pecho.-- y yo, no va a pasar nada. estoy harta de tí y de tus mierdas.

Y dicho esto, y con el papo bien alto, volví a la pista, me reuní con Mimi, la cual estaba hablando con Ricky, h
e hizo que le saludara, y con Agoney y Raoul.

Bailé, disfruté y desperté en un sitio que no era mi cama.

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Me echabais de menos, verdad?
Yo a vosotres también, bueno, capítulo intensito, seguramente no haya aclarado ninguna de vuestras dudas, pero tranquilidad, aún queda mucho agosto.

Lo prometido es deuda, os lo dije.

Espero que os haya gustado la vuelta a la novela, sé que no es el mayor drama súper interesante, pero una hace lo que puede después de no tocar está historia durante mucho tiempo.

No me enrollo más, hasta el siguiente capítulo queridas <3

-o.m.

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