Leonore Potter

XXIX- Paxir

   Sirius se quedó junto a Leo y Connor, en la enfermería, hasta que se le ocurrió una idea. Iba a leer las anotaciones de Nore sobre el collar, para ver si encontraba algo.

    Ella utilizaba un cuaderno con un encuadernado de cuero negro, con marchitas blancas. El cuaderno era pequeño, mediría al rededor de 15cm.

     En una hoja que se encontraba apenas un poco más adelante que la mitad, en el cuadernito, estaba marcada con una tirilla de cinta color lila.

     Sirius abrió el cuaderno en esa página, y vio que allí tenía las anotaciones sobre los horrocruxes. Sonrió al ver su letra: pequeña y apretada, pero sumamente prolija.

     Leyó todas sus anotaciones sobre el tema, y no encontró nada que pudiera relacionarse a los desmayos.

     Despegó su vista del cuaderno y miró a Leo.

—Nore, ayúdame, por favor, a entender que te sucede—. Pidió, acariciándole el cabello. Ella estaba muy pálida, pero parecía dormida.

  Sirius siguió buscando, hasta qué lo encontró: al principio del cuadernito, ella había escrito sobre lo que le habían dicho los padres de Connor a él.

«Aquí dice que solo podrán salvar el mundo él y Nore, quizás estén teniendo un efecto secundario por cantarnos la verdad.» Pero él no creía eso.

Decidió buscar el collar de Connor. Buscó en sus bolsillos, y lo encontró. Tampoco debería de ser muy difícil encontrarlo, suponiendo que estaba brillado. Era una luz muy intensa y amarilla.

  Sorprendido, pasó su dedo por la gema del collar. Allí pudo ver un reflejo. Pero no era el suyo, sino el de Leo. La veía gritar mientras estaba en una jaula, viendo algo en un proyector.

   Sirius dejó caer la gema.

   Remus despertó dolorido. Estaba feliz de que no hubiera sido uno de sus peores días; aunque aún así había salido lastimado.

    James y Peter no habían salido heridos, lo que alivió a Remus. Era una carga para él ver cómo sus amigos salían lastimados por su culpa. Por más que ellos lo entendieran y quisieran, nunca terminaría de sentir ser una carga para ellos.

     Rápidamente fueron al castillo, para ver si Leo y Connor habían despertado.

     Fueron directo a la enfermería, ya que sabían que Sirius estaría allí.

—Hola, Sirius— saludaron al entrar. Él les hizo un gesto con la cabeza, expresando un saludo; aunque no había levantado la cabeza del libro que estaba leyendo, lo cual era muy raro.

—Chicos, descubrí algo. Miren la gema— mostró Sirius. Remus y James se acercaron y lo vieron: Lunático vio a Connor, llorando, tratando de salir de una pesadilla. James veía imágenes de Leo y Connor, pero nada concreto.

—¿Qué es eso?— preguntó.

—¿No lo ves? Nore está ahí— respondió Sirius.

—¿Leo? Yo veo a Connor.

   Se quedaron todos mudos. No sabían que ocurría.

—Creo que ellos están como "encerrados"— dijo Sirius. Los chicos lo miraron extrañados y él se explicó—. Cómo si estuvieran atrapados en sus propios pensamientos, pero provocados por este collar. Este libro— mostró el que tenía en la mano— habla de las habilidades que algunas rocas pueden tener, y estoy seguro que esta tiene la habilidad de llevarlos a ese "mundo".

—A ver si entendí, ¿dices que está roca— agarró el collar— tiene la capacidad de poner inconscientes a Connor y Leo llevándolos a otro mundo?— preguntó James.

—Sirius, eres un genio— exclamó Remus— Recuerdo haber leído sobre esto. Esta gema tiene la habilidad de paxir, es decir que puede meterse en los pensamientos de los propietarios de esta destinados a utilizarlas. Por eso nada nos ocurrió a nosotros, porque son ellos los que deben destruir los horrocruxes, no nosotros.

—¿Y por qué se metió en sus pensamientos?

—Quizás quiere mostrarles que pasará si no actuamos ya. Yo vi a Nore viendo una proyección mientras lloraba.

—Yo a Connor vivenciando algo horrible.

   James se quedó pensando.

—¿Por qué yo no pude ver nada? Y ¿cómo podemos ayudarles?

—Debemos entrar a sus mentes y sacarlos de ahí.

—¿Cómo hacemos eso?— preguntó Sirius, mirando preocupado a Leo.

—Necesitamos un hechizo. Yo podré hacerlo, denme un día— dijo Remus. Los chicos asintieron.

    Sirius no había podido pasar la noche en la enfermería, pero aún así se había quedado investigando. No había podido dormir nada.

    Estaba muy preocupado por Leo. Si ella llegaba a morirse y él no había podido despedirse ni decirle lo que sentía, iba a deprimirse y sentir mucha más tristeza de lo que hubiera sentido si lo hubiera hecho.

     En ese momento, se encontraba en la enfermería con ella y Connor. James también estaba allí, aunque se había dormido. Remus estaba practicado el hechizo.

     Miraba a Leo y no podía evitar sentir un revoloteo en su estómago. Temía mucho por lo que pudiera llegar a ocurrirle. Acarició lentamente su cabello e imaginó cómo sería una vida junto a ella. Imagino casarse, tener hijos y ser feliz junto a ella. Sonrió, sin poder contenerse y le susurró:

—Prometo que algún día eso será verdad.