Capitulo 24

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—Ya llegue Hannah.—Avise al cerrar la puerta. Me tumbe en el sofá de terciopelo, soltando un largo suspiro al recordar exactamente de todo lo que había sucedido. Después de 5 minutos se me hizo extraño que no hubiera ni una señal de Hannah.
—¡Hannah!.—Volví a llamarla. No obtuve una respuesta, la casa se encontraba completamente silencioso, de seguro es unos de sus juegos.
—¡Hannah sabes que no me gustan estos juegos, vamos sal!.—Me levante del sofá y fui en busca de Hannah, me dirigi al primer lugar donde podria estar, su cuarto, gire despacio la perilla dando pasos cuidadosos en su cuarto, al mirar que no se encontraba proseguí por el baño, cheque en cada lugar y rincon que podría estar escondida pero sin duda no había ninguna señal de ella.
—¡Vale, vale tu ganas Hannah!.—Me di por vencido.—¡Anda ya sal!.—Esto ya me esta preocupando. Un sonido proveniente de mi bolsillo trasero de mi pantalón capto mi atención.—De seguro a de ser ella.—Saque con rapidez mi celular del bolsillo, dicho y hecho era ella.

—¿Hannah donde estas? me tenias preocupado.—Exclamé

—No soy Hannah.—Respondió una voz ronca del otro lado de la bocina.
Sabia perfectamente de quien era esa voz ronca, tan solo al escucharlo se hacía presente una ira violenta que hervía mi pecho.

—¿Dónde está?....¿Que le hicistes desgraciado?—Le exigí con un tonó de voz elevada.

—Primero que nada cuida ese vocabulario.. y segundo... no seas un mal educado que soy tu padre.

—Usted no es mi padre.

—Aunque no lo quieras soy tu padre.
—Lo recalco.—Bueno prosigamos por el motivo de esta llamada... Hannah se quedara conmigo, va estar mejor a mi cuidado.

—¡¿Que va estar mejor a tu cuidado?! ¡Por favor!—Me burle por lo más bajo.
—Ahora resulta que te quieres hacer a cargo, cuando hace tiempo la corristes de la casa, la tratastes de lo peor, no le creíste en ninguna de sus palabras.....¡ y ahora no me vengas con el cuento de que va estar mejor a tu cuidado!

—Aunque te cueste querido hijo, yo estoy ante el cuidado de los dos y puedo hacer lo que se me pegue en gana. ¡Yo puedo hacer lo que quiera con sus vidas!.—Remarco cada unas de sus palabras y colgó.

—¡Ya nos veremos las caras!.—Entre dientes apretados y con tanta furia. Destruí todo lo que se encontraba a mi paso sin importar el ruido que provocaba, y terminar con la tranquilidad que reinaba en el departamento.Y tan solo pensar que mi hermana esta en manos de ese monstruo me hierve más las sangre, no puedo permitir que le haga daño yo le prometí que la protegería y voy a cumplir mi promesa cueste lo que cueste. Incluso estoy dispuesto a ir por ella ahorita mismo. Salí del edificio echo una furia, arranque la moto a toda velocidad y me dirigí a aquel lugar que solía ser mi casa antes.

[...]

Estaba frente a esa mansión blanca, con esas espectaculares molduras que la hacen ver increíble, su jardí enorme de un verde intenso, acompañadas con muchos rosales, pero no eran de cualquier rosal, mi madre con mucho amor cultivo cada uno de los rosales, para ella era muy significativo su jardin, era su alegria y su vida. Luego de su muerte todos los rosales estaban tristes incluso se secaron, era tan increíble como las rosas sentían la partida de mi madre. Al igual que es increíble que después de tantos años todos los rosales volvieron a brotar, se veían alegres, su color de un rojo intenso dando el aspecto como si mi madre las cuidara y ese aroma a rosas que desprendía me recuerda a ella.

La mansión se veía completamente igual solo que tenía más vigilancia, ¿Acaso sería por mí? Reí al recordar ese día que ni siendo tres de sus escoltas pudieron detenerme. A lo mejor decidieron tomar precauciones, no me sorprendería. Pero para mi no hay ningun problema porque este lugar lo conozco como la palma de mi mano, y se que en la parte trasera hay menos escoltas vigilando.

Entre con sigilo a la casa solo faltaba de fondo aquella musica de misión imposible. Camine hasta llegar al que era su viejo cuarto. Y para no hacerla fácil, se encontraba un guarula parado enfrente de la puerta, vigilando si hay movimiento.

Maldicion como le haré no quiero llamar la atención, para mi suerte el guarula abandono su posición, indicando que es ahí donde debo que llevar acabo mi misión. Gire la perilla y abrí lentamente la puerta, ahí se encontraba Hannah llorando como una magdalena sobre la cama.

—Hannah.—Le susurré, de inmediato me miro y se lanzó a mis brazos llorando.—Tranquila ya estoy aquí.—Le di un beso en la frente y acaricie su cabello.

—¡Por favor hermano sacame de aqui!.—Su voz temblaba.

—Te hizo algo ese desgraciado.—La mire a los ojos pero ella evadía mi mirada.—¡Responde Hannah!.—La obligue.

—¡Me vendió a William!.

—¿Qué?.—Mis ojos se abrieron de par en par, como es posible que vendiera a su propia hija, que clase de monstruo hacía eso.—Ese desgraciado se las va ver conmigo.—Estaba dipuesto a ir a su recamara y golperlo, Hannah me detuvo.

—Por favor hermano no hagas esto más grande, sacame de aquí.—Me lo suplicaba, sin más que esperar la saque de la casa que fue mucho más fácil salir que entrar.

No dejó de pensar que esto ya rebasó el limite de mi tolerancia. No puedo comprender ¿Por que es así con nosotros?.. ¿Porque esta dispuesto a lastimar a los de su misma sangre?..
Ahora más que nada tenemos que tener mucho cuidado con cada unos de sus movimientos.

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¡Nunca Me Enamoraria De El!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora