Capítulo 25

633 89 8
                                    

Por favor, no sueltes mi mano y quédate siempre a mi lado”




El tiempo parecía volar ahora que Jimin no estaba solo. Su vida había dado un completo giro desde la llegada de Kim SeokJin, para bien, para mal... No podría decirlo.

Sin embargo, si estaba seguro de que había representado un gran reto para él. Sobre todo cuando el peso del pasado de Jin, fue demasiado como para que éste cargara solo con él.

Entonces había sido momento de Jimin para actuar; primero, siendo el desquite del insolente y hostil pelicastaño, después, el soporte que le había escuchado llorar durante tantas noches entre sus brazos...

Aquella etapa difícil parecía estar terminando. Meses y meses por fin habían logrado que SeokJin estableciera un pequeño vínculo con él, lo suficientemente fuerte para que tuviera la confianza de hacer lo que Jimin le pidiera. Aunque la doctora que llevaba el caso del menor, dejó en claro que ello no era lo mejor, todavía ayudó para que el pelicastaño por fin pudiera tomar las sesiones de ayuda.

El apego emocional que SeokJin tenía hacia él, también parecía terminar, y aunque Jimin sabía que este no era sano, todavía le costaba hacerse a la idea de que el menor pronto ya no dependería de las noches de consuelo entre sus brazos, aquellas que en un principio eran tan normales y comunes, cuando los miedos de SeokJin se habían desbordado como una represa demasiado llena que no soportó el peso.

Poco a poco, la ayuda profesional que SeokJin recibía, marcaba una diferencia; por muy mínima o grande que fueran, era un cambio notable en la actitud de Jin, quien pronto volvía a ser el chico que alguna vez Jimin conoció. Incluso si eso último también era una consecuencia de sus traumas, primero tendrían que resolver la ruptura emocional del menor, antes de tocar los problemas de ira.

“Aún hay un chico como cualquiera, oculto tras esa mirada llena de dolor y odio; tras ese actuar hostil e imprudente.”


Aquel día, Jimin y Jin salían de una nueva consulta; cómo cada vez que estás terminaban, un silencioso y temeroso SeokJin caminaba a su lado, cabizbajo y con sus pequeños ojos rojizos y llorosos. A Jimin le hubiese gustado saber que era lo que provocaba aquella reacción en Jin, sin embargo, todavía se dijo que requería un gran lazo de confianza con él, para que éste decidiera por si mismo hablar de todo lo que le atormentaba.

—¿Estas bien? —Preguntó; incluso si le pareció estúpido, aún quería escuchar la voz del menor para saber que no había sido tan terrible.

Lo observó encogerse de hombros, sin mirarlo. —Supongo.

Como cada vez, Jimin había esperado las palabras insolentes del menor, pero parecía que desde hacía mucho tiempo ese chico había desaparecido. De cualquier forma, Jimin aún lo esperaba, lo prefería mil veces antes que al niño perdido y destrozado.

Mientras subían al auto en dirección a su hogar, Jimin se dijo que sería mejor si desviaba un poco del camino original y llevaba a SeokJin a algún lugar para distraer la mente cohibida y triste de este.

No pidió la opinión del castaño, simplemente condujo el camino ya conocido.

Poco a poco, la ciudad comenzó a quedarse atrás, siendo recibidos por un solitario camino que lles llevaría a su destino.

Jimin desvío un momento su mirada hacia SeokJin, observando al menor con la cabeza recargada en el vidrio, sin realmente prestar atención a donde le llevaba. Suspiró.

—¿Sabes que eres realmente valiente por el gran esfuerzo que haces? —Intentó romper el silencio, de alguna forma, necesitaba oír la cantarina voz del chico.

Undisciplined [MinJin] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora