XIX- Comida "familiar"

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     Sirius vio a Leo subir con Connor para mostrarle su casa. Sintió un dolor extraño en el pecho. Hacía poco había entendido el significado de ese dolor, antes nunca lo había sentido.

   Sirius se preguntaba que tenía Connor que él no. Connor apenas conocía a Leo desde hacía unos meses y ya eran novios y él la conocía desde hace años y ni siquiera la había besado. «Quizás sea eso» pensó, «Si no fuera tan mujeriego y arrogante y fuera más tierno...» Luego se puso a pensar en porqué era así. La explicación que encontró fue la siguiente: siempre estuvo enamorado de Leo, solo que no había podido darse cuenta. Le afectaba que le gustara y ella no sintiera lo mismo que él, por lo que decidió empezar a salir con varias chicas para olvidarla, para escapar del dolor.

—Sirius, cariño, ¿Vas a comer de la cazuela que cociné?

—Por supuesto— respondió Sirius, fingiendo una sonrisa. Euphemia se fue encantada a terminar de aprontar la mesa.

—¿Te pasa algo, Canuto?— le preguntó James, podía notar que estaba triste. Sirius dudó en decirle la verdad.

—¿Puedo decirte algo, y me juras que no te enojaras?

—Claro, lo prometo.

—Lo que pasa es que...— no terminó de hablar porque fue interrumpido.

—¡A comer!

Todos fueron a la cocina y se sentaron en sus respectivos lugares. Connor no sabía dónde sentarse, pero Leo le dejó un lugar a su lado.

—Connor, ¿podrías contarnos cómo tú y nuestra hija se hicieron novios?— preguntó Fleamont. Leonore se ahogó con la comida y empezó a toser.

—Si, yo también quiero saber, que esa historia no nos la contaste— aportó James. Ella lo fulminó con la mirada.

—Bueno...— comenzó Connor, pensando que decir— yo la invité a Leo a Hogsmade, y bu-Bueno ehhh...

—En realidad así no es la verdadera historia— lo interrumpió Leo. Iba a decir la verdad— A mi me gustaba alguien... y él se dio cuenta. Ofreció que fingiéramos ser novios para darle celos a esa persona— Sirius abrió la boca sorprendido, «¿así que todo fue falso?»— Pero luego nos enamoramos de verdad y fuimos novios de verdad— terminó de relatar ella. Sirius estaba sorprendido. Le puso triste que en verdad ella si quisiera a Connor. Preguntó la única pregunta que no podía apartar de su cabeza.

—¿A quien intentaste darle celos?— Leo miró a Connor, él se rió. Esta vez, fue Connor quien respondió.

—Le gustaba uno de mis amigos, Alex. Aunque aún no lo conocía, luego dejó de gustarle— mintió. No lo hizo del todo mal, ya que nadie lo notó, excepto Leo y Remus que ya sabían la verdad.

—¿Connor, por qué le propusiste a Leo que fingieran ser novios?— preguntó Euphemia.

—Me vio triste y quería ayudarme.

—En realidad, me interesaba estar contigo. Y eso fue una buena excusa— confesó. Ella lo miró y sonrió. Sirius desvió la mirada, no podía soportarlo.

—¿Y... no han hecho nada indebido para su edad?— preguntó su padre. Ella se sonrojó. Connor también lo hizo. James miró a su hermana con los ojos muy grandes, exigiendo una respuesta.

—Claro que no, papá— exclamó ella, haciendo una cara de asco. Sirius sintió cómo sus músculos se relajaban.

—¿Connor, has tenido una novia antes de ella?

—Paren de interrogarlo— pidió Leonore.

—No lo estamos interrogando, sólo queremos respuestas.

—No, no he salido con ninguna otra chica.

—¿Y chico?— preguntó James, atrayendo la atención de todos.

—No, chicos tampoco—contestó un poco irritado. Remus rió al ver su cara.

—Estamos encantado de que vivas con nosotros.

—Muchas gracias por aceptarme vivir aquí. De verdad se los agradezco y no creo que pueda hacerlo— Leo tomó su mano.

—No tienes porqué agradecer.

Él miró a los Potter y sonrió. Hacía tiempo que no sentía que tenía una familia.

—Ahora voy a tener un hermano— sonrió James.

—Es más cuñado que hermano— señaló Sirius. Connor miró a Sirius, y por primera vez, entendió que él y Sirius no eran tan diferentes.

Era 23 de diciembre, faltaban dos días para Navidad.

Ese día, el día de la mudanza, el día que volvió a tener una familia, decidió hacer algo. Algo que era lo correcto, aunque no lo más fácil.

Golpeó la puerta de Leo, y después de escuchar que le indicara para pasar, entró.

Leonore PotterDonde viven las historias. Descúbrelo ahora