El lugar estaba sumergido en un incómodo silencio, donde lo único que podía escucharse era el sonido de los cubiertos y el choque que hacían los mismos contra el plato.
Aún si lucía tranquilo, SeokJin se sentía extraño, en consecuencia a ello, malhumorado. En parte porque una profunda nostalgia de pronto le había invadido; sabía el motivo, incluso si quería negarlo. Se reprochó mentalmente lo idiota que era, por todavía atormentarse con viejos recuerdos del pasado que ya no tenían sentido ni importancia.
Habían sido años desde lo ocurrido. Inconscientemente se había obligado a olvidar todo aquello, entonces, ¿por qué de nuevo comenzaba a recordar, a pensar?
Por su lado, Jimin observaba a SeokJin, quien fruncía el ceño, haciendo muecas extrañas con la mirada clavada en el plato frente a él.
Sintió el impulso de querer preguntar, no obstante, estaba consciente que sólo obtendría respuestas molestas y evasivas.
Sin saber que más hacer, llevó su mano al hombro de SeokJin, quien se sobresaltó con el toque repentino. —¿Te encuentras bien? —Finalmente se animó a preguntar.
SeokJin lo miró raro unos momentos, antes de negar y soltarse del agarre. Eventualmente, se levantó de su asiento sin decir nada para volver de nuevo a la habitación; ya ahí, solo se recostó, con la vista aún perdida.
Por fin dejó salir las lágrimas retenidas. Ni siquiera podía decir cómo se sentía. Furioso, triste...
De pronto, crueles palabras resonaron en su mente. Pensó en su padre, si este lo viera, seguro le gritaría que era un estúpido e idiota sensible, por sufrir por alguien que ni siquiera lo quiso.
Con coraje, se limpió el rostro, solo para darle paso a más lágrimas que no pudo evitar dejar salir. —¿Por qué? —Susurró, con la mandíbula apretada.
Papá tendría razón. Se dijo. Porque SeokJin seguía siendo ese ingenuo y tonto niño llorón que seguía sin poder superar el pasado; que aún sufría por una persona que no lo quiso, porque entonces, si así hubiera sido, Baekhyun jamás le habría abandonado, mucho menos cuando se lo prometió...
[...]
Escuchó la puerta de su hogar siendo abierta y cerrada. Rápidamente, corrió fuera de su habitación, sabiendo ya de quién se trataba.
En su mano sostenía una hoja con un bonito y colorido dibujo. SeokJin estaba feliz, y se podía notar en sus sus pequeñas y regordetas mejillas que se abultaban con una tierna sonrisa.
Ese día, su padre tampoco estaba en casa, y eso, sólo lo hacía aún mejor.
Finalmente, cuando por fin intersectó a su hermano en la puerta, de inmediato quiso gritarle y saltar a sus brazos como usualmente hacía; que Baekhyun lo elevará y llenara de pequeños besos su rostro, incluso si estos le hacían cosquillas.
Sin embargo, se detuvo repentinamente cuando lo vio. Su rostro lucía pálido y decaído, un hematoma violeta descansaba en su mejilla, su labio, estaba roto y un poco sangrante.
Al momento sintió sus pequeños ojos llenarse de lágrimas ante la vista. SeokJin no entendía, porque esa mañana, su hermano se había marchado radiante y feliz, despidiéndose cariñosamente como cada día.
—B-Baek. —Dijo en un pequeño hilo de voz.
Solo observó como su hermano lo pasó de largo, su andar era un poco extraño, mientras lo veía dirigirse en dirección a su habitación, sin siquiera prestarle la más mínima atención.
—Lo siento SeokJin, hoy no, vuelve a tu habitación y no salgas, padre no tardará en llegar. —Su voz fue cansada y apagada, antes de encerrarse en su propia pieza.
SeokJin quería llorar, porque su hermano siempre le hablaba de forma dulce; algunas veces, cuando llegaba de la escuela, le obsequiaba algún caramelo. Esta vez, ni siquiera había obtenido su habitual y cariños saludo.
Su pequeño corazón dolió sin entender realmente nada, mientras arrugaba su colorido dibujo en su mano, aquel que había hecho especialmente para Baekhyun.
Finalmente, decaído, volvió a su habitación para encerrarse, intentando distraerse con cualquiera de sus juguetes.
Esa noche, de nuevo escuchó fuertes gritos y cosas rompiéndose. Oyó a su padre gritar algo acerca de ser un hombre y que debía enseñarle a sus hijos a serlo. También escuchó a su madre decir que los dejara hacer su vida como desearan; y sollozó fuerte, cuando los golpes se hicieron presentes.
Esperó cálidos brazos que lo envolvieran, como cada vez que algo así sucedía; las palabras tranquilizantes y las caricias en su cabello hasta quedarse dormido.
Lamentablemente, nada de ello sucedió, porque esa noche, el pequeño SeokJin se durmió hasta que en sus ojos no había más lágrimas; hasta que el cansancio fue tal, que no pudo mantenerlos abiertos por más tiempo, con su pequeño corazón roto, porque Baekhyun nunca había aparecido para cuidarlo.
[...]
Escondió el rostro en la almohada, mordiendo su labio fuertemente hasta casi hacerlo sangrar, evitando así que los sollozos escapasen.
Su mano hecha puño, golpeó el colchón, deseando que con ello pudiera descargar un poco de todo el dolor y frustración que traía consigo.
Cuando por fin logró calmarse, se puso de pie y se dirigió al cuarto de baño. Se recargó un momento en el lavamanos con su cabeza gacha, antes de abrir la llave de agua y mojar su rostro.
Observó su reflejo en el espejo, haciendo una mueca de asco al ver su propio rostro. Pensando que era justamente eso lo único que podía sentir por él mismo.
—Deja de ser un maldito cobarde. —Se dijo, mirando por última vez frente a él, antes de volver a la habitación.
Minutos después, apresurado bajó las escaleras. De inmediato se dio cuenta de la ausencia del peliplata cuando encontró el lugar solitario y tranquilo. Solo se encogió de hombros, restándole importancia.
Eventualmente, se dirigió a la entrada de la casa, mientras recogía sus zapatos y se los ponía. Y finalmente, salió de ahí, con el lugar perfecto en mente para ir.
Aspiró el aire frío de otoño, ajustando su chaqueta antes de caminar decidido. Él necesitaba poner en orden sus pensamientos, liberar la frustración en su cuerpo; entonces, era exactamente lo que haría, sin importar las consecuencias.
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Undisciplined [MinJin]
FanfictionIntimidante, causa problemas e insolente, Kim SeokJin tiene la peor fama dentro del instituto. Sus compañeros le temen, sus profesores lo odian. Nadie puede detenerlo, porque para SeokJin, no existe "la buena conducta". Sin embargo, en la intimida...