Capítulo 20

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Baekhyun se debatía internamente, si quedarse, o simplemente responsabilizarse para finalizar el proyecto escolar y poder marcharse a su hogar. En primer lugar, porque nunca había pasado la noche en otro lugar que no fuera su casa, y en segundo, y más importante, su pequeño SeokJin. No quería dejarlo solo, no cuando era costumbre que cada noche le cantara una canción para que pudiera dormir; había sido la única solución para alejar las pesadilla nocturnas, por lo que estaba seguro, su hermanito estaría esperándolo.

—Vamos Baek ya no lo pienses más, quedate, es tarde para que vuelvas solo a tu casa. Terminaremos esto pronto y dormiremos aquí.

Él solo medio sonrió. Para sus amigos era fácil decirlo, porque no lo conocían lo suficiente, no sabían nada del infierno que era su vida y como tenía que proteger a su pequeño hermano.

Pero luego lo pensó mejor, no haría daño si por hoy simplemente aceptara quedarse fuera de casa; de cualquier forma su madre no trabajaría, por lo que SeokJin estaría a salvo. Entonces, finalmente sonrió, asintiendo a la petición de sus amigos y permitiéndose por una vez relajarse.

Se repitió que nada malo pasaría, y que tan pronto amaneciera iría directamente a casa. Sacó su teléfono, enviando un corto mensaje a su madre para avisarle que aquella noche lo pasaría en casa de un amigo debido a un proyecto escolar, y sin esperar si ella respondía o no, terminó apagando el aparato para conservar la batería.


[...]

Al día siguiente, Baekhyun aún se tomó la libertad de aceptar la invitación de los chicos para salir y comer en la calle. Y finalmente, al medio día, por fin partió  hacia su hogar.

No pudo evitar la sorpresa cuando encontró la puerta de su hogar abierta, de inmediato un escalofrío y una fuerte opresión instaurándose en su pecho le hicieron saber que algo andaba mal.

Fue recibido por un silencio abrasador, demasiada calma no era normal. Sin embargo, todo parecía estar en orden, aunque extraño al no ser golpeado por un pequeño cuerpo impactando contra el suyo, mientras gritos alegres lo ensordecían.

—Jinnie-yah —Levantó un poco la voz para llamar al menor. —Traje algo para ti, anda ven. —Mencionó, refiriéndose a la mitad de hamburguesa que no se había comido para llevársela a su pequeño hermano, sabiendo cuánto amaba ese tipo de comidas y que pocas veces se podían permitir.

Sin embargo, no recibió respuesta a su llamado. Ello llamó su atención, preocupado porque su madre tampoco había respondido. Quería pensar que ambos habían salido al parque, para calmar la ansiedad en su cuerpo; aunque no tendría razón de ser el que hubiera encontrado la puerta abierta.

Finalmente, con desespero comenzó a buscar a su madre y a su hermano, dándose cuenta por fin de que no era normal el perturbante silencio del lugar.

Llegó hasta la habitación de sus padres, encontrando el lugar vacío y oscuro, a excepción de la puerta abierta del baño. Se dirigió hasta ahí, pero de nuevo, vacío.

Su preocupación aumentó, porque si su madre no se encontraba, SeokJin debió haber estado solo.

Entonces corrió directo a la habitación de SeokJin, el tema de su madre quedando en segundo plano. Y cuando finalmente llegó, sus ojos se llenaron de lágrimas al observar la horrible imagen frente a él. Lentamente caminó, hasta quedar de rodillas a un lado del pequeño cuerpo herido.

—Dios, no, no, bebé. —Ligeramente sacudió el pequeño y golpeado hermano.

Por un momento, no pudo evitar pensar lo peor cuando lo vio ahí, inerte en el suelo. Ni siquiera se atrevía a tocarlo mucho, por miedo a que de verdad lo hubiera perdido; aunque eventualmente, y en contra de todos los malos pensamientos, todavía acercó su oído al corazón de su hermano, donde pudo escuchar débiles latidos que lo tranquilizaron. Suspiró agradecido, aunque todavía llorando por el mal estado de su menor.

Con cuidado abrazó a su pequeño hermano contra su pecho, sollozando fuerte y culpándose por lo sucedido. —Oh Jinnie-yah, perdoname por dejarte solo cuando él volvió. Perdoname. —Repitió la última palabra una y otra vez, hasta que sintió una quebrada y apenas audible voz llamarlo.

—¿Ba-Baek? —Su voz era baja y parecía que le costaba respirar. Aunque Baekhyun no dudaba que así fuera, el menor aún tenía restos de sangre seca alrededor de su nariz, que tambien parecía estar un poco hinchada.

Se separó de él y lo miró con ojos llorosos. —Oh cariño, estas bien. —Con todo el cuidado del mundo, lo cargó hasta recostarlo en la angosta cama.

Y al verlo así, tan débil, Baekhyun solo pudo hacer sus manos puños, un asfixiante sentimiento de impotencia albergando su ser. Lo odiaba, al ser repugnante que tenían como padre, porque no lograba entender cómo alguien podía ser tan cruel con un inocente niño de seis años.

—Te juro que creceré, haré todo por sacarte de aquí. Nos iremos juntos y no importa cuan duro trabaje, te daré la mejor vida que podrás imaginar. —Expresó con rabia, acariciando los castaños y maltratados cabellos de su hermano menor.

Era cuestión de un par de años para que pudieran largarse de aquel infierno. Para que Baekhyun pudiera ser capaz de encontrar un trabajo y poder tener bajo su tutela a SeokJin.

El resto de la tarde la había pasado entre lágrimas, limpiando las heridas de su hermano, la sangre seca en su nariz y boca, curando los feos moretones en el pequeño cuerpo del menor.

Con el poco dinero que poseía, compró el medicamento que creyó sería útil, porque definitivamente no se podía permitir llevar a su hermano menor a un hospital, además de que harían muchas preguntas, no tenía lo suficiente para pagar el lugar.

Tan preocupado estuvo por SeokJin, que en ningún momento pensó en su madre y su ausencia. Hasta que él se había presentado...











[...]

Su padre había estado ausente durante varios días; días en los que Baekhyun se habría hecho cargo de SeokJin. Su madre jamás le respondió el teléfono, y su menor, ni siquiera era capaz de hablar, no después de haber entrado en una especie de shock luego de haberlo encontrado golpeado casi hasta la muerte.

No comía, no hablaba; tampoco quería ir a la escuela, incluso cuando Baekhyun sabía cuánto Jin amaba ir -quizás porque era el único lugar donde escapaba de su infierno-. Era como si su cerebro se hubiera bloqueado, a tal grado, que sólo parecía un muñeco roto de porcelana. Tal pareciera que el trauma había hecho el trabajo para que SeokJin dejara de sufrir.

—Vamos Jinnie-yah, tienes que comer algo, hazlo por mí ¿si? Estoy bastante preocupado por ti.

Pero una vez más, obtuvo la misma respuesta silenciosa del menor. Baekhyun suspiró derrotado, porque ya no sabía que más hacer para traer de vuelta a su hermano. Era solo un cascarón vacío que le miraba con ojos cansados y sin brillo...





[...]

Finalmente, casi una semana después, obtuvo la respuesta que había esta buscando. Su padre había llegado a la casa, de nuevo demasiado ebrio como para mantenerse en pie, había querido golpear a su hermano menor pero Baekhyun no lo había permitido, siendo él quien hubo recibido el "castigo".

En un acto de valentía preguntó por su madre, de nuevo había sido golpeado, mientras su padre le gritaba que ella se había ido para siempre por culpa de SeokJin. Que los había abandonado y jamás volvería.

Y Baekhyun la odió, la odió por haberlos abandonado con el monstruo de su padre, porque si había tenido la oportunidad de por fin largarse de ese horrible lugar, a él no le hubiera importado, si tan solo se hubiera llevado a su pequeño SeokJin. Pues entonces fue inevitable para Baekhyun pensar, que probablemente no sería lo suficientemente fuerte para defender a SeokJin, no solo.

Para él, lo más importante en su vida era su hermano, lo había sido desde el momento en que había llegado a su vida, incluso si eventualmente su padre se convirtió en lo que era ahora.

Pero aun en contra de todo mal pronóstico, Baekhyun todavía tuvo el valor de jurar que protegería a SeokJin, lo haría incluso si ello significaba perderse así mismo.

Lamentablemente las cosas nunca terminaban conforme a lo planeado, y Baekhyun debió saberlo...

Undisciplined [MinJin] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora