XIII- Preparativos para el cumpleaños

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Connor estaba observando a Leonore hablar con los chicos. «Es tan increíble» pensó. Se había quedado paralizado, mirándola.

Brian y Alex le hablaban sobre los exámenes, pero él no le prestaba mucha atención. Se estaba fijando en su novia. «Es mi novia» se dijo sonriendo. No creía que fueran a serlo alguna vez.

Sabía que Leonore aún tenía sentimientos por Sirius, pero pensaba que con el paso del tiempo, estos se irían.

Brian le tocó el hombro, llamando su atención. Connor desvió la visa de Leo.

—¿Qué pasa?

—Tú cuñado se acerca— susurró Alex, riendo.

Connor alzó la vista y en efecto, James caminaba hacia ellos. Caminaba con paso decidido y una sonrisa arrogante en sus labios. Aunque, en sus ojos avellana, podía notarse cierta confusión e inseguridad. «Esos ojos tan expresivos no son solo cosa de James» pensó, recordando a Leo.

—Hola— saludó James al llegar junto a ellos.

—Potter— respondió Brian.

—Connor, ¿puedo hablar contigo un poco?

—Claro— respondió este, sorprendido de que lo hubiera llamado por su nombre de pila y no hubiera usando su apellido.

Ambos salieron del Gran Comedor. James iba unos pasos por delante, aunque miraba hacia atrás para ver si Connor lo seguía.

Cuando encontraron un lugar bajo un árbol en el jardín que estuviera vacío, James se sentó. Connor lo imitó.

—¿De que querías hablarme?

—Leo me dijo lo que te pasa. Lamento mucho haber sido un idiota contigo, no sabía que todo eso te ocurría. Acepte que vivieras con nosotros, solo falta la autorización de nuestros padres, para no te preocupes, aceptarán.— Hizo una pausa antes de continuar— Si necesitas hablar con alguien o lo que quieras estoy aquí ¿sabes?

Connor no sabía cómo reaccionar. No imaginaba que se lo tomara tan bien, por más que Leo le hubiera dicho que lo haría.

—Solo una cosa. No dañes a mi hermana.

—Tranquilo, yo la quiero enserio, nunca le haría daño— dijo Connor, sonriéndole amablemente.

—Muchas veces, las personas que más daño nos hacen son las que más nos quieren— le respondió.— Aunque lo acepto, siempre y cuando ella sea feliz.

—Gracias por aceptarlo.

—De nada. Pero cómo dije, si le haces algo, por lo más mínimo que sea, te la verás conmigo.

—Entendido— contestó sonriendo.

   James se paró, se dio media vuelta y caminó hacia el Gran Comedor. Connor se quedó unos segundos conmocionado. Iría a vivir con los Potter, tendía una familia que en verdad lo quisiera, y sobre todas las cosas, estaría con una novia que lo entendía. No podía sentirse más alegre.

   Decidió escribir una carta. Al terminar de escribirla, se la dio a una lechuza. Sonriendo, fue a buscar a Leo.

   La buscó en la biblioteca, Sala Común y Gran Comedor, notando que no la encontraba por ninguna parte.

   Vio a Remus Lupin salir de la cocina, y fue hacia él, queriendo preguntarle si sabía algo de Leo.

—Hola, ¿has visto a Leo?

—Si, está aprontando las cosas para el cumpleaños de Sirius.

—Oh, bueno, está bien.¿Cuando la veas podrías decirle que la andaba buscando? Gracias— dijo Connor. Remus lo miró y asintió con una sonrisa.

Este caminó hasta el séptimo piso y entró en una Sala que tan solo ellos conocían.

—Volví— avisó, aunque nadie lo miró. Todos siguieron con sus cosas: Leo colgando globos y guirnaldas; James probando discos de música; Sirius organizando las mesas y escribiendo platillos que se servirían; y Peter... sentado admirándolos.

—Leo, me encontré con Connor en el camino. Me pidió que te dijera que te andaba buscado— al mencionar el nombre de Connor, todos dejaron de hacer sus respectivas tareas.

—Ok, gracias por avisarme.

—De nada.

—Deberías invitar a Moore— dijo Sirius, sorprendiendo a todos.

—¿Qué?

—Bueno, es tu novio y en un futuro va a vivir con ustedes, lo que implicaría verlo cuando esté con ustedes. Deberías decirle que venga— explicó, con un tono irritado en su voz, aunque no era el tono de odio que usaba antes.

—Gracias— agradeció sinceramente ella, sonriéndole.

—No hay porqué.

—Remus, ¿que te dijeron los elfos?

—Pueden hacernos lo que pediste para mañana, es más, están muy emocionados por hacerlo.


Cuando salieron de la Sala de Menesteres, Leo fue a buscar a Connor. Lo encontró en la biblioteca. A ella no le gustaba estudiar, tan solo le gustaba leer. A Connor le gustaba leer y estudiar.

—Connor, estoy aquí.

—Lo se, no eres muy sigilosa— ella rió. Accidentalmente, había tirado dos libros en su camino.

—Sirius quiere invitarte a su cumpleaños. Es mañana a las 19:00 hs. en la Sala de Menesteres.

—¿Él me invitó?

—Si.

—Está bien, iré.

Leonore PotterDonde viven las historias. Descúbrelo ahora